Chacabuco: repara bicicletas y las entrega a quienes más las necesitan
En los últimos días un nene que asiste a la Escuela Nº2, que camina todos los días para ir a clases, recibió una y también una señora que la utiliza para llevar a su hija al colegio.
Darío Casas es un vecino de Chacabuco que, además de cumplir con su trabajo formal, incluye distintas actividades solidarias en su rutina. Hace muchos años decidió comprometerse para ayudar a los sectores sociales más vulnerables y su primera acción fue viajar en camión a Chaco en épocas de inundación para llevar donaciones, actualmente, forma parte de una agrupación de proteccionistas de perros callejeros y, además, repara bicicletas para entregar a los vecinos que más las necesitan.
En este marco, esta semana le llevó una bici a Juan Gabriel, un pequeño alumno de la Escuela Nº 2 con asistencia perfecta y que camina largas cuadras cada día para llegar a clases.
“Estoy en la Agrupación de Ciclistas de Chacabuco desde hace más de dos años, nos hicimos cargo de la pista de ciclismo, hacemos carreras de competencia, somos una entidad de bien público y también empezamos a donar bicicletas reparadas”, cuenta Darío Casas a Democracia y agrega “el año pasado tuvimos la idea de hacer un tallercito de reciclado de bicicletas que nos donan muchas familias de la ciudad porque ya no las utilizan, la gente se va enterando por las redes sociales, se pasan el número de teléfono y nos avisan”.
Cuando recibe el llamado, Darío se sube a su camioneta y va a buscar la bicicleta para luego repararla en su casa y entregarla en óptimas condiciones a quien la necesite. A veces se trata de un nene que no tiene cómo llegar a la escuela, otras veces de alguna persona víctima de un robo o de madres y padres que precisan el medio de transporte para trasladar de un lado a otro a sus chicos.
“Mayormente nos manejamos con escuelas e instituciones, los directivos nos avisan cuando hace falta alguna bicicleta y yo me ocupo de resolverlo”, cuenta Darío a este diario y agrega “es bueno que sea con instituciones porque también es una manera de transparentar este trabajo que se está haciendo y, además, para que se sumen cada vez más escuelas, porque son los maestros y los directivos los que saben la verdadera situación de los chicos y quiénes realmente lo necesitan, si no cualquiera te llama y te dice ‘necesito una bicicleta’”.
En cada ocasión, Darío se ocupa de que los medios locales cubran el hecho no solo para dejar constancia de la entrega sino también para que muchos vecinos se enteren y se entusiasmen para donar las bicicletas que están en casa, sin uso y en un galpón juntando tierra.
Darío Casas asegura que de 30 bicicletas donadas solo se pueden reparar unas cuatro y que necesitan más rodados para satisfacer la demanda. En un año se entregaron veinte y las últimas fueron destinadas a chicos que estudian en la escuela primaria, a una señora a la que se la habían robado y a otra que la precisaba para llevar a su nena al colegio.
“Hace unos días les reparé las bicicletas adaptadas que tienen los chicos con discapacidad del Centro de Día, me llamó la directora y las fui a buscar, a esas bicis les faltaba cariño, las arreglé y anduvimos un rato en bicicleta con los chicos con discapacidad”, cuenta Darío y agrega “el fin justifica desprenderse de cosas que tenemos en casa y ya no usamos, la gente sabe a dónde van sus bicis, me ven por la calle y me dicen ‘Darío, tengo una bicicleta’ y yo voy y la busco, le saco la cámara a una, le pongo la cubierta de otra, el pedal de otra y muchas veces hay materiales que tengo que comprar o que me regalan en las bicicleterías”.
Hace un tiempo, Darío propuso comenzar a dictar un taller en escuelas de zonas de quinteros y ladrilleros para que los chicos aprendan a arreglar sus bicicletas. En épocas donde los objetos parecen descartables y cada vez menos cosas se reparan, la idea resultaba novedosa y funcional, pero no pudo llevarse a cabo.
“A las docentes les regustó la idea, yo compré materiales, iba a llevar infladores para donar a la escuela, mi compresor para agilizar, quería enseñarles a ajustar la cadena y demás porque estos chicos cuando se les pincha la rueda dejan la bici tirada porque viven lejos de las bicicleterías y no las llevan a arreglar”, cuenta Darío y agrega “pero no se pudo por cuestiones de trámites y burocracia, así que cada tanto llevo bicis para entregar en las escuelas rurales.”
Los vecinos interesados en donar pueden hacerlo conectándose con Darío Casas a través de Facebook, o bien, llamando al teléfono 02352 15405978. En su jornada de trabajo, Darío siempre tiene un rato para reparar bicicletas. “Ahora tengo tiempo, mis hijos viven en Buenos Aires y en La Plata, mi familia siempre fue solidaria, de hecho, mi hermano vive en Capital Federal y cuando sale de trabajar se va a cocinar a un comedor de Fuerte Apache, en cada cuestión social yo estoy, la sonrisa de los chicos cuando les entrego la bici me llena el corazón, es una emoción que no se encuentra en otras partes”.