Este es el último mensaje del submarino, que confirmó que hubo un cortocircuito
El submarino ARA San Juan sufrió un principio de incendio a causa de un cortocircuito en las baterías provocado por el ingreso de agua de mar al sistema de ventilación el mismo 15 de noviembre que desapareció en el Atlántico sur.
La información fue confirmada por el portavoz de la Armada Argentina, Enrique Balbi, hoy al difundir a la prensa un nuevo parte de búsqueda del submarino que sigue sin novedades.
En las últimas horas, también se dio a conocer el último mensaje que envió la tripulación antes de perder contacto con la Armada.
«Ingreso de agua de mar por sistema de ventilación al tanque de baterías N°3 ocasionó cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barras de baterías. Baterías de proa fuera de servicio al momento en inmersión propulsando con circuito dividido. Sin novedades de personal mantendré informado», indica el comunicado que envió el submarino.
Balbi indicó que el último día que el ARA San Juan tomó contacto con tierra «lo informado por el comandante de la unidad y comunicado a su comandante superior fue el ingreso de agua» cuando se realizaba «el snorkel porque (el submarino) estaba cargando baterías».
El agua se dirigió por el sistema de ventilación a «una bandeja de conexión de las baterías de proa provocando un cortocircuito y un principio de incendio», consistente en «humo sin llama» que, según se reportó, «fue subsanado».
Detalló que «el agua de mar ingresa por el snorkel a través del sistema de ventilación, cae en la bandeja de conexionado que hay plástico, goma, cable, etcétera. Hay un cortocircuito y un principio de incendio el cual fue subsanado».
El portavoz de la Armada aclaró que si bien el capitán del submarino Pedro Fernández notificó a sus superiores en una última comunicación que el desperfecto estaba arreglado, «de todas maneras tuvieron que aislar eléctricamente la batería y continuaba navegando en inmersión con otro circuito de batería, el de popa, hacia Mar del Plata».
«Lamentablemente no hemos tenido todavía una detección del submarino», dijo Balbi en la sede de la Armada en Buenos Aires. Luego Admitió que a esta altura de la búsqueda, en la que participan más de una decena de países, «la situación es extrema».
Cómo siguen las tareas de búsqueda
La búsqueda del ARA San Juan se concentra en un área de 40.000 kilómetros cuadrados y con profundidades de 200 a 1.000 metros en torno a la zona en la cual la explosión fue detectada.
Un total de 14 unidades navales buscan el submarino, de las cuales seis están abocadas a «realizar un barrido» del fondo del área donde el 15 de noviembre el submarino hizo contacto con tierra por última vez y pocas horas después se registró una explosión captada por sensores y micrófonos subacuáticos.
En las próximas horas arribará a la zona rastreada el buque de bandera noruega Sophie Siem que lleva a bordo un mini submarino de la Armada de Estados Unidos, el cual participaría en una eventual tarea de rescate. Esa nave partió la víspera del puerto patagónico de Comodoro Rivadavia, centro de las operaciones de búsqueda.
El portavoz aclaró que para que opere el mini submarino «primero hay que localizar» al ARA San Juan que estaría asentado en el fondo marino. Señaló que «las condiciones meteorológicas son regulares» y que posiblemente el martes «se complique un poco más a causa de los fuertes vientos del sector norte».
El buque Skandi Patagonia ya se encuentra en la zona y con una sonda está haciendo un mapeo para localizar al submarino. Además hay un vehículo sumergible de Estados Unidos con un alcance de hasta 900 metros de profundidad, explicó Balbi.
Por otro lado, un vehículo sumergible ruso con capacidad ocular de 300 metros de profundidad será embarcado el lunes en una corbeta en Comodoro Rivadavia y próximamente también se sumará otro vehículo de inspección subacuática del mismo origen que alcanza los 1.000 metros.
En tanto, el 5 de diciembre arribaría un buque con «otro sumergible remoto que llega hasta los 6.000 metros» de profundidad, señaló Balbi.
El capitán aclaró que más allá del área específica de rastreo, el resto de la zona «sigue siendo patrullada para no descartar nada».
Dos aviones P8 Poseidón de la Armada estadounidense sobrevuelan la zona con sonares y radares capaces de advertir, por ejemplo, cambios en la temperatura del agua que indiquen la presencia del submarino.