Sociedad

Hugo Papaleo: “Estando en Rojas siempre me sentí en mi casa”

Luego de 11 años, se retira el cura párroco

El presbítero se desempeñará en la catedral de San Nicolás y en el santuario de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás. Abrazó la vocación sacerdotal desde muy pequeño

Tras poco más de una década al frente de la parroquia San Francisco de Asís, el sacerdote Hugo Papaleo estará a disposición del obispo diocesano cumpliendo tareas en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos.
En una amena charla con este diario, el presbítero relató lo que siente al dejar Rojas para instalarse en la sede de la diócesis a partir de mediados del mes de marzo, cuando sea reemplazado por un cura de 42 años.
-Deja la parroquia de Rojas, ¿qué lo motiva a hacerlo?
-Hay una legislación eclesiástica que nos aconseja a los curas párroco que a los 75 años presentemos la renuncia. Antes era vitalicia la función. De todas formas considero que es sana esta legislación, ya que le deja la libertad al obispo de aceptarla o de diferirla según las circunstancias. En cambio para los obispos es más severa la norma porque se les manda que renuncien.
Estoy por cumplir 80 años, si Dios me da vida, y creo muy conveniente y oportuno que llegue a Rojas un párroco más joven, de 42 años, que será ayudado por un diácono.
-¿Cuál será su destino?
-Estaré a disposición del obispo Santiago para lo que necesite, desempeñando funciones en la catedral y en el sanitario, además estaré disponible para reemplazar a algún cura por enfermedad o asistir a las parroquias que no tengan sacerdote.
-¿Cómo ve a Rojas?
-A Rojas yo lo quiero mucho, la gente. A veces escucho decir ‘porque Rojas es esto o lo otro’ y a veces digo que no se ha vivido en otros pueblos para afirmar eso. En todos lugares hay defectos y virtudes. Este es un pueblo tranquilo, gracias a Dios.
-¿Qué le deja Rojas a usted en general y la feligresía en particular?
-Me ha dado mucho afecto, me deja el testimonio de la fe de tantos ancianos que uno visita, de enfermos y el afecto de todos los que vienen a participar de la vida de la iglesia. Aun aquellos que no participan, ya que tengo muchos amigos. Estando en Rojas yo siempre me sentí en mi casa. Acá me siento querido.
-Y usted, ¿qué le deja a Rojas?
-Ojalá que le deje un amor a Cristo y un amor al prójimo. Que haya podido dar un poco de sosiego en la predicación, pero es un deseo mío, que ojalá yo haya dejado eso. El sentir de la gente me dice así. Yo me siento deudor en ese aspecto, aunque la gente me dice ‘usted me ha hecho mucho bien’, eso reconforta. Bendito sea Dios, para eso estamos y ojalá pudiéramos hacer el bien siempre, que Dios nos libre de cualquier cosa que no sea hacer el bien.
-¿Y el sacerdocio?
-A mí me dejó todo, porque yo he vivido el deseo de ser sacerdote desde muy temprana edad. No digo que la vocación es más fuerte si se despierta desde niño, como en mi caso porque hay personas a las que se le despierta a los 20, a los 30 años o más.
Yo lo mamé de mi familia, sobre todo de mi mamá. Yo nací en un pueblo en el que no había curas ni parroquia hace 79 años, cuando se podía íbamos a San Pedro. Pero por lo que refería mi madre de Italia yo deseaba ser sacerdote ya desde los 10, 11 años.
Luego entré al seminario con 15 años, en Rosario. En ese momento se creaba la Diócesis de San Nicolás, porque antes pertenecíamos a La Plata.
Recuerdo que el obispo de aquel entonces, Silvino Martínez, decía que yo era ‘la primera vocación que fue a visitar’ a mi pueblo, Gobernador Castro.
En ese momento yo estaba juntando frutillas, porque era peón de campo, cuando llegué vi a mi familia que estaba conmovida porque había ido el obispo.
Mi papá quería que yo fuera peluquero como él y todos mis hermanos, pero cuando habló con el obispo se quedó muy contento por lo que yo elegía.
-¿Se le pasó alguna vez por la cabeza dejar el sacerdocio, tuvo algún momento de flaqueza?
-Gracias a Dios no, nunca tuve esa duda.

El recorrido como sacerdote
“No me cuesta, gracias a Dios, habituarme a un pueblo, yo estoy acostumbrado a cambiar, nunca elegí el lugar y lo que se me pidió acepté”, contó Papaleo, proveniente de una pequeña localidad llamada Gobernador Castro, en el partido de San Pedro.
Fue cura párroco en San Pedro, luego pasó durante un año por la parroquia La Merced de Pergamino ayudando al párroco. Posteriormente se hizo cargo de la parroquia en Arrecifes; volvió a San Pedro. Después de eso fue encargado de un grupo de seminaristas en el seminario diocesano.
Se lo designó párroco de la catedral de San Nicolás, hasta que se fue a vivir una experiencia a una parroquia en Roma, donde estudió durante un año y tres meses, lo que duró ese viaje.
Vuelto de Europa, Papaleo fue designado a conducir la parroquia de Colón. De nuevo fue al seminario a orientar a las jóvenes vocaciones que deseaban ser sacerdotes. De allí desembocó en Rojas hasta la actualidad, más precisamente hasta mediados del mes de marzo.
El sábado 14 del mes próximo a las 19:30 y durante la celebración de la misa, el obispo Hugo Santiago designará como cura párroco al sacerdote Francisco Benítez, de 42 años para que conduzca los destinos de la parroquia local. El cura Ángel Cuchetti continuará como Vicario Cooperador.

La mirada de un formador y la falta de vocaciones
Consultado sobre la falta de vocaciones religiosas, quien supo formar a una buena cantidad de seminaristas, le dijo a este diario “hay menos vocaciones que hace unos veinte años atrás, yo llegué a tener 25 jóvenes seminaristas preparándose para ser sacerdotes” y agregó “no todos terminaron ordenándose, pero era una buena cantidad, en este momento debe haber unos 6 ó 7 jóvenes, mermó bastante”.

El deseo para el pueblo de Rojas
Al finalizar la charla el sacerdote dejó un mensaje para la comunidad rojense en general y para la feligresía católica en particular. “Yo les deseo la paz, que reine la armonía en toda las familias. Haberse consagrado a Jesucristo en el bautismo, amarlo es todo, porque Él es Dios y Hombre verdadero. Jesucristo no pasa nunca, es ayer, hoy y siempre. Nosotros pasamos, Dios no pasa nunca. Debemos abrazarnos a Él y debe ser un honor ser seguidor de Cristo. Hay que amar a Dios y al prójimo porque es la fuente que se inicia acá y luego se vivirá feliz eternamente”.