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El “nuevo” FMI: inflación del 32%, más tarifazos y despidos

Cambió. Es otro. Es bueno y trabaja por los más vulnerables. De pronto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya no era ese viejo y conocido monstruo que te quita más de lo que te da.

Vencido por la corrida cambiaria, por el fracaso de políticas económicas entregadas a la bicicleta financiera, el Gobierno fue y golpeó sus puertas. Como bobos, nos hicieron caer en sus fauces y ahora entendemos (entenderemos más en los próximos meses) que nada había cambiado; que el dólar, que ayer superó los $28,40 seguirá subiendo; que la inflación de este año podría llegar al 32%; que las tarifas serán todavía más caras; que el ajuste sobre trabajadores y jubilados será más furioso de lo esperado. Estos y otros puntos que detallamos a continuación surgen de la carta de intención que el Ejecutivo envió al FMI, con sus metas para bajar el déficit de 2,7% al 1,3% en 2019 (una reducción de $250.000 millones) y así acceder al préstamo de US$50.000 millones.

 

Más devaluación

La crisis del dólar, que ayer pegó otro saltó récord, llegó a venderse a $28,50 en algunos bancos y motivó la salida del presidente del Banco Central (Ver página 2), muestra a un gobierno desorientado, sin plan económico sustentable. Por un lado, esto pone nervioso al mercado desconfiado de la esquizofrenia del Banco Central: que sube las tasas a niveles recesivos u opera vendiendo dólares (pese a haber jurado no intervenir) o deja flotar la divisa libremente y ocurre lo de ayer. Derrotado por los especuladores que él mismo alentó, el Gobierno fracasa en cualquiera de sus estrategias y la devaluación avanza, deprimiendo a quienes tomaron un crédito o pensaban tomarlo; a las PyMes o industrias a las que les subieron todos los costos y no encuentran financiamiento; o a nosotros, ciudadanos de a pie a los que cada vez nos cuesta más llegar a fin de mes.

La devaluación es otro de los condicionamientos aceptados por el Gobierno para complacer al FMI. Pues, se compromete a permitir “operar flexiblemente a nuestro tipo de cambio” para contener la corrida cambiaria y limitar la caída de reservas. Sin embargo, en las últimas 48 horas el Central vendió US$794 millones de dólares y anticipó que la mitad de los primeros US$15.000 millones que le preste el Fondo serán utilizados para frenar nuevas corridas. La credibilidad devaluada es otro de los efectos de la crisis.

 

Tarifazos

Las tarifas en los servicios públicos continuarán por la senda del aumento, ya que el Ejecutivo reafirma en su carta al FMI que continuará el recorte en los subsidios a la energía y el transporte. La intención es que en 2020, el 90% de la tarifa de gas y electricidad sea cubierta por hogares y comercios.

Es de esperar que, conforme avance la devaluación, el impacto sea mayor.

 

Jubilaciones

Con la polémica reforma previsional aprobada el año pasado, los haberes jubilatorios se hundieron hasta la miseria. Para contentar al FMI, el Gobierno volverá a la carga contra los jubilados el año que viene, con la excusa de tornar “financieramente sostenible” el sistema de pensiones.

Esto incluye la intención de modificar la edad jubilatoria y la venta de las acciones del Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) de la Anses, es decir, el desfinanciamiento del sistema.

 

Más inflación

De otro tiempo parece ya la irrisoria meta de inflación oficial del 15% propuesta para este año. Según el Indec, la inflación de mayo fue de 2,1% y acumula casi un 12% en los primeros cinco meses del año. Pero, increíblemente, no tiene en cuenta la devaluación ni los tarifazos en luz, agua, gas y combustibles. Para junio, el índice se estima ya en torno al 3%; los economistas del Banco Central vaticinan un piso anual del 27% y el propio Gobierno le adelantó al FMI que espera un techo del 32%, más del doble de su meta inicial.

 

Desempleo

El empleo público “se irá reduciendo”, confirmó el Ejecutivo que, tal como informamos, prevé un recorte de 30.000 trabajadores de planta permanente en dependencias como el PAMI, la AFIP y la Anses. En la Provincia ya se abrió el régimen de retiros voluntarios para unos 300.000 empleados.

 

Freno a la obra pública

El anticipado recorte en la obra pública de $70.000 millones, poniendo en riesgo 430.000 empleos y privando al país de su efecto multiplicador para la reactivación económica, podría ser mayor. El Gobierno ratificó que “pospondrá” los proyectos que no considere “esenciales” y que podría profundizar el recorte “si la actividad económica crece menos de lo esperado y la recaudación tributaria se ve afectada”.

 

“Preparados” para un mayor ajuste

Como se advierte, en la carrera para bajar el déficit el Gobierno no contempla atacar la bicicleta financiera, contener la fuga de capitales y fomentar el ingreso genuino de divisas fortaleciendo la industria y el mercado interno. Sino ajustar a trabajadores y jubilados. También, se le pedirá a las Provincias un “mayor esfuerzo”; se postergará la eliminación de “impuestos distorsivos” y, en caso de que “los resultados económicos fueran peores a los anticipados”, el Ejecutivo anticipó que están “preparados para identificar medidas adicionales que nos permitan alcanzar nuestros objetivos de déficit”.

Todo será supervisado por el Fondo. A partir del 15 de septiembre y, desde entonces, cada septiembre, diciembre, marzo y junio de cada año, hasta 2021 (¿para entonces estará Mauricio Macri en el poder?), Argentina deberá rendir cuentas ante el FMI. El ajuste es la condición sine qua non para recibir los dólares prometidos. Como siempre. Porque el Fondo no cambió, y Cambiemos, tampoco.