Facebook cierra el peor año de su historia: los que tienen más talento dimiten y Zuckerberg pierde 15 mil millones
Hay un dicho popular en la lengua española que dice que las ratas son las primeras en abandonar el barco. Para quien no lo sepa, se traduce en que los más ladinos son los primeros en huir cuando una situación se pone fea. En el mundo de la tecnología, este aforismo no es verdad. Más bien ocurre lo contrario. Cuando una empresa se va a pique, los primeros en irse son los más listos, los que tiene más talento o los que se mueven por principios éticos elevados. Y el mejor ejemplo de ello es Facebook.
Durante el peor año de su historia, la red social ha perdido a cuatro de sus empleados más ilustres. En marzo, Brian Acton, uno de los fundadores de WhatsApp, compañía adquirida por Facebook, anunciaba que se iba. Al mes siguiente, Jan Koum, el otro cocreador de la aplicación de mensajería, tomaba la misma decisión. Según The Wall Street Journal, los dos se fueron porque Mark Zuckerberg les estaba presionando para que permitieran introducir publicidad en WhatsApp de alguna manera, para monetizar un invento que tiene 1.500 millones de usuarios, pero que es completamente gratis.
En septiembre de este año, se produjo otro duro golpe para Facebook cuando Kevin Systrom y Mike Krieger, los inventores de Instagram. Aunque su despedida fue más amable que las de los inventores de WhatsApp (Brian Acton pidió que los usuarios se borrasen de Facebook), en este artículo de Bloomberg se asegura que Krieger y Systrom se fueron tras meses de disputas con Zuckerberg. ¿El motivo? La dirección que estaba tomando Instagram, sobre todo después de la aparición de Stories, su herramienta que es una copia descarada de Snapchat, una tercera app que el creador de Facebook siempre ha querido comprar pero que no ha podido.
La situación dentro de Facebook debe ser terriblemente tensa, casi insoportable. Y para muestra un botón: los inventores de WhatsApp se fueron semanas antes de entrar en una nueva fase de su contrato que les habría reportado 1.300 millones de dólares en acciones. Sí, renunciaron a una auténtica barbaridad de dinero.
Pero, ¿qué es lo que pasa en Facebook para que el clima esté tan enrarecido? La red social ha tenido el peor año de su historia. Si en 2017 se supo que la herramienta fue clave en la manipulación que Rusia hizo de las Elecciones Presidenciales que terminaron coronando a Trump contra todo pronóstico, este año se han sabido detalles escalofriantes.
Por ejemplo, se ha sabido que Zuckerberg y los suyos supieron antes que nadie de las maniobras rusas, y que no tomaron ningún tipo de iniciativa para cortarlas. También se conoció que Facebook había inflado datos de las audiencias de sus vídeos, una práctica que en la práctica resulta una estafa para todas aquellas empresas que invirtieron en publicidad en esta plataforma.
Y por si esto fuera poco, Zuckerberg ha declarado la guerra a Apple, celoso de que la compañía de Tim Cook se vanaglorie de proteger la privacidad de sus usuarios. Tanto odia a la manzana mordida que ha pedido a sus ejecutivos que usen teléfonos Android. ¿La última gota que colma el vaso? La noticia de que Facebook ha compartido, ni más ni menos, los menajes privados de sus usuarios con terceras empresas como Netflix. Así que si has estado hablando con un amigo a través de Facebook Messenger sobre una serie, es muy probable que vuestra conversación haya terminado siendo leída por alguien de la plataforma de streaming.
Y así podríamos seguir hasta el infinito. Pero quizás lo más preocupante de todo es la actitud de la propia Facebook. En vez de entonar el mea culpa o intentar la sangría de usuarios que están huyendo de la red social (tres millones menos solo en la Unión Europea), Zuckerberg aseguró a sus propios empleados que la compañía está en guerra con multitud de enemigos que quieren destruirla. Es decir, cero autocrítica.
Y eso que el propio Zuckerberg está notando en sus cuentas personales toda la debacle de su empresa. Según Bloomberg, este año el CEO de la compañía ha perdido 17.400 millones de dólares debido a la depreciación del valor de sus acciones. Una barbaridad. Pero según él, la culpa es de los demás. Parece que al contrario que los creadores de WhatsApp o Instagram, él será el último en abandonar el barco.