Con pelota parada, Francia se abrió paso a la cima Mundial
El triunfo por 4 a 2 ante Croacia se inició con otro tiro libre, tal como había ocurrido en los partidos ante Bélgica y Uruguay. Una Copa muy bien organizada que coronó campeón a un equipo que le hace culto al trabajo, la estrategia y la planificación
Sábado 30 de junio. 17.13 en San Petersburgo. Penal de Griezmann que engaña a Armani y Francia empieza a ganar el partido de Octavos de Final con un balón detenido.
Viernes 6 de junio en Nizhni Nóvgorod: tiro libre de Griezmann esquinado al arco y cabezazo de Varane para marcar el camino de la eliminación de Uruguay en Cuartos de final.
Martes 10 de junio. La escena se repite otra vez en San Petersburgo: tiro libre de Griezmann y gol de Umtiti a los 55 minutos contra Bélgica para definir lo que era una final anticipada.
Domingo 15 de julio en Moscú y… ¡figurita repetida! Tiro libre de Griezmann y desvío de Mandzukic para obtener la última llave antes de alcanzar el cofre de la felicidad.
Francia salió campeón del mundo ayer, pero empezó a trabajar hace más de dos años. Con un técnico estratega, que explotó las cualidades de sus jugadores, contó con libertad para elegir, no convocó a Benzema y ensayó los córners y tiros libres como una premisa del juego efectivo y resultadista, este país alcanzó la misma cantidad de Copas que Argentina.
No hay secretos en el fútbol. Otra vez quedó demostrado que está todo inventado, y en que todo caso la clave es evolucionar sobre lo que está hecho, pulirlo y sacarle provecho.
Francia ganó 4 a 2, y en otro mo-mento de la historia se hubiese pensado en un equipo que llegó diez veces mano a mano con el arquero rival. Pero no: le alcanzó con un tiro libre y un penal en el primer tiempo para sobreponerse a otro tiro libre en contra (jugada de pelota parada de Croacia) que había empatado de forma transitoria.
Como hace cincuenta años, los tiros libres y las pelotas paradas marcaron el camino del nuevo campeón del Mundo, que como tal, es considerado el mejor del planeta. Ni el proyecto de Alemania, ni la dinámica de España o el juego al piso de Brasil. El mejor es el que supo defenderse correctamente y contraatacar para lastimar en procura de un resultado final. Un camino que Argentina supo recorrer en el pasado, cuando abrió el camino de la última estrella con el cabezazo del Tata Brown en México ’86, que tuvo correlato con el gol de córner a Rumania de Pedro Monzón en el Mundial ’90 para asegurar el pasaporte a los Octavos de Final.
¿Habrán tomado nota en la AFA? Por lo pronto, los franceses ya tienen dos estrellas. Argentina sigue esperando volver a las raíces que le dieron resultados a lo largo de la historia.