River sigue perdido en la Superliga
El conjunto de Paraná sorprendió al campeón de América con un triplete del paraguayo Avalos. Si bien Ferreira descontó, al Millo no le alcanzó para evitar su tercera derrota consecutiva, todas en Núñez, por el torneo local
Parece un personaje salido de una pintura de Molina Campos, medio jetón, dientudo, con la sonrisa franca, tiene 28 años, es paraguayo, jugó en varios clubes en la Argentina: Defensores de Cambaceres, Tigre, Gimnasia y Esgrima La Plata, Central Norte, Nueva Chicago y el año pasado en Godoy Cruz, como suplente del Morro García. Se llama Gabriel Avalos y fue el gran protagonista de la resonante victoria de Patronato, el equipo en el que debutó ayer con una marca de tres goles. Se llevó la pelota, se llevó las felicitaciones de todos y se ganó un lugar de privilegio en los diarios del lunes y en los resúmenes televisivos de la fecha de la Superliga. Otro Gabriel, Compagnucci, hijo de aquel que jugaba en Vélez, ex Unión de Santa Fe, Alvarado y Almagro, entre otros clubes, fue el asistente ideal de Avalos: le dio los tres pases en sus goles. En el primero, a los 13 minutos, le metió una pelota en cortada a espaldas de los centrales de River para que Avalos despidiera un violento remate cruzado; en el segundo, a los 36, levantó la pelota desde la derecha y se la puso en la cabeza al goleador para que clavara el frentazo contra un palo y en el tercero, otra vez buscó las espaldas de los centrales del rival iniciando la jugada que Avalos completó con un sutil toque por sobre la salida de Lux. “Ese fue el más lindo de todos”, dijo el goleador mostrando su buen gusto.
La noche soñada de Avalos fue también una nueva pesadilla para River que acumuló su tercera derrota consecutiva en la Superliga: 0 a 1 con Defensa y Justicia, 1 a 2 con Unión con los titulares y 1 a 3 ayer, contra Patronato, con un equipo B, con varios pibes, un debutante (el paraguayo Rojas, flojito) y muchos suplentes. Los hinchas que fueron ayer al Monumental (medio estadio cubierto) siguen dulces, se mostraron más entusiasmados con recordarle a Boca la final de la Libertadores, y con demostrarle a Gallardo todo lo que lo quieren, sin preocuparse más de la cuenta con lo que ocurre dentro del campo de juego. Ayer vieron como Patronato se iba al descanso ganando 2 a 0, en solo dos llegadas a fondo, teniendo muy poco la pelota y aguantando los tibios embates de los dos delanteros que puso Gallardo, Beltrán y Borré. También vieron cómo en el segundo periodo el DT cambió todo el esquema, puso a Ponzio como último hombre armó una línea de tres y mandó al frente a todos los demás. Vieron atónitos que con el nuevo esquema de River Patronato tuvo espacios para marcar el tercero y estuvo muy cerquita de conseguir el cuarto, a través de Apaolaza, reemplazante de Avalos. Recién cuando el pibe Cristian Ferreira metió un fenomenal zapato y clavó la pelota contra un palo se olvidaron de Boca y empezaron a soñar con el empate, porque a esa altura Patronato dejó de lado cualquier idea de contraataque y se metió atrás, a sostener lo que había conseguido, temeroso de que no se concretara la hazaña. Pudo descontar otra vez River con un cabezazo de Borré que hizo terminar la pelota en la red, en una jugada bien invalidada por posición adelantada y se metió muy cerca de Bértoli pero lejos del gol. Y no tuvo más situaciones.
Patronato, que tiene alguna ilusión de zafar del descenso, se llevó el premio mayor del Monumental. Un triunfo que le da ánimo para lo que sigue. River, que sabe que ya no tiene mucho que hacer en este campeonato, dejó muchas dudas y apenas un punto a favor: el pibe Cristian Ferreira que tiene un tiro tremendo y juega muy bien.