¡Yo, Soy El Tiempo!
Rincón literario
Difícil es que traten de averiguar mi destino en pocos días; deberán usar la vida para saberlo; yo en ella me he de quedar y no volveré a ser lo que era, ¡ni recordarlo!
El Tiempo. Esta corta frase la escribí hace mucho, cuanto tenía tan sólo, quince años. Desde entonces vivo con la intriga de, ¿Qué es realmente El Tiempo?
¿Es una sustancia? ¿Es una materia? ¿Es un gas? ¿Es vacío? ¿Es un bloque? Y en todo caso, ¿podría ser un ente?
Coincidentemente, buscando la definición de la palabra ente, vemos que significa El que Es, nos advierte que algo está siendo por simple deducción, debemos pensar que puede tener vida. ¿Podemos entonces quedarnos con la explicación de que nuestra vida es accionada por este Ente?
Años atrás, cuando no existían los viajes espaciales, Albert Einstein descubrió que El Tiempo en el espacio varía su comportamiento según se encuentre cerca de un cuerpo celeste, donde se manifiesta en forma curvada o lejos de estos, donde viaja en forma rectilínea. Por tanto, una persona en la Tierra, a sus 80 años de edad, puede lucir muy anciana en tanto que, si a la par de esto, otra persona de la misma edad, viajara en ese espacio exterior, sin pasar cerca de los cuerpos celestes, luciría mucho más joven que la que habita en la tierra.
Pensando en esto, Pasado, Presente y Futuro son tres instancias inventadas por el hombre, para poderlo manejar en su mente y así poderlo ordenar. Imaginemos que cuando caminamos, damos un paso hacia adelante y súbitamente eso se convierte en pasado para dar lugar al otro paso que es futuro, cuando a la vez, ambas acciones corresponden a un pasado, dejando sin lugar al presente pues, ese Presente es quien Camina y que tiene Presencia por ser quien origina la acción; pues sin ejecutor, la acción jamás existiría.
Hasta aquí hay alguna certeza sobre algún punto, sin embargo, la segunda incógnita es en aquellas épocas que no existían métodos electrónicos, ¿cómo hizo Einstein, para averiguar y certificar esto? Entonces ¿habrá sido que en realidad El Tiempo ciertamente es un Ente y el amigo Albert fue visitado por este Ente? De allí, podemos imaginar que todo ese misterio, le fue transmitido en forma verbal, exceptuándolo de tener que basar sus estudios en algún medio electrónico lo cual en aquellas épocas no existía.
Esto es sólo parte de una historia imaginaria pues, entonces si no fue así ¿Cómo logró saber y afirmar todo esto, a tal punto en que hoy su teoría, resulta cierta?
Si elegimos una opción de lo que puede ser El Tiempo, prefiero tomar una; según ciertas experiencias personales, raras que tuve, opto por la del Ente. Imagino que ese Ente, nos va guiando; más o menos en la medida en que lo tengamos en cuenta por ejemplo al caminar, como si fuese un amigo al que le vamos contando nuestra vida y nuestros proyectos. Así de simple, entonces ese Ente se nos va compenetrando en nuestras vidas para no dejarnos jamás, sin opciones.
Imagino que, si nos sentamos todo el día mirando lo que sucede afuera de nuestra ventana, veremos que todo se mueve, gente que pasa, hojas de árboles que mueve el viento, sin embargo, hay objetos quietos tales como las casas o columnas de alumbrado. Todo es útil y todo elemento tiene una ubicación, una secuencia en reciprocidad. En definitiva, dan forma al paisaje que nos incluye y con el que también tenemos acción recíproca.
Hasta ese instante, sólo somos espectadores modificadores de esa escena, por el simple hecho de que la estamos viendo, es decir, nuestra mente ya tiene imagen de todo eso, sin vuelta atrás, es decir, ni yo puedo borrar ese registro del derredor y el derredor ya me cuenta ahí, dentro de sí mismo. sin embargo, al salir y caminar dentro de esa escena, yo mismo voy modificándola con mi andar y sucesivos pasos que pueden ser, tocar un árbol o simplemente, modificar las ondas del viento que van corriendo, mientras que antes, ese viento, no enfrentaba el obstáculo que ahora; cuando camino, ese viento encuentra para seguir su curso.
