La inflación de los medicamentos fue del 12 por ciento en agosto
El precio de los medicamentos se disparó en agosto, con un aumento promedio del 12 por ciento. Así lo advierte un informe de seguimiento sobre los cincuenta principales remedios, que tuvieron fuertes subas luego del alza del dólar registrada tras las elecciones primarias. Esto desmejora la calidad de vida de los jubilados, que han sufrido desde 2015 una pérdida del poder de compra en la jubilación mínima del 18,8 por ciento. Para los que tienen cobertura del PAMI, el encarecimiento promedio de los remedios fue del 4,7 por ciento.
Estos datos fueron dados a conocer como parte de un relevamiento realizado por el Centro de Economía Política Argentina, el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria. Su resultado muestra que la brecha entre el haber jubilatorio mínimo y el precio de los medicamentos se continúa ampliando.
Desde mayo de 2015 a septiembre de 2019, las jubilaciones mínimas tuvieron una recomposición del 239 por ciento, pero los medicamentos aumentaron un 393 por ciento su precio de venta al público (PVP), o el 247 por ciento para la cobertura de PAMI. Aún más alto es el aumento sufrido por medicamentos esenciales para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, como el Sintrom, que desde mayo de 2015 tuvo una suba del 1050 por ciento (PVP) o 418 por ciento para cobertura PAMI. Otra droga muy recetada, el Atenolol, aumentó un 831 por ciento (PVP) y un 498 por ciento para los afiliados al PAMI.
Esto vuelve a deteriorar la calidad de vida de los jubilados, a los que por una disposición del gobierno macrista, desde 2017 el PAMI dejó en entregar la totalidad de la medicación crónica gratuita, exigiendo una serie de requisitos demasiado restrictivos.
«Esta situación trae como consecuencia que las personas mayores dejen de consumir su medicación o lo hagan de manera limitada para generar un ahorro económico en los gastos que estos demandan», advierte el informe.
Hay que tener en cuenta que entre los mayores de 60 años hay un mayor consumo de fármacos para enfermedades crónicas, tales como cardiopatías, diabetes, hipertensión arterial y osteoporosis.
Los especialistas señalan que la mayoría de las personas de más de 60 años consumen en promedio entre 4 y 8 medicamentos, lo que hace inevitable el impacto negativo en su economía y por ende en su salud. «Esta situación es sumamente preocupante, no sólo porque al no poder acceder a los medicamentos aumenta la mortalidad, sino porque además aumenta la morbilidad de patologías que generan dependencia y discapacidad, como lo es la concurrencia de un ACV con hemiplejía, a consecuencia de la falta de un tratamiento antihipertensivo adecuado y oportuno».
En el gobierno de Cambiemos los jubilados han tenido un brutal recorte de derechos. La jubilación mínima es actualmente de 12.937 pesos; de acuerdo con el CEPA, su poder adquisitivo es un 18,8 por ciento menor que en 2015.
La caída de su poder de compra se agravó después de la reforma previsional sancionada por el Congreso en diciembre de 2017, mientras una multitudinaria manifestación de protesta era reprimida en la calle. El aumento de la jubilación mínima en el primer año de vigencia de la reforma previsional fue sólo del 28,4 por ciento (de enero de 2018 a enero de 2019), en contraste con una inflación acumulada en 2018 del 47,6 por ciento.
La Defensoría de la Tercera Edad calcula que la Canasta para Personas Mayores es de 30.524 pesos. Esto es porque en esa franja etaria hay muchos gastos extra. Por ejemplo, la tardanza en la entrega de turnos médicos o estudios complementarios hace que deban acudir a la medicina privada asumiendo sus costos. Necesitan más presupuesto en transporte, porque si bien la tarjeta Sube tiene descuentos, en muchos casos deben utilizar taxis o remises por la disminución en la movilidad física. También hay que incluir servicios especializados, como cuidadores domiciliarios, que no son cubiertos por casi ninguna obra social, y la alimentación terapéutica es más cara que una dieta convencional.
En base a esa canasta, seis de cada diez jubilados -los que cobran la mínima- son pobres.
Al mismo tiempo, el gobierno ha ido reemplazando progresivamente la jubilación por una pensión universal de los adultos mayores de menor cuantía, ya que su monto es del 80 por ciento de una jubilación mínima y perjudica especialmente a las mujeres, para las que sube la edad de retiro a 65 años y no a los 60, como sucedía con la moratoria previsional para las amas de casa.