Junin: Descontrol de padres y de autoridades del municipio
En una ciudad en la que “padres organizados” pusieron velas para que los estudiantes fueran a la escuela en medio de la pandemia del Covid, otros ponen copas para que se emborrachen “sanamente”. Así lo expresa la nota editorial de Semanario de esa ciudad del noroeste bonaerense, en cuya portada, muestra una foto con los dos momentos: cuando ponían velas y ahora con adolescentes borrachos tirados en la vereda de uno de los boliches.
Las escenas que se pudieron ver el miércoles en la madrugada en la puerta del boliche Cuyén, en Circunvalación y Respuela, con chicos y chicas inconscientes tirados en el pasto producto de una intoxicación con bebidas alcohólicas, fue soslayado por quienes tenían la responsabilidad de la situación, como tantas cosas que ocurren en una comunidad donde buena parte de sus integrantes gustan poner la mugre debajo de la alfombra, motivo por el cual siempre aparecerá alguno aportando el tapiz.
Así lo hicieron en este caso quienes se autodenominaro “padres organizadores del evento” que, lejos de hacerse cargo del caos que se generó, a través de un comunicado intentaron darle un cariz de “qué lindo estuvo todo”, aunque recalcando que le habían solicitado a los dueños de Cuyén que “no le dieran bebidas alcohólicas a los jóvenes porque la mayoría eran menores”. Dando por cierto que algo no funcionó y se violó la norma.
El Ultimo Primer Día (UPD), dicen los chats de papis y mamis, llegó para quedarse. Lo que no cuentan es que cada fiesta de los estudiantes se inunda de alcohol y con la anuencia de los mayores. Las “barras” que se contratan para los adolescentes en los festejos de egresados les dan “canilla libre” a quienes lleguen con un vaso o copa sin mirar cuantos años tienen. Y callan en conjunto, una situación denigrante. ¿Cuál es el juego de controlar el “alcohol cero” en automovilistas y no el consumo en adolescentes?
Según datos de la Tercera Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE, 2018), el 77,1% de los adolescentes de 13 a 15 consumió alcohol por primera vez antes de los 14 años de edad, lo que presenta un aumento de prevalencia respecto del valor relevado por la Primera Edición de la misma encuesta en el año 2007 del 72.8%
Sin embargo, en Junín, a nadie se le ha ocurrido pensar en una campaña preventiva que de inicio en la escuela primaria a partir del cuarto o quinto grado y hasta terminar la secundaria para bajar el consumo problemático de alcohol y otras sustancias.
En una ciudad en la que “padres organizados” pusieron velas para que los estudiantes fueran a la escuela en medio de la pandemia del Covid, otros ponen copas para que se emborrachen “sanamente”. (InfoGEI)Jd