Una multitud para exigir justicia por Santiago
Ante las miles de personas que marcharon a Plaza de Mayo, Sergio Maldonado recordó los ideales de su hermano, reclamó la intervención de especialistas independientes en la investigación y denunció las trabas puestas por el Gobierno y la Justicia para alcanzar la verdad
“Santiago, sos al único al que le voy a jurar lealtad y compromiso de lucha hasta ver que los responsables sean juzgados, mientras tanto tratá de descansar, como puedas y como te dejen; te respeto, te quiero mucho y, si este gobierno es indiferente, nosotros decimos Santiago es solidaridad.” Sergio Maldonado bajó el micrófono un instante, quebrado por la emoción, su voz había temblado un poco. Una multitud volvió a acompañarlo ayer al atardecer en Plaza de Mayo, en su exigencia de verdad y justicia a un año de la desaparición de su hermano, el tatuador anarquista que el 25 de julio hubiera cumplido 29 años. “Debemos soltar a Santiago como ese ser libre que era, trascendió y está en los corazones de aquellos que lo sienten propio. Queremos que este 1 de agosto se inicie la construcción de una unidad por encima de diferencias partidarias e ideológicas que imponga la agenda de los derechos humanos, porque esos derechos se defienden o se violan”, dijo. “Debemos repudiar con todas nuestras fuerzas que este Gobierno habilite a las Fuerzas Armadas a participar en temas de seguridad interior”, agregó, y la plaza respondió cantando “Macri, basura, vos sos la dictadura”. En el palco de espaldas a la Casa Rosada y rodeado por Madres, Abuelas y luchadores de organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, Maldonado afirmó que la difusión de los resultados de la autopsia del Brujo, como le decían a Santiago los mapuches de Cushamen con quienes se había solidarizado, “fue otra de las mentiras” del oficialismo.
“Desde el Gobierno y algunos medios instalaron que 55 peritos dijeron que Santiago se ahogó solo y que no hay nada que reclamar. Les decimos que fue otra de las mentiras a las que estamos acostumbrados, porque los resultados de la autopsia no dicen dónde murió Santiago, qué día, en qué circunstancias y cuántos días estuvo en ese río. Por el contrario, los peritos de la Corte Suprema el 24 de noviembre no podían responder a esas preguntas”, expresó en un discurso que no fue ignorado por la TV en vivo.
Más temprano, un grupo de pibas le sonreía a una señora mayor en el subte. Iban a la plaza y tenían en sus pechos carteles que decían “¿Vos te ahogás en 60 centímetros de agua? Santiago tampoco”, junto a pañuelos verdes por el aborto legal. “Me mando, está Las Manos de Filippi”, dijo un pibe corpulento, avanzando entre las banderas partidarias. “Que el Estado se haga responsable”, gritó el Cabra antes de dar paso a Los Espíritus. Los parlantes resonaron con “En tu nombre”, de Gustavo Cerati, y Sergio tomó la palabra. “Hace once meses nos encontrábamos en esta plaza pidiendo la aparición con vida de Santiago, anarquista, artista, dibujante, tatuador, defensor de la tierra, un alma libre con un gran compromiso social; vivía como sentía, con firmes ideales, con su mirada que hoy interpela a una parte de la sociedad”.
A Sergio le había costado arrancar, confesó que era un día muy cargado, y la gente lo alentó al son de “olé olé, olé olá, como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”.
Ayer en el sur hubo tres actividades en memoria de Santiago: en El Bolsón, en Lago Puelo y en Cushamen, sobre la ruta 40. “El 1 de agosto allí hubo una cacería humana con balas de goma y plomo, ese día Santiago desapareció y comenzó nuestra lucha, salimos a la calle a buscarlo, a denunciar, a gritar hasta encontrarlo, 78 días interminables esperando para poder volverlo a abrazar. Pero no pudimos. El 17 de octubre apareció su cuerpo en el río Chubut, ochenta metros río arriba en un tramo que el Estado ya había revisado siete veces. El 5 de agosto y el 18 de septiembre más de 400 efectivos entre Gendarmería, Prefectura, Policía Federal, perros rastreadores, helicópteros, drones y buzos que responden a Patricia Bullrich dijeron que no había nada en el mismo lugar donde apareció luego el cuerpo”, describió Maldonado. En ese momento, la multitud gritó “fuera, fuera, fuera Bullrich fuera”, tanto la militancia como mucha gente que había marchado por su cuenta.
