El planeta está recaliente
Tormentas, sequías, altas temperaturas y la disminución de la superficie glaciar en el Artico son las consecuencias más evidentes del cambio climático, según el informe anual de la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica y la Sociedad Estadounidense de Meteorología
La emisión de gases de efecto invernadero alcanzó un nuevo record en 2017, mientras las altas temperaturas asuelan el planeta y el deshielo en el Artico alcanzó su nivel más alto debido al cambio climático, según un estudio publicado ayer, en el cual han trabajado 450 científicos de todo el mundo.
El documento, de trescientas páginas, publicado por la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Sociedad Estadounidense de Meteorología, usa la palabra “anormal” una docena de veces, en referencia a las tormentas, sequías, altas temperaturas y la disminución del tamaño de la superficie glaciar en el Artico. Según el reporte, una serie de indicadores muestra que el calentamiento de la Tierra se acelera por efecto de la combustión de combustibles fósiles, que aumentó la concentración de gases en la atmósfera en 2017.
El informe anual sobre el estado del clima pone de manifiesto el empeoramiento de las condiciones climáticas en todo el mundo durante 2017, año en el que el presidente Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos del acuerdo de París sobre el clima. Precisamente, Estados Unidos es el segundo país que más contamina, por detrás de China, y aun así revirtió su política ambiental desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, que declaró que el cambio climático es un “engaño chino”, por lo que abandonó el acuerdo de París para reducir las emisiones, firmado por más de 190 países.
El año pasado, la concentración de los tres gases de efecto invernadero más peligrosos que hay en la atmósfera (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzó un nuevo record. La concentración media de dióxido de carbono en la superficie de la Tierra aumentó hasta las 405 partes por millón, “la más alta en el registro de medición moderna de la atmósfera”, afirma el estudio. “La tasa de crecimiento global de dióxido de carbono casi se ha cuadruplicado desde principios de la década de 1960”, añade. El record del año más cálido de la edad moderna se registró en 2016, pero 2017 le va a la zaga, con “condiciones mucho más cálidas que la media” en la mayor parte del mundo, explica. Los expertos recuerdan que hay que tener en cuenta el efecto de El Niño, un fenómeno cíclico natural asociado a un aumento de las temperaturas en la parte oriental del Pacífico tropical. El 2016 fue inusualmente cálido por el impacto de El Niño pero, si se descuenta esa alteración, 2017 ha sido el año más caluroso.
Argentina, Bulgaria, España y Uruguay sufrieron las temperaturas anuales más altas jamás registradas en esos países, mientras que México “rompió el record por cuarto año consecutivo”. Rompiendo más registros de calor, en Puerto Madryn, Argentina, hubo 43,4 grados el 27 de enero del año pasado, la temperatura más alta jamás experimentada en el Hemisferio Sur. Mientras que en Turbat, en el oeste de Pakistán, se registró la temperatura más alta de la historia el 28 de mayo del año pasado: 53,5 grados.
El calor sin precedentes sacudió también al Artico, donde la temperatura de la superficie terrestre fue de 1,6 grado centígrado, superior al promedio registrado entre 1981 y 2010, y las temperaturas sufridas fueron las segundas más altas desde 1900, sólo superadas por las de hace dos años. “El calor anormal de las temperaturas del aire ártico de hoy y de la superficie del mar no se habían observado en los últimos 2000 años”, revela el informe.
Esto provocó que en marzo la superficie glaciar se redujera a su extensión más baja de los últimos 37 años, según los registros tomados por satélite.
En la Antártida, la extensión del hielo marino se mantuvo por debajo del promedio durante todo el año, con mínimos históricos observados entre enero y abril. La superficie de los glaciares de todo el mundo, por su parte, se redujo por 38º año consecutivo. “Las precipitaciones globales en 2017 fueron netamente superiores al promedio”, explica el informe. Esta crecida se debe a que las temperaturas oceánicas más cálidas provocan un aumento de la humedad en el aire, un fenómeno que se ha dado particularmente en los últimos tres años. Algunas zonas del planeta, mientra tanto, sufrieron sequías prolongadas, lo que demuestra que “las precipitaciones extremas no están distribuidas uniformemente en todo el mundo”.