Nuevo Encuentro en crisis por el portazo de dirigentes contra Sabbatella
En los últimos meses, Nuevo Encuentro, la fuerza que comanda Martín Sabbatella, sufrió dos portazos importantes. ¿Qué pasará en Morón?
Nuevo Encuentro, el espacio vecinalista fundado por Martín Sabbatella en Morón, creció al calor del kirchnerismo, que le permitió llegar a tener bancas en la Legislatura bonaerense y en el Congreso de la Nación. Pero hoy, a 16 años de su fundación, atraviesa una hora crítica.
Es que, si bien recuperó Morón, logró ubicar a Sabbatella frente a la caja de ACUMAR y coló dos diputados en el Congreso, el espacio está atravesado por fuertes debates internos y acaba de sufrir dos bajas importantes. Andrea Conde, diputada porteña, se fue al Movimiento Evita. Adrián Grana, diputado provincial y cabeza del partido a nivel bonaerense, se despidió con un tendal de críticas hacia su otrora conductor y trabaja para abrir una línea dentro del PJ provincial.
Las razones de la crisis se pueden condensar en dos: el personalismo y la cerrazón política de Sabbatella, a quien se reconoce el doble mérito de haber fundado el partido y de haber logrado un aterrizaje suave en el peronismo, pero a quien se le achaca por otro lado haber “perdido la brújula” desde 2015 -cuando perdió las elecciones bonaerenses como compañero de lista de Aníbal Fernández- en adelante.
La ida de Grana, último gran golpe para el partido, hizo ruido. En su “Carta a lxs compañerxs” denunció un “golpe institucional” contra la mesa de conducción bonaerense de Nuevo Encuentro. En el texto, que tiene siete páginas y circuló en un grupo estrecho de militantes, acusa al ex intendente de Morón de actitudes poco democráticas que llegan a su clímax con la acusación de actuar “como patrón”.
Grana denunció un “bochornoso e inesperado acto fraudulento el que utilizaron para descabezar la conducción provincial” en el marco de una movida “ilegítima e ilegal” que comparó con “la intervención de Servini de Cubría y Barrionuevo al PJ presidido por el compañero Gioja”. A Sabbatella, como a su compañera, Mónica Macha, les atribuye la decisión de ser “un partido chico pero propio”.
Lo cierto es que Sabbatella intentó posicionarse desde el 10 de diciembre de 2015 -con la venia de Cristina Kirchner, con quien mantenía diálogo fluido- como un referente de los sectores más progresistas dentro del kirchnerismo. Primero mediante las “Plazas del pueblo” y luego como eje vertebrador de la malograda “Corriente Federal Kirchnerista”, que ni siquiera llegó a lanzarse.
El problema es que su construcción política, Sabbatella excluyó sistemáticamente a La Cámpora, por lejos el espacio más voluminoso de todo el espectro K. El ex AFSCA temía que se diluyera la identidad partidaria de su fuerza, pero también que se licuara su cuota de poder. Sólo en las vísperas del lanzamiento de la corriente CFK aceptó entablar un diálogo con Máximo Kirchner, pero no terminó bien. Así, pronto también el teléfono de “La Jefa” dejó de sonar.
Hoy, Nuevo Encuentro apenas sobrevive. Si bien recuperó Morón, lo hizo a costa de abrir las listas al peronismo con el que disputó durante décadas. El intendente es Lucas Ghi, que ocupó el cargo entre 2009 -año en el que Sabbatella desembarcó en el Congreso- y 2015, año en que no buscó la reelección. Su relevo fue Hernán Sabbatella, pero perdió contra Ramiro Tagliaferro.
En 2019, lo fueron a buscar como candidato, pero no le tenían demasiada fe: ganó, pero está permanentemente envuelto en rumores sobre una renuncia inminente. La última tiene como plazo 2021 y destino posible la Cámara de Diputados. También se mencionan diferencias respecto de temas centrales de la gestión, como la continuidad de las operaciones del aeropuerto de El Palomar.
Se espera que la fractura de septiembre arrastre consigo a buena parte de la dirigencia que cuestiona el rol de Sabbatella y que busca un puente para integrarse de lleno al kirchnerismo, no como “aliado” sino como “parte” de ese movimiento. Esa es la decisión que el partido nunca tomó a pesar de que le fue reclamada.
Fuera y dentro de Morón, Nuevo Encuentro es Sabbatella y su círculo íntimo. Marcelo Saín, que integró el espacio y llegó a ser diputado provincial, describió al partido como “350 familias de Morón”. Otros, más ácidos, hablan de “la PYME de los Sabbatella”. Esa caracterización tiene una ventaja: permite explicar por qué le costó tanto sobrevivir al macrismo.