Los chicos rescatados de la cueva de Tailandia jugaron ante la reserva de River
De visita en Buenos Aires en el marco de los Juegos de la Juventud, los 11 integrantes del equipo de fútbol y su DT visitaron el estadio de Núñez y recibieron la casaca millonaria con sus nombres
Los niños rescatados en julio de una cueva en Tailandia se convirtieron en protagonistas del inicio de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, a donde viajaron para compartir la experiencia deportiva con jóvenes atletas. Sus sonrisas de entusiasmo y las constantes expresiones de agradecimiento sincero conquistaron de inmediato a los argentinos y a todos los participantes de los Juegos juveniles.
Los pequeños héroes, de entre 11 y 16 años, disfrutan ahora de una aventura muy distinta en su primera salida al exterior desde aquellos trágicos días encerrados en las profundidades de una cueva en el norte de Tailandia, invitados por el Comité Olímpico Internacional (COI). Luego, seguirán la gira por Estados Unidos.
Su equipo, Jabalíes Salvajes, jugó ayer un emotivo partido amistoso con un equipo de la escuela de fútbol de River en el mítico estadio Monumental, que terminó en un empate 3-3, y fue agasajado luego por el COI con un almuerzo en las afueras de la ciudad.
Viajaron once de los doce niños a la Argentina, acompañados por un médico y un psicólogo que los guían en el tratamiento para superar el trauma. Ellos no les permiten entablar diálogo con la prensa, pero los niños de 11 a 16 años lo dicen todo con sus miradas, llenas de paz.
La primera fase del tratamiento durará unos cuatro meses, precisó a la agencia dpa uno de sus acompañantes. Y aunque aún no se completó ese plazo desde que fueron rescatados de la cueva en un complejo operativo internacional, los expertos evaluaron que sería muy positivo para ellos viajar a Argentina y vivir unos días la experiencia olímpica.
Con la misma determinación habían rechazado en cambio la invitación del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el presidente ruso, Vladimir Putin, para asistir a la final del Mundial de fútbol de Rusia 2018. Hacía pocos días que habían sido rescatados y los niños prefirieron recluirse en un monasterio budista unos días.
Con el paso de las semanas y los primeros meses, su situación cambió y así llegó el largo viaje de 17.000 kilómetros entre Tailandia y Argentina.
Las primeras dos noches durmieron en el lujoso hotel porteño donde se hospeda el COI, pero este domingo ya pernoctarán en la Villa Olímpica junto a los atletas. “Quieren vivir el sentimiento olímpico, la convivencia con los deportistas. Están muy emocionados”, explicó uno de sus guías.
El sábado fueron protagonistas especiales de la multitudinaria ceremonia de inauguración de los Juegos juveniles Buenos Aires 2018 que se celebró el Obelisco.
“La determinación y el valor que definen a un gran atleta también ayudan en todos los aspectos de la vida”, destacó el presidente del COI, el alemán Thomas Bach, al presentarlos en la tribuna especial durante el acto. Los jóvenes juntaron sus palmas sobre el pecho y se inclinaron en señal de agradecimiento mientras las pantallas los mostraba a los cientos de miles de personas que asistieron a la inauguración.
El domingo fue turno del fútbol. Los Jabalíes Salvajes jugaron en una cancha reducida armada en el centro del Monumental de River. Jugaron cinco contra cinco, en formaciones que fueron rotando, contra un equipo de la escuelita de fútbol del club de Núñez.
“Los chicos ingresaron al vestuario y encontraron que las camisetas alternativas de River violetas con sus nombres grabados estaban colgadas y se emocionaron mucho. Nos separa una barrera idiomática, pero se expresaron simbólicamente con agradecimiento y ninguno de los que estuvimos ahí vamos a poder olvidar ese momento”, expresó el director de relaciones internacionales de River, Adrián Varela.
Los jóvenes y su entrenador se vieron sorprendidos el 23 de junio por una repentina inundación cuando se encontraban en la cueva Tham Luang, en la provincia de Chiang Rai, en el norte del país, y se quedaron atrapados a unos cuatro kilómetros de la entrada.
Con ayuda de un equipo internacional de rescate se consiguió sacarlos a todos el 10 de julio, en una operación que muchos consideraban imposible y que mantuvo en vilo al mundo durante días.