Una nueva planta depuradora para Junín costaría 20 millones de dólares
El municipio confirmó que se necesita una inversión enorme. En proporción: casi dos veces y media el costo del desagüe del norte. Esta semana, la Autoridad del Agua tomó muestras en todo el cauce del Salado para analizar si se vierten líquidos no tratados. Un ex concejal de Chacabuco denunció que Junín está contaminando la Laguna de Rocha. Funcionarios de ambos distritos aseguran que están trabajando en conjunto.
La problemática de la planta depuradora de Junín y el eventual envío de desechos sin tratamientos desde nuestra ciudad hacia la Laguna de Rocha de Chacabuco es un problema de larga data que mantiene alerta a ambos municipios.
Esta semana el conflicto volvió a tener un nuevo capítulo, cuando el ex concejal chacabuquense Hugo Moro hizo público los resultados de un estudio de aguas que él mismo había encargado hacer sobre la laguna de la vecina localidad que, según contó, mostrarían la presencia de bacterias coliformes cloacales.
En tal sentido, las autoridades locales señalan que se está trabajando para refuncionalizar la planta depuradora y en la reparación de grietas, al tiempo que ponen en duda si la denunciada presencia contaminante en Rocha proviene de la planta y remarcan que no se tuvieron en cuenta los protocolos de acción a la hora de tomar la muestra.
Por otra parte, admiten que la planta depuradora hoy en día quedó obsoleta y que es necesario la construcción de una nueva, lo que requeriría una inversión de nada menos que 20 millones de dólares.
En tanto, lo funcionarios municipales de Junín y Chacabuco remarcan que están trabajando en conjunto para determinar efectivamente si la Laguna de Rocha recibe desechos sin tratamiento y de dónde pudiesen venir los efluentes que, eventualmente, la estén contaminando.
La planta depuradora hoy
Fueron varias las veces que se puso el ojo en la planta depuradora en el último tiempo. La última vez había sido en febrero de este año, cuando el Frente Renovador de Junín hizo una denuncia pública en la que señalaban que no estaba funcionando y que podría estar contaminando a los campos vecinos e, inclusive, a la Laguna de Rocha.
El ingeniero Guido Covini, titular de Obras Sanitarias del municipio, señala a Democracia que la planta, aun con dificultades, está en funcionamiento.
“Nosotros estamos haciendo un trabajo tratando de refuncionalizar las unidades”, explica Covini, para luego profundizar: “La planta tiene unidades que están funcionando, hoy tenemos el digestor que está colmatado por lo que tuvimos que empezar a utilizar el pozo Imhoff como digestor; también estamos haciendo un trabajo de reparación del primario. Son unidades que presentan muchas fisuras y por eso hay que ir tratando de arreglarlas lo mejor posible hasta que consigamos los fondos para hacer lo que correspondería, que es una nueva plata. El intendente está abocado a esa tarea de obtener los recursos que nos permitan hacer la obra”.
Desde el municipio sostienen que cuando asumieron recibieron una planta que no funcionaba, aunque los representantes de la gestión anterior aseguran que esto no es así. Lo cierto es que se hizo una evaluación del lugar y una vez obtenido el diagnóstico se decidió pasar el Imhoff a ser digestor, hacer trabajos de refuncionalización de unidades y reparar las fisuras.
¿La planta contamina la Laguna de Rocha?
Esta semana, Moro dio a conocer los resultados de un estudio realizado por un laboratorio privado a partir de una muestra que él mismo obtuvo, en un procedimiento que no habría seguido los protocolos exigidos para estos casos. Según dijo el referente del Frente Renovador de Chacabuco, allí se demostraría “la presencia de 150 bacterias coliformes cloacales cada 100 milímetros”.
Medios chacabuquenses informaron que “si bien el informe consigna que se trata de valores aceptables, el olor nauseabundo que se advierte indica que el agua no debe usarse para actividades recreativas”. Además, se señala que “la presencia de estas bacterias evidencia que provienen de los líquidos cloacales que Junín arroja sin tratamiento al río Salado”, por lo que Moro concluyó en que “hay que actuar contra Junín”.
Aun cuando el informe hablaría de “valores aceptables”, Covini también puso en duda que la eventual contaminación pueda venir de Junín: “Hay 35 kilómetros de curso entre la planta depuradora y la Laguna y no tenemos control de lo que pasa en el río, si en el medio hay, por ejemplo, atmosféricos vertiendo líquidos cloacales en esa zona. Y en cuanto al olor nauseabundo, puede ser por fábricas de la zona u otras cosas, no tendría por qué ser de la planta depuradora, al contrario, si fuera de la planta debería afectar más a nuestra ciudad”.
