Los combustibles deberían volver a subir el 1 de octubre, de acuerdo con el mecanismo trimestral de revisión de precios -siempre hacia arriba- que acordó el ministerio de Energía y Minería, que conduce Juan José Aranguren, con las petroleras.

La magnitud del ajuste, que impactará en el bolsillo de los automovilistas y de buena parte del sector productivo, dependerá d cómo cierre el tipo de cambio al último día hábil de septiembre.

SI se toma en cuenta la cotización de ayer de la divisa a $17,45, la devaluación del peso acumula desde el 30 de junio un 3,4 por ciento desde el 30 de junio, cuando se calculó el último ajuste de los combustibles, que en aquel momento fue del 7,2 para naftas y 6 por ciento para gasoil.

De acuerdo con versiones del sector, Aranguren tiene acordado con las petroleras que la suba se aplique después de las elecciones del 22 de octubre. El ministro quiere evitar ser blanco de las críticas de sus colegas de gabinete, como ocurrió en julio cuando autorizó importantes subas a semanas de las PASO.

Algunos cálculos más arriesgados sostienen que el 3 por ciento es el piso porque también impactan la cotización internacional y el precio de los biocombustibles (la nafta se corta al 7 por ciento y el gasoil al 10).

Si la suba de octubre alcanza al 3 por ciento, el acumulado del año va a superar el 17 por ciento, muy por encima de la devaluación verificada hasta ahora: el último día del 2016 el dólar cotizaba poco más de 16 pesos y hoy está en 17,45, lo que implica una depreciación menor al 10 por ciento.

El sector de hidrocarburos es el único que mantiene su rentabilidad dolarizada por la supuesta necesidad de recursos para inversiones pero a pesar de los aumentos la producción de petróleo sigue cayendo.