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La historia de los dos tripulantes que no se subieron al submarino

Se trata de Humberto Vilte y Adrián Rothlisberger, cuyos nombres en un principio habían aparecido en la lista del personal a bordo. Sin embargo, por distintas causas, ambos no se embarcaron

Algo le impidió al submarinista Humberto René Vilte subirse al ARA “San Juan” aquel lunes 13 de noviembre. Y fue nada más y nada menos que la salud de su madre, quien había sido internada de urgencia en Jujuy. Vilte no dudó y tomó una decisión que lo marcó para siempre: no entrar al buque cuyo destino era Mar del Plata y, en cambio, tomar un avión con vuelo directo para ver a su progenitora.

Sus superiores le otorgaron el permiso e incluso la Armada le pagó el pasaje para regresar a Jujuy. Cuando la nave desapareció el miércoles 15, sus amigos y familiares que no sabían dónde se encontraba Humberto iniciaron cadenas de oración y mensajes de aliento en su nombre. Pero “Beto” -así lo llaman- estaba acompañando a su mamá en el hospital y allí mismo se enteró de lo que le había ocurrido a sus compañeros.

En cuanto pudo, viajó a Mar del Plata para estar más cerca de las noticias, esta vez acompañado por familiares de los tripulantes de la misma provincia, que en total son ocho. El jueves pasado, la comunicación oficial de la Armada Argentina sobre la explosión le arrebató las esperanzas y lo expresó en su perfil de la red social Facebook con un sentido mensaje.

Tampoco Adrián Rothlisberger forma parte de la tripulación que aún se busca intensamente en el mar argentino, con un megaoperativo sin precedentes. Es que unos días antes le había solicitado a su jefe permiso para realizar los trámites para comprar su casa, pero como le iba a demandar mucho tiempo, finalmente lo terminaron liberando de la misión.

 

Capacidad para 38 camas

Al principio se creía que el número de pasajeros del submarino se correspondía con la cantidad de camas de la nave, que eran 38. Sin embargo, la Armada, a través de Enrique Balbi, había confirmado que eran 44, expresando además que: “Si bien el submarino tiene 38 camas, han navegado en patrullas prolongadas hasta 50 personas, porque se tiene previsto la posibilidad de embarcar una dotación complementaria”. Además, Balbi había dicho que las camas se suelen armar en el compartimiento de torpedos para mejorar los relevos.