Si tomamos un cronómetro y medimos, las secuencias de los objetos que se mueven, obtendremos lecturas diferentes, sin embargo, regidas por la ley de ese medidor y todo se reflejará de forma idéntica en términos de lo que cada secuencia encierre de acuerdo a esos parámetros que nos marca aquel cronómetro basado en la división del tiempo en segundos o minutos, según estamos acostumbrados a calcular.
Hasta aquí, esto nos muestra evidencia de que todo y todos, somos cautivos de ese Ente, que nos compagina las acciones; es decir, nada puede suceder de dos formas diferentes, al mismo tiempo. Por ejemplo: Una persona, caminado hacia la izquierda, jamás puede, al mismo tiempo, estar caminando hacia la derecha y viceversa. Todo debe obedecer a la secuencia en la que El Tiempo nos permite y nos condiciona.
Con esto en mente, imagino que nada es casual, como mucha gente dice, y que es Causal… es decir, que pareciera ser que, ese Ente nos ubica de tal forma según el ordenamiento que él necesita. Aquí podemos sacar conclusiones hacia varios puntos pues, a este Ente, muchos lo pueden llamar de diferentes formas y ponerle nombres cortos o largos, según más cómodo quede entonces algunos lo llaman Destino, otros lo llaman Karma, algunos otros lo designan como una Causalidad o simplemente Lo que debe ocurrir, es decir lo que Dios ordena.
En mi caso al Tiempo lo designo como un Ente o materia maleable, elemento que según mis pasadas experiencias, no es tan absoluto como la mayoría de la gente suele tomarlo o más bien, calcularlo mediante el sólido cuadrante de un reloj para no caer en estos cuestionamientos; hasta en determinado día, pasen por alguna experiencia Rara, entonces ahí, empiecen a tomarlo con mayor detenimiento que apuro; admitiendo en algún punto, que hay un vértice que no están comprendiendo muy bien.
Una década atrás, estaba cruzando a pie, una avenida muy ancha con la luz verde aún encendida en mi favor. Sucedió que, faltando aun dos carriles, para llegar a la vereda, los conductores largaron antes de tiempo y ahí quedé, entremedio de un colectivo y un camión. En el último carril, había un taxi y nadie, de los tres conductores parecía advertir mi presencia.
Al principio de esa escena y parado ahí en ese instante crucial, me desesperé. Aunque súbitamente, entre en un estado muy raro, donde todo se desarrollaba lentamente y también curiosamente mi desesperación había desaparecido. Recuerdo perfectamente, haber captado que los ojos del camionero, estaban fijos hacia adelante y que para nada advertían mi presencia. Recuerdo también que, pensé en tres tipos de acciones para salir de ese aprieto. La primera fue, mientras todo seguía desarrollándose dentro de esa lentitud, en ver y quedarme entre el camión y el colectivo, a fin de que me superaran mientras yo, quedaba ileso y ellos se iban.
Volviendo a reflexionar, me dije a mi mismo; eso es imposible y evaluando la situación me dije otra vez, Ya se, salto esos dos carriles y listo; entonces, volviendo a reconsiderar el estado de mi situación una vez más, la emprendí con una tercera idea que consistía en, apoyar mi mano derecha sobre el camión, y salir corriendo hacia adelante, acompañando el movimiento.
Esto fue lo que, en definitiva, me salvó de morir aplastado pues, ahí fue, cuando el chofer bajó su vista para verme entonces, seguramente debido a la gran fuerza que yo mismo ejercía sobre el vehículo, al detenerse bruscamente, Salí impulsado hacia adelante rodando por el piso, debido a lo cual, solamente me raspé un codo. Fue en ese preciso instante en que el panorama de todo lo que sucedía, volvió a la velocidad normal.
