Tres lagunas únicas para conservar la esencia de la provincia de Buenos Aires
Distribuidas a lo largo y ancho de la provincia, las lagunas bonaerenses cumplen distintas funciones ecológicas, económicas y sociales. Son espejos de agua transcendentales para la flora y la fauna de la región, ayudan a mitigar los efectos del calentamiento global y sirven para diferentes actividades agropecuarias y turísticas.
¿Cuántas lagunas hay en la provincia de Buenos Aires? En el artículo científico “Lagunas bonaerenses en el paisaje pampeano” publicado en el 2011, los investigadores Alejandra Geraldi, María Cintia Piccolo y Gerardo Perillo, señalaron que “la cantidad de lagunas es difícil de estimar con exactitud debido al tamaño de las mismas y a la extensión que tiene la provincia”. A pesar de esa dificultad, en ese trabajo dan cuenta de 13.824 espejos de este tipo con tamaños superiores a las 10 hectáreas y de muchísimos más de superficies menores.
Entre las lagunas más conocidas de la provincia de Buenos Aires están La Picasa (compartida con Santa Fe); las pertenecientes al sistema de encadenadas de Chascomús; las que conforman las encadenadas del Oeste, y muchas otras como la de Gómez (Junín), la de Lobos y La Brava (Balcarce). Asimismo, están la Mar Chiquita, la de Puan y la distinguida como el Lago Epecuén, tres que son muy particulares.
Un pequeño mar
La laguna de Mar Chiquita (ubicada en el distrito homónimo) bonaerense es un accidente geográfico único en Argentina y poco frecuente en el resto del mundo. Se trata de una laguna albufera, un espejo costero con aguas saladas y salobres que está conectado directamente con el océano.
De poca profundidad, la albufera de Mar Chiquita tiene un largo de unos 25 kilómetros y un ancho máximo de 5 kilómetros (con una superficie de 5 mil hectáreas). Este ambiente cuenta con gran diversidad de aves en distintas épocas del año. Además, su territorio es hábitat de la “lagartija de las dunas”, una especie declarada como Monumento Natural de la provincia.
En 1999, a partir de la ley 12.270, se creó la Reserva Natural de Mar Chiquita, donde se encuentra incluida la laguna. En los fundamentos de esa normativa se señala que la albufera “constituye ya un ambiente de gran riqueza y diversidad biológica, siendo además sumamente interesante desde el punto de vista funcional ya que nutre y desarrolla comunidades marinas y terrestres de elevado valor ecológico y económico”.
Espejo con isla
La laguna de Puan (ubicada en el distrito homónimo) cuenta con una extensión de 700 hectáreas. Está sobre uno de los extremos del sistema de las sierras de la Ventania y su mayor encanto está vinculado a su isla de 50 hectáreas, declarada como Reserva Natural y Cultural Municipal.
Más allá de ser un atractivo natural, la isla de la laguna Puan también tiene una importancia histórica para la región. “En el año 1989, en el marco de una investigación arqueológica, se encontró sobre la barranca de la isla un esqueleto humano de alrededor de 3.300 años de antigüedad. Los restos pertenecen al pueblo Tehuelche”, le contaron las autoridades del museo local a DIB en una visita al distrito en 2019.
En esa misma campaña de investigación se halló también en la isla un reservorio de riolita, un tipo de piedra negra que no se encuentra naturalmente en esa parte de la sierra y que era utilizado por los pueblos que habitaban la zona para realizar herramientas. Además, en la isla están las ruinas de piedra de lo que fuera la casa de Rómulo Franco, el primer intendente de Puan allá por 1890.
Mucho más que ruinas
Suele hablarse del Lago Epecuén por la creciente de mediados de los 80 que tapó y destruyó la Villa Epecuén (dando origen a las turísticas ruinas), pero este espejo tiene también características naturales que lo hacen un lugar único.
El Lago Epecuén está ubicado en el distrito de Adolfo Alsina, al lado de Carhué (la cabecera del partido). Este reservorio cuenta con aguas hipermineralizadas y pertenece al sistema de lagunas encadenadas del Oeste, una cuenca que no tiene salida al océano.
“Es el único lugar del mundo comparable con el mar Muerto por su cantidad de sal. Es un flotario natural, uno se mete y flota naturalmente”, le contó a DIB hace algunos años atrás Javier Andrés, en ese entonces secretario de Turismo local y actualmente intendente del distrito.
En tanto, en su tesis de doctorado en Geografía (2009), la investigadora Alejandra Geraldi explica que la laguna Epecuén “contiene una gran cantidad de cloruros y sulfatos de sodio” y que “de acuerdo a los niveles de salinidad y conductividad” se trata de “un caso muy especial, no sólo si se la compara con las lagunas que forman el sistema, sino a nivel mundial”. (DIB) MT
Por Manuel Tejo, de agencia DIB.