Sociedad

Habló el sobreviviente de la tragedia de los montañistas en los Andes Peruanos: «La avalancha la provocamos nosotros»

Pablo Belmonte es el único sobreviviente de la avalancha que terminó con la vida de sus tres amigos y el guía peruano que los acompañaba

Fue todo muy rápido. Uno del grupo tropezó y arrastró al resto, que estaban atados con una soga cuando arrancaban a descender de hacer cumbre en el pico del cerro Mateo, en los Andes Peruanos . La caída generó una avalancha que dejó bajo nieve a los cuatro montañistas y a su guía. Al despertar, Pablo se encontró con sus tres amigos inconscientes y el guía lastimado. Rápidamente alertó a las autoridades que llegaron horas mas tarde. Es el único sobreviviente.

La última imagen que tengo de ellos, incluso empezando a caer, es de una sonrisa. Con la tensión del momento, pero estaban haciendo lo que les gustaba. No me cabe duda de que murieron siendo felicesPablo Belmonte

En diálogo con El Larguero, Belmonte se lamentó de la falta de equipamiento para el rescate y relató cómo sucedió la tragedia en la que perdió a sus tres amigos de la infancia, los ingenieros Sergi Porteros Villar, Adrià Sanjuan Perelló y el economista Gerard Borrull Regal, los tres de 26 años. «No le tengo rencor a la montaña», dijo y afirmó: «La avalancha la provocamos nosotros».

Cómo sucedió el accidente

Los cuatro aventureros habían realizado experiencias anteriores de montañismo. Compartían el amor por la montaña y los viajes. Escalar hacia el pico de 5.50 metros del Cerro Mateo era uno de los desafíos que el grupo se había propuesto.

«Yo iba el segundo. No sé bien quién resbaló primero, a mí me embistió uno y yo a otro. Ahí generamos la avalancha que nos arrastró», comenzó relatando Pablo. El español, que se llama a si mismo un «montañista hippie» y no un «deportista de élite», asegura que el grupo conocía los riesgos y que, de no haber caído quien cayó, «hubiese sido otro».

Tras el tropiezo, el grupo inició una caída que, según él, se parecía a «estar dentro de un lavarropas» por la velocidad y la intensidad. «Fue una caída larga, de bastantes segundos, más de medio minuto», contó. «Estuve consciente todo el rato. Mi reacción fue levantar la mano para chocar los cinco. Pensaba que ellos estaban como yo. No sé por qué pasan estas cosas pero mi casco estaba intacto. Fue suerte», detalló.

Además de sus amigos, se encontraba el guía peruano Rubén Darío Alva quien logró levantarse después de la caída y recibir el auxilio con signos vitales, pero falleció al ser trasladado al hospital de Huaráz. Además de Belmonte, Alva fue el único que recuperó la consciencia luego del accidente. Los tres españoles estaban inconscientes.

«La última imagen que tengo de ellos, incluso empezando a caer, era una sonrisa. Con la tensión del momento, pero estaban haciendo lo que les gustaba. No me cabe duda de que murieron siendo felices», lamentó Belmonte y relató que estuvo tres horas intentando reanimarlos.

Cuando dio cuenta de la gravedad de la situación caminó pidiendo ayuda, encontró un guía que estaba en la ruta y activó la alarma. Necesitaban un helicóptero para agilizar la búsqueda pero la ciudad no contaba con las prestaciones. Belmonte se lamentó y, si bien aseguró no tener rencor con nadie, afirmó que de haber contado con la ayuda necesaria y «con un helicóptero, más de la mitad del equipo se podría haber salvado».

«Yo solicité ayuda antes de las dos de la tarde y los primeros efectivos llegaron tres horas mas tarde, a las seis. Los accidentes pasan. No quiero echar la culpa a nadie. Yo sé que los presupuestos son limitados, pero siendo esta una maravilla del mundo y sabiendo que aquí van a llegar turistas de todo el mundo, se podrían evitar nuevas desgracias con un helicóptero», añadió.

El catalán reconoció que el grupo decidió continuar con la aventura aún con el mal clima y aseguró que cometieron el «típico error del alpinista: no dar la vuelta a tiempo». Además, contó que al hacer cumbre, los amigos no se animaron a sacarse una foto porque había una tormenta eléctrica muy fuerte y tenían miedo de que los objetos metálicos atrajeran un rayo».

Pablo se mantiene con calma y se encuentra en recuperación. Agradeció a los familiares de sus amigos por el apoyo y concluyó: «Mi consejo es que la gente se informe bien de las condiciones meteorológicas, pero que se lancen. El mayor riesgo es estar postrados en el cemento, con la vida moderna, con depresiones. No hay nada tan peligroso como eso».