Más allá de la polémica, los intendentes de ambas localidades, las autoridades de Obras Sanitarias local y de Medio Ambiente de Chacabuco, presentaron una nota solicitándole a la Provincia que haga una evaluación en la Laguna de Rocha y en todo el cauce del río para establecer cuál es la situación. “Hay que hacer un estudio integral de coliformes fecales –creo que en el que presentó Moro se hace referencia a coliformes en general– porque la Laguna de Rocha es un espacio público de uso recreativo y queremos saber si, efectivamente, la planta depuradora de Junín está perjudicando o no” al balneario de la vecina localidad, sostuvo Covini.
En ese marco, el miércoles pasado hubo representantes de la Autoridad del Agua tomando decenas de muestras que serán analizadas y permitirán establecer cuál es el panorama en la Laguna y en todo el cauce.
Covini comenta que no se sabe cuanto demorarán esos resultados: “La Autoridad del Agua es un ente autárquico y no manejamos esos tiempos. Vamos a estar pendientes para estar al tanto de lo que sucede”.
Respecto de los inconvenientes que un eventual mal funcionamiento de la planta depuradora pudiese acarrear para nuestra ciudad, el titular de Obras Sanitarias consideró que no debería perjudicar a Junín “porque la planta vierte los líquidos en la bajada de Tajamar, en una zona que es aguas abajo de la laguna El Carpincho, entonces no nos afectaría en cuanto a los líquidos, aunque sí podría llegar a hacerlo el olor, dependiendo del viento”.
Qué se necesita
En la actualidad se trabaja en el mantenimiento y las reparaciones, pero las autoridades sanitarias locales saben que esa no es la solución definitiva, sino un paliativo hasta que se pueda llegar al objetivo central: la construcción de una nueva planta depuradora.
“Necesitaríamos una planta nueva de tratamiento de líquidos cloacales con un proceso de barros activados”, sentencia Covini. Es que la actual fue diseñada y construida en los primeros años de la década del 90, cuando Junín tenía unos 60 mil habitantes (dos tercios de la población actual), y fue hecha con una tecnología aceptable para ese momento pero que hoy en día ya no se utiliza en localidades como la nuestra.
En ese marco, Covini afirma que “para hacer una planta de barros activados para Junín se necesitaría una inversión de 20 millones de dólares”.
Se trata, entonces, de un proyecto de una enorme envergadura, ya que ese monto significa –al valor actual del dólar– unos 500 millones de pesos. Para dimensionar la magnitud de esta obra: sería alrededor de un 40 por ciento del presupuesto que tiene Junín para este año, que es de poco más de $1300 millones; o algo así como dos veces y media el costo del desagüe del norte, el proyecto más ambicioso que presentó el intendente, Pablo Petrecca, desde que asumió.
“Nosotros queremos proyectar una planta a 20 años –explica Covini–, no se puede reparar la actual y que funcione de aquí a 20 años porque la estructura ya está obsoleta, ya que el Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento (Enohsa) exige una determinada calidad de hormigón y otras condiciones con las que no cuenta la planta hoy. Sí se puede refuncionalizar para el ‘mientras tanto’, para que trabaje hasta que se haga la nueva, y una vez que esa comience a funcionar, la actual pasaría a quedar fuera de servicio, como está hoy la que fue construida en el año 53”.
Desde el municipio afirman que ya se están analizando los requerimientos que se exigen para una planta de estas características, de manera de poder presentar un proyecto, que dependerá de los fondos que se consigan, algo que no parece sencillo.
Covini admite que “es difícil obtener esos recursos”, pero aclara que esta “es una deuda que tiene la Provincia de Buenos Aires y cuando vino (el secretario de Infraestructura y Política Hídrica) Pablo Bereciartúa a Junín habló de que, en realidad, es una deuda que tiene la Nación, porque en el país solamente hay 20 por ciento de tratamiento sobre el total de efluentes de líquidos cloacales que se vierten”.
En tal sentido, el titular de Obras Sanitarias aseguró que “la administración del presidente Mauricio Macri recibió una nación con prácticamente nada de tratamiento; ahora hay 52 proyectos en marcha, hay muchas prioridades y, entre ellas, está sacar los focos de infección sanitaria de las ciudades para que, por lo menos, la contaminación no esté en las calles”.
Trabajo conjunto
Tanto Covini, como el subsecretario de Medio Ambiente y Desarrollo Urbano de Chacabuco, Pablo Atencio, subrayaron ante este diario que ambos municipios trabajan de manera conjunta en la problemática vinculada a la posible contaminación del río Salado.
“Estamos permanentemente en contacto –afirma Covini– y también nos han venido a ver vecinos de Chacabuco a consultarnos, que han encontrado nuestras puertas abiertas, porque estamos dispuestos a trabajar juntos. Es más, si lo hacemos mancomunadamente vamos a tener más fuerza en el reclamo porque la problemática no afecta solamente a los ciudadanos de estos dos distritos, sino que también hay que ver qué pasa aguas abajo de Chacabuco porque el cauce del río continúa por otras localidades; en verdad, toda la Provincia debe tomar para sí el tratamiento de líquidos cloacales”.