De este lapso saco la conclusión de que, todo esto sucedió, en sólo un par de segundos en que el chofer del camión, estaba mirando hacia adelante, luego bajó su vista para verme y frenar, sin embargo, la realidad externa, nos dice que, transitar toda esa situación, pensar esas tres opciones y llegar a tres conclusiones para adoptar la que resultara correcta, cronometrado desde afuera, tomaría mucho más tiempo del que en realidad físicamente tuve para hacer todo eso en ese apretado momento.
No obstante, aparte de no sentir miedo ni apuro, en esa lentitud temporal o atemporal en la que entré ¿cómo se entiende la relación respecto de lo que llamamos entonces, Tiempo? Midiéndolo desde afuera o desde dentro de lo sucedido. ¿Cuál es la real medida o estimación de los hechos y secuencias que nos plantea ese Ente que llamamos Tiempo?
Unos años después, lo hablé con un amigo que es Psicólogo y me explicó que, eso es y actúa como una defensa psicológica ante un episodio traumático que causa tremenda desesperación. Comprendo que así ha de ser desde el lado interno de una persona, sin embargo ¿Qué hay y como se relaciona o se mezcla, con la secuencia, que nada tiene que ver con lo que la persona siente y que es puramente lo que afuera de esa persona ocurre y se desarrolla? En la secuencia de ese momento ¿en dónde habité yo? ¿Cómo pudo un mismo episodio ocurrir en dos diferentes frecuencias y en un mismo lapso? ¿En qué cavidad atemporal estuve habitando, mientras en el afuera transitaba todo eso?
Luego de este episodio, talvez por que debía ocurrir, encontré una persona que también, había transitado por una situación límite que le había causado ese “inexplicable enlentecimiento del tiempo”. Esto me confirmó que, esa experiencia, lejos de ser y servir como defensa Psicológica, nos muestra algo mas y es que todo o que sucede está atado a un proceso de existencia que se debe cumplir pues, si no existiéramos, no habría sentido en que hubiese proceso de existencia y viceversa; nosotros tampoco seríamos lo mismo sin ese “mandato” y, por otro lado, certificar que, en realidad La vida no existe como tal, sino que solamente existe El Viviente, o sea Nosotros.
Lo que designamos como Amor, tampoco existe pues, solamente existe El que Ama y desde ahí se desprende todo el resto de lo que ocurre y desde esa pendiente, se desencadenan todos los cruces de caminos de los seres que habitamos el planeta. Por tanto, no hay Mal ni Bien, que sean según lo creemos porque, Mucho mal, termina generando un Bien y mucho Bien, genera un Mal; es la ley de los opuestos, uno interactúa con el otro y lo va regulando pues, de no tener algo su opuesto, sencillamente, no existe.
Esa es la clave de porque, debemos ser sometidos al cruce de los caminos de las personas, sean del modo que han venido a ser. Cada quién en su rol, da sentido el uno al otro y alimenta la elaboración de, nada menos que saber por qué hemos venido a este mundo.
Sin ir muy lejos ni complicarme mucho, pienso y siento que nosotros, al nacer, llegamos llorando y que venimos con la carga justa que ya conocemos, sin embargo, no sabemos que ya, lo sabemos y que los cruces de nuestros caminos, de los unos con los otros son lo que nos van haciendo, cada día, saber que ya lo sabemos para que al final, nos vayamos hacia allá, en donde ese Ente que nos guía existe, digitándonos todo.!
Evidente es, que la noción que sostenemos de lo que llamamos Tiempo, es muy sesgada, cuando en realidad no tiene una sola cara, sino que son dos, Anverso y Reverso, al igual que nuestras manos o el espejo cuando lo enfrentamos a otro espejo y entremedio nos reflejamos para vernos infinitamente repetidos. Mano sobre Mano, Anverso y Reverso, Reverso y Anverso, reiteradamente hasta que unamos todos los cabos que nos componen y de esa forma finalmente, podamos saber que somos y que es ese Ente maleable que nos rige y que permanentemente nos va modelando hasta hacer de nosotros, no lo que éramos o fuimos sino, aquello que en definitiva hemos venido finalmente a SER.
Luis Eduardo Campos
Poeta de Zavalía