Argentinos regresan a Europa huyendo del panorama económico
Tomás Ruiz abrazó a su padre por última vez en el aeropuerto de Buenos Aires antes de subirse a un avión para empezar una nueva vida en Irlanda. Su hermana hizo lo mismo hace poco al mudarse a España.
Como muchos otros jóvenes argentinos, los hermanos tienen pasaportes europeos por sus orígenes, y están regresando a los países de los que salieron sus abuelos, muy lejos de la sofocante inflación, el elevado desempleo y la fuerte depreciación del peso en Argentina.
«Lo que me llevó a hacer esto es un poco la situación general del país”, manifestó Ruiz mientras terminaba de empacar para su viaje a Dublín rodeado de fotos de su familia y amigos colocadas en la pared. «Fue la frustración de estar viviendo constantemente al filo, arañando al final del mes».
Ruiz estudió gastronomía y trabajaba como encargado en un café en la capital argentina, Buenos Aires. Pero incluso trabajando turnos extra, no podía ahorrar dinero y llevaba meses viviendo con su madre para no tener que pagar un alquiler.
Fuera de su cuarto, sus familiares dejaron mensajes de despedida para él y su hermana en una pizarra. «Los quiero y Ios echaré de menos”, escribió su madre. Otros decían: «Lo mejor está por llegar» y «Carpe diem».
Esta no es la primera vez que los argentinos tienen que buscar refugio en Europa en momentos de incertidumbre económica. Cientos de miles emigraron al viejo continente para huir de la hiperinflación a principios de la década de 1990 y ante el colapso económico en 2001 y 2002.
Ahora, los argentinos están perdiendo poder adquisitivo ante una inflación anual de cerca del 50%, una de las peores del mundo. Muchos protestan también la decisión del presidente, Mauricio Macri, de recortar los subsidios, lo que provocó un aumento del costo de los servicios y el transporte público.
El año pasado, el peso argentino perdió más de la mitad de su valor frente al dólar estadounidense tras una fuga de capitales que afectó a la moneda local, por lo que el gobierno tuvo que pedir un rescate record de 56.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional para tratar de salir de la recesión.
“Producto de las crisis y de la devaluación económica, cada vez más los jóvenes profesionales piensan en un futuro en Europa”, dijo Alejandro Servide, director recursos humanos y contratación en la filial argentina de Randstad, la segunda mayor empresa de colocación del mundo.
Como parte de las medidas de austeridad destinadas a equilibrar el presupuesto, el ejecutivo de Macri despidió a miles de empleados gubernamentales y recortó el financiamiento de programas de danza o ciencia, entre otros. Recientemente, cientos de personas protestaron ante la sede del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, la principal agencia nacional de ciencia y tecnología.
«El sector de ciencia y técnica está sufriendo un ajuste, unos cortes de presupuesto con el gobierno del presidente Macri, que ponen en riesgo la continuidad de la actividad científica”, apuntó Alberto Kornblihtt, un biólogo molecular. «Indudablemente contribuirá a una fuga de cerebros que ya hemos sufrido otras veces en nuestro país».
No hay estadísticas oficiales sobre el número de argentinos que se marcharon a Europa. La Dirección Nacional de Migraciones señaló que es casi imposible realizar un seguimiento porque quienes salen del país no proporcionan información sobre su destino o el tiempo que estarán fuera.
Pero académicos, grupos de investigación y consultoras están de acuerdo en que ha habido un incremento en el número de personas que salió país, especialmente entre los argentinos jóvenes y con estudios, como ocurrió en la peor crisis de la nación hace 17 años.
Entonces, millones de personas se sumieron en la pobreza, más del 20% de la población se quedó sin empleo y muchos pasaron hambre en un país que es uno de los mayores productores de carne de res, soja y trigo del mundo.
«Cuando suceden crisis tan profundas en la Argentina la gente busca otras opciones y, como sucedió el año 2001-2002 en la cual casi 800.000 argentinos se fueron al exterior, hoy estamos viviendo quizás una de las fases iniciales de este impacto”, dijo Ariel González, secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Argentina.