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40% de inflación y una mesa cada vez más vacía

Hoy, el índice de septiembre representa el 65% de la inflación prevista en el Presupuesto 2018, para cuando el Gobierno esperaba un 10%

“La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar”. “Si no baja, será mi responsabilidad”. Pero “eliminarla será la cosa más simple que tenga que hacer si soy Presidente”.

La demagogia era fácil en los tiempos de la campaña, todo parecía sencillo ante el fracaso K, nada podía ser peor, prometía entonces Mauricio Macri. Pero, a punto de cumplir tres años de mandato, ayer el Indec anunció una inflación del 6,5%, la mayor del año, más alta que en diciembre de 2015 e igual a su propio récord registrado en abril de 2016. Para encontrar una inflación más alta hay que remontarse a abril de 2002, cuando la suba fue del 10,4%.

Hoy, el índice de septiembre representa el 65% de la inflación prevista en el Presupuesto 2018, para cuando el Gobierno esperaba un 10%.

Realismo mágico lejano al calor de una coyuntura en la que la devaluación del peso supera el 100% y la inflación se encamina hacia el 45%, ganándole por varias cabezas a los salarios, hundiendo el poder adquisitivo de trabajadores y jubilados.

En el año, la suba en los precios acumula el 32,4% y trepa al 40,5% si se toman los últimos doce meses. Encabezan el incremento los rubros de transporte, vestimenta y calzado y alimentos.

Desde la megadevaluación de abril, productos básicos como la harina duplicaron su precio, el aceite subió un 60%, la manteca un 30%, los fideos un 74,6%, los precios de los principales cortes de carne treparon entre 35 y 45% sobre valores que ya eran relativamente altos respecto de alimentos más baratos.

Por ejemplo, el kilo de asado trepó en los últimos doce meses de 124,08 a 166,96, la carne picada de 73,28 a 102,45 pesos y la nalga de 153,17 a 211,85 pesos (38,3 por ciento). Los fideos tipo guisero, en cambio, si bien en el mismo lapso subieron 74,6 por ciento, en valores absolutos son más baratos pues el kilo aumentó de 19,86 a 34,68 pesos.

De ahí que cada vez más familias se hayan visto obligadas a recortar gastos y a prescindir de alimentos antes infaltables en la mesa de los argentinos: en el último tiempo, el 54% disminuyó el consumo de carnes; el 34% bajó la compra de lácteos; el 44% de gaseosas, jugos y soda, 69% de salidas y esparcimiento y 39% de combustibles, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

Lo peor está por venir

Septiembre fue malo y octubre también lo será, admitió ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en referencia a la inflación que seguirá su rumbo, empujanda por los tarifados en el gas y la luz, la suba en el transporte y los combustibles que terminan impactando en las góndolas.