Inflación: ver o no ver, esa es la cuestión
En abril la inflación mostró nuevamente una desaceleración, pasando del 11 % en marzo al 8,8 % en abril, marcando el cuarto mes consecutivo de baja desde el pico del 25,5% en diciembre (pos devaluación). El dato estuvo en línea con las expectativas del REM y el BCRA, que estimaban una inflación del 9 %. Aunque el Gobierno festejó esta disminución, es crucial mantener la cautela para evaluar con precisión si esta tendencia a la baja es sostenibles en el tiempo. Sin un plan integral de estabilización, es difícil romper la inercia inflacionaria.
La desaceleración ocurrió a pesar del aumento en los precios regulados, que alcanzaron el 18,4 % en abril (comparado con el 18,1 % en marzo), principalmente debido al aumento del 330 % en la tarifa de gas. Por otro lado, los precios estacionales disminuyeron de 11,1 % a 9,9 %, aunque siguieron presionando en el índice general.
A pesar de que IPC refleja una baja 2,2 %, la velocidad de la inflación sigue siendo alta en términos históricos. Los bienes mostraron una disminución en la velocidad de 9,8% a 6,3 %, mientras que los servicios aumentaron de 15,5 % a 16,5 %. Por eso la inflación núcleo, que excluye precios regulados y estacionales, se redujo de 9,4 % a 6,3 %, dato alejado del 3 % que algunos analistas esperaban.
El Gobierno interviene y posterga los aumentos previstos para mayo, decisión que evitaría un aumento de 1,6 % en el índice general, si sumamos el 0,2 % para electricidad, 0,38 % para el gas y 0,52 % para el combustible, y el 0,5 % adicionales por la reversión de la suba de las prepagas. Esto tiene sus pros y sus contras. Intervenir los precios no solo va en contra de tu programa de gobierno liberal, sino que además puede llevar a distorsiones, falta de inversión, desabastecimiento o disminución en la calidad de los servicios si los precios no cubren los costos de producción.
La tasa y sus riesgos
El Tesoro redujo por cuarta vez en un mes la tasa de política monetaria 10 puntos, pasando de 50 % a 40 % TNA. Es la sexta durante la gestión Milei, reafirmando la intención de “eliminar los Pasivos Remunerados”, sumado a otras señales como anuncio del tesoro sobre las licitaciones con tasas mínimas alrededor del 4,2 por ciento.
La estrategia de migrar deuda BCRA a deuda Tesoro tiene sus riesgos: El tesoro es un “defaulteador” serial de deuda en pesos, por lo que es clave un fisco ordenado para garantizar el rollover de la deuda. De lo contrario, se te derrumbar la curva y van a tener emitir, aunque no te guste, para intervenir en el mercado secundario.
La Apreciación Cambiaria Avanza
La baja de tasas le ponen techo al crawling peg: hoy con el Plazo fijo en 34,5% TEA y el crawling peg en 27,2 %, se profundiza la apreciación del peso. La mala noticia que, con la decisión de continuar hasta fin de año con el 2% de devaluación mensual, y de persistir la inflación, la proyección del tipo de cambio real que esperamos a fin de año, en diciembre, es de $ 653. Este valor es equiparable con diciembre 2001, pos salida de la convertibilidad, a valores de hoy estaría en $620.
En este contexto donde Argentina no tiene financiamiento externo y la productividad no crece, la cantidad de dólares necesarios para sostener la cuenta corriente con superávit es mucha. Y así como marcha la política económica, con el mercado encepado, las cuentas del sector externo no cierran.
Otra forma de mirar el atraso cambiario es pararse en la frontera Chile-Mendoza, y observar si vienen más chilenos a comprar a nuestro país, o si ocurre todo lo contrario… Y si no, basta con mirar los datos de turismo internacional, donde vemos que en marzo la cantidad argentinos que viajan al exterior son más que los extranjeros que vacacionan en nuestro país. Señales de alerta que debemos tener presentes, si es que algo aprendimos de la experiencia 2016/2018.
Los paralelos y el campo
Los paralelos se mantienen estables, básicamente por tres cuestiones: CEPO, liquidación de las exportaciones bajo el esquema 80/20, y una sociedad con alto nivel de tolerancia. Sin estos, los precios del dólar serian otros.
La cosecha gruesa, que inicia en abril y se extiende hasta julio, a la fecha tiene dos tercios de la comercialización sin precio fijo, y la comercialización está en mínimos históricos, incluso comparado con la campaña pasada, donde se perdió gran parte de la cosecha por la sequía.
Es otra clara señal de que los productores no están conformes con el valor del tipo de cambio, donde en términos reales perdieron 58 puntos desde el 10 de diciembre a la fecha. La liquidación es importante para que el Central se haga de reservas, que siguen en terreno negativo, y que en este esquema el blend es un problema: de los casi U$ 23.700 millones que se esperan de esta campaña, la mejora respecto del año pasado de sequía seria de solo u$ 1200 millones ¿Postergarán los productores las ventas a la espera de la apertura del cepo? Es posible, de persistir el atraso cambiario.
Mucho de licuadora, poco de motosierra
Abril cerró con un superávit primario de $ 0,26 billones y un superávit financiero de $ 17 mil millones. El ajuste fiscal se explica por la caída del gasto del -23,7 % en términos reales. El 47,7 % del ajuste proviene de la “licuación” de jubilaciones y pensiones, y el otro 12,5 % de la “licuación” de los salarios del sector público. En la contabilidad, no se tienen en cuenta la acumulación de la deuda flotante de CAMMESA con las generadoras. Artes oscuras, si las hay.
Del lado de los ingresos, la recesión tiró para abajo la recaudación. Si la idea es levantar el CEPO, se elimina automáticamente el impuesto PAÍS, que explico el 22,3 % de los ingresos en abril. Si se aprueba el paquete fiscal propuesto en la Ley de Bases, se mejoraría un 0,6 % del PBI los ingresos, básicamente por la restitución del impuesto a las ganancias, junto con el blanqueo de capitales y moratoria fiscal. La mejora seria transitoria, recayendo el costo sobre la clase media.
Por eso, no alcanza con “verla”. La sostenibilidad a largo plazo dependerá de la calidad del ajuste fiscal, donde es necesario fundamentarlo más en la “motosierra” y menos en la “licuadora”, y de la capacidad de atraer financiamiento externo, que hasta ahora brilla por su ausencia, al igual que el plan integral de estabilización.
Sin plan, es como como construir una casa empezando por el techo.
Por Federico Pellegrini (*)