Cada vez cuesta más no ser pobre: en un año, la canasta básica se encareció un 46%
De la pobreza 0 de la campaña, a la multiplicación del flagelo durante la gestión
De la pobreza 0 de la campaña, a la multiplicación del flagelo durante la gestión. La devaluación y la inflación causan estragos en las capas medias, pero sobre todo en las familias indigentes y pobres que destinan la mayor parte de sus ingresos a los alimentos.
De ahí que el mes pasado, ellas hayan sido las más golpeadas: los precios de la canasta de alimentos básicos aumentaron 8,5% – dos puntos más que la inflación promedio- y los de la canasta de pobreza – que incluye bienes y servicios no alimentarios- el 8,1%.
De acuerdo al Indec, en nueve meses la inflación de los sectores más pobres ya está en el 36,3% y la de los pobres en el 35,3%, frente a una inflación promedio del 32,4%. Y en 12 meses, la inflación de los indigentes acumula un 43,1% y la de los pobres el 46%, contra un 40,5% de inflación promedio.
Así, si para fin de año la proyección de la inflación promedio ronda entre el 45% y 50%, entre los más vulnerables cerraría por encima de 53%, lo que da por descontado una oleada de nuevos pobres.
Ya la Universidad Católica Argentina advirtió que el combo explosivo de una inflación que le gana a los salarios y las jubilaciones más el aumento de la desocupación dará como resultado un preocupante crecimiento de la pobreza, que el semestre pasado afectaba a más de 12 millones de compatriotas.
Para el Indec, una familia tipo (un matrimonio con dos hijos menores) necesitó en septiembre $9.059,51 para no ser indigente, $2.726,89 más que un año atrás. Y $22.558,17 para no ser pobre ($ 7.107 más que en septiembre de 2017).
Pero hoy, más de la mitad de los argentinos -entre ellos médicos, docentes, policías, jubilados que apenas perciben haberes por poco más de $8.600- no llegamos a cubrir esos costos básicos. Es decir, aún teniendo trabajo, registrado o informal, se puede estar en la pobreza o rozar la indigencia.
¿Entonces, qué queda para los desocupados? La inflación, reconoce el Gobierno, continuará alta en octubre, mientras las tasas de interés se disparan por encima del 75%, encareciendo el financiamiento, enfriando el consumo y agravando la recesión.
El cóctel de alta inflación, caída de la actividad y aumento de la desocupación redunda en esta coyuntura: mayor pobreza e indigencia, que sepultan cada vez más aquella lejana promesa de la Pobreza 0 que lanzó el Presidente en su campaña.
El invierno de los supermercados
En agosto, las ventas de los supermercados cayeron un 4,2% respecto de agosto del año pasado, según lo reveló ayer la encuesta del sector que realiza mes a mes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Tal como viene informando este diario, las caídas más importantes, según el INDEC, se dieron en lácteos, verduras y frutas. También los shoppings registraron una caída de las ventas del 2,6% interanual.