Pagamos $1.100.000 cada minuto por la bicicleta financiera
Se trabaja por nada y se mata por nada. Mientras el Gobierno dilapida -con el dinero de todos- $1.100.000 por minuto en la bicicleta financiera con la que ganan sus socios y amigos
La esperanza y el temor, decía un escritor muy famoso, son dos caras del incierto futuro.
Hace años que los argentinos convivimos con esa moneda -acaso la única segura- sobre la palma de nuestras manos: de un lado, las angustias que genera esta historia recurrente de devaluación, inflación y recesión, el miedo a perder el trabajo, a no llegar a fin de mes, a que los meses se reduzcan a poco más de diez días, los que soporta un salario de pobreza que apenas si paga los servicios, el alquiler, una canasta muy básica de alimentos.
El poder adquisitivo se derrumba y cada vez más argentinos se sientan a una mesa vacía de carne, leche y verduras. Los chicos de las barriadas vulnerables del país, con suerte, reciben una menuda dieta en casa y van a saciarse a las escuelas.
Congelado el consumo hasta en los supermercados, las ventas caen, las PyMes agonizan, los despidos a granel se suceden y el círculo vicioso gira incesante. Inseguridad en casa, y al salir a la calle, donde se puede morir en cualquier barrio, de cualquier ciudad y a cualquier hora a mano de los delincuentes.
En tiempos en que la miseria crece, las fuerzas de seguridad tienen salarios por debajo de la línea de la pobreza, las leyes no acompañan y los narcos -tal como denunció Elisa Carrió- burlan a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la desprotección reina; el delito triunfa. La vida, como la Argentina, está devaluada.
Se trabaja por nada y se mata por nada. Mientras el Gobierno dilapida -con el dinero de todos- $1.100.000 por minuto en la bicicleta financiera con la que ganan sus socios y amigos.
Pero confiamos, pese a todo confiamos, en aquel otro rostro del futuro: la esperanza como remo para nadar en el fango, salir a flote, acercarnos a la orilla. Ahora que empezamos a tocar fondo y, creemos, ya no se puede estar peor.
La deuda que empobrece
La meta de déficit fiscal cero que el Gobierno comprometió ante el FMI implicará más despidos, salarios más bajos, menor poder adquisitivo, más pobreza.
No habrá dinero para industrias, escuelas, caminos, ni hospitales, pero sí $596.065 millones para la bicicleta financiera, tal como se desprende del proyecto de Presupuesto 2019. $1.100.000 por minuto para el pago de intereses de deuda, unos $1.600 millones por día, lo que en todo el año equivaldrá a 69 millones de jubilaciones mínimas, casi 56 millones salarios mínimos y la construcción de casi 20 mil jardines de infantes que ya no se harán.
Sin carne sobre la mesa
La galopante inflación impacta fuerte en la baja del consumo, aún en aquellos alimentos que supieron ser infaltables en la mesa de los argentinos.