Francia echa a Google de su vida para conseguir independencia online
Mucha gente cree depender de Google para sus búsquedas en internet. Es el buscador por defecto para muchos navegadores, y varias empresas lo usan sin pensárselo mucho. Pero en los últimos años, ha habido algunos incidentes de ciberseguridad que han generado dudas de cuánto de confiable Google es en realidad.
Nunca ha sido un gran secreto que el gigante de Silicon Valley vigila los movimientos de sus usuarios. Además de darles voluntariamente su ubicación al usar su sistema de Google Maps, los internautas le permiten guardar sus búsquedas (tanto escritas como por comandos de voz). Incluso aunque cambien su configuración para más privacidad, Google los rastrea y recoge sus datos. Esta información es después vendida a anunciantes, quienes buscan aprender del buscador para convertirlo en consumidor. El hecho es que cuando un servicio como Google es gratuito, el producto que se está vendiendo eres tú.
Pero más allá de la privacidad, hay quienes temen que el uso de Google sea un riesgo para la seguridad nacional. Este es el caso con Francia, en el que la Asamblea Nacional y Ministerio de las Fuerzas Armadas ha declarado que dejarán de emplear a Google como sus motores de búsqueda en sus aparatos digitales. En su lugar, planean usar Qwant, un buscador de origen francés-alemán que se define como “el motor de búsqueda que respeta su privacidad”.
¿A qué se debe este cambio? Pues por un lado por el temor a los ‘Cyberattacks’, ataques informáticos para robar información de compañías privadas o instituciones. Todo comenzó con Edward Snowden y la filtración de los documentos de alto secreto de la NSA. Esto hizo tambalear los cimientos de la seguridad de los Estados, mostrando su debilidad ante las nuevas posibilidades brindadas por las nuevas tecnologías. Más recientemente, el caso de Cambridge Analytica cuya ‘minería de datos’ recibió mucha atención por su acción en la campaña electoral de Trump y la obtención de datos de perfiles de 50 millones de usuarios de Facebook de forma ilegal.
Por el otro lado, se trata de tener un cierto nivel de independencia online, de no depender de corporaciones extranjeras, evitando convertirse en una ‘colonia digital’ de los Estados Unidos. Los políticos franceses sienten una necesidad entendible de proteger a sus ciudadanos y a sus empresas. Los franceses, además de ser muy orgullosos de su cultura y recelosos de las influencias extranjeras, sienten una gran desconfianza hacia internet. Junto con Alemania y el Reino Unido, se han enviado unas 1,2 millones de peticiones pidiéndole a Google que borre su información online y un 51% de las peticiones totales proveniente de la Unión Europea.
Una nueva versión de la tendencia actual de ‘fortificar’ los territorios con todo tipo de muros y fronteras, no solo de manera física, para proteger a “los nuestros”, un grupo cada vez más reducido, de “los otros”, cada vez más diferenciado y apartado. En definitiva, lo que se está evidenciando es que la globalización convive con un individualismo creciente de las naciones.