Al enfatizar que se trató de un crimen de Estado, recordó que “funcionarios ocultaron información, encubrieron a Gendarmería y persiguieron a nuestra familia en lugar de cuidarla y responder dónde está Santiago Maldonado. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien le pedimos en esta misma plaza la renuncia hace once meses por haber desviado la investigación al decir que Santiago había sido herido por un puestero, aún hoy sigue negando su desaparición forzada seguida de muerte, como si el operativo realizado por las fuerzas de seguridad a su cargo no hubiese sido ilegal”.
Mientras llegaban las últimas columnas desde el pañuelazo del Congreso, Sergio enumeró el hostigamiento de los últimos doce meses. “Sufrimos ataques permanentes por parte de ministros, gobernantes y periodistas funcionales al gobierno de Mauricio Macri”. Y en ese momento también la respuesta vino de la plaza: “Macri, basura, vos sos la dictadura”.
“En medio de nuestro dolor debimos escuchar expresiones como que había un 20 por ciento de probabilidades de que se encuentre en Chile o que era como Walt Disney”, dijo en referencia a declaraciones de Elisa Carrió. “Incluso compararon a Santiago con un dirigente sindical cuando su única acción fue acompañar el reclamo de comunidades originarias históricamente invisibilizadas. Nunca sospechamos que íbamos a escuchar tanta perversidad, ninguno de esos periodistas autodenominados independientes, mercenarios que nos siguen atacando, salieron a repudiarlo. Sí salieron a demonizar a buena parte de la sociedad que nos acompañó mes a mes en la calle, a cuestionar a los testigos de la comunidad mapuche, pero nada dijeron de todos aquellos que mintieron al decir que lo vieron por aquí y por allá”, detalló.
Sobre el accionar de la Justicia, Maldonado dijo que “el juez Guido Otranto permitió que tanto nuestra familia como los testigos fuéramos espiados, en lugar de investigar en forma imparcial. Mientras intentamos seguir adelante con nuestras vidas, el Estado nos obliga peregrinar del sur al centro del país con nuestro dolor a cuestas. Sólo un equipo de expertos independiente garantizará una investigación sin influencia del Ministerio de Seguridad, que pretende que sean las mismas fuerzas sospechadas las que produzcan las pruebas para determinar qué hicieron con Santiago”.
Antes de fundirse en un abrazo con su compañera de vida, Andrea Antico, Maldonado agradeció a los organismos de derechos humanos, movimientos sociales, colectivos de artistas, partidos políticos, sindicatos “y a todas y cada una de las personas en esta plaza, especialmente a La Poderosa y a Mónica, la compañera de Marielle Franco, asesinada en Brasil, porque sin la perseverancia, la exigencia y la movilización de los familiares acompañados por el pueblo ninguna causa puede llegar a la verdad”. Y agregó: “Exigimos justicia por Santiago, por los 30 mil desaparecidos, por todos los jóvenes desaparecidos y asesinados en democracia a manos de las fuerzas de seguridad, por esas familias que como nosotros atraviesan el mismo dolor”. La locutora Liliana Daunes, que al inicio había pedido “justicia por Rafael Nahuel”, se despidió con la invitación: “Nos vemos el 8 de agosto”. A su lado, de pie estuvo la abogada de la familia Maldonado, Verónica Heredia.
“A los gendarmes les gritaría que son asesinos, que confiesen qué le hicieron, el Estado es responsable de los crímenes en la Patagonia. A la familia le digo que siga luchando, y si lo tuviera adelante a Santiago lo amaría”, dijo Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo (LF) en silla de ruedas por una afección en la rodilla. De un micro habían bajado las integrantes de la misma agrupación, que en el palco se sentaron junto a Estela de Carlotto y Adolfo Pérez Esquivel. Arriba y abajo se cruzaron referentes sociales y políticos, también Alberto Santillán, familiares y amigos de Luciano Arruga, y Ruben López, el hijo del desaparecido Jorge Julio López.
“Pachakuti, renacimiento, tiempo sagrado, regreso al núcleo ‘originario’ de nuestra América Morena”, rezaba el cartel al que Santiago más atención habría prestado.