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Conmebol queda mal con todos en el fiasco de la Libertadores

Los dirigentes del fútbol sudamericano han tirado la toalla. Fueron incapaces de poder montar su partido anual más importante en su propio continente.

Una confederación de 10 naciones no pudo encontrar un sitio seguro para que River Plate y Boca Juniors pudieran completar su final de la Copa Libertadores tras no poder garantizar la seguridad en las calles para el malogrado duelo de vuelta en Buenos Aires.

El torneo bautizado por los próceres de las guerras de independencia de Sudamérica contra el dominio español ahora depende del viejo conquistador colonial. Los hinchas argentinos tendrán que pagar un carísimo viaje ida y vuelta a Madrid el próximo fin de semana.

“Estamos contentos de ayudar a la Conmebol en una situación de urgencia”, dijo el presidente de la Federación Española de fútbol, Luis Rubiales. “El fútbol ha sabido unirse para ayudar. Recibiremos a los hinchas con los brazos abiertos. Agradezco al fútbol español su implicación”.

Pero es una humillación para Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, el que su “final de todos los tiempos” se juegue tan lejos.

Con el súper clásico acaparando una atención global sin precedentes, la entidad rectora del fútbol sudamericano se deleitó al calentar más la acérrima rivalidad entre los equipos argentinos, pero fue incompetente ante los hechos de violencia del sábado pasado.

A raíz de los desmanes en las calles por el partido de vuelta, el ministro de seguridad de Buenos Aires aceptó la culpa y renunció. Pero incluso después que hinchas de River habían agredido al autobús que trasladaba a los jugadores de Bocal al estadio Monumental, la Conmebol no supo responderle a los futbolistas.

La preocupación del ente pareció centrarse en asegurar que el partido se jugara a toda a costa y alzar su copa. Era obvio que el partido tenía que ser suspendido de inmediato por la gravedad de la violencia.

El autobús de Boca fue impactado por piedras, botellas y palos. ¿En serio la Conmebol se creía que los jugadores estaban en condiciones de salir a la cancha? Pueden ser deportistas curtidos, pero no se podía dudar que habían quedado convulsionados por lo ocurrido. Pablo Pérez, el capitán de Boca, resultó con una herida ocular. Varios de sus compañeros fueron afectados por el gas lacrimógeno arrojado por la policía para dispersar a los hinchas de River.

Pero la Conmebol insistía que la final, igualada 2-2, se tenía que disputar. Se intentó dos veces de jugar el sábado y se llamó a todos para el día siguiente.

Domínguez habló bonito, pero se quedó debiendo en cuanto al liderazgo que se espera de una organización que aún trata de recuperar su credibilidad tras los escándalos de corrupción.

El técnico de River Marcelo Gallardo hizo caso omiso de una suspensión en la vuelta de las semifinales ante Gremio de Brasil e ingresó al vestuario. El volante de River Bruno Zuculini actuó en los octavos de final pese a una suspensión.

Pero River pudo seguir en carrera pese a las infracciones, marcando la pauta de lo que fue el malogrado manejo de la final.

El liderazgo de Domínguez es más cuestionado que nunca.

En la víspera del partido, con el presidente de la FIFA Gianni Infantino de visita, Domínguez pareció está más pendiente de lucirse ante el mundo al lanzar propuestas para modificar el calendario de las competiciones en lugar de concentrarse en su propia confederación. El dirigente paraguayo salió a proponer que el Mundial se juegue cada dos años. El caos de la Copa Libertadores confirmó el por qué Domínguez es partidario de que la FIFA organice más torneos en lugar de sus propios empleados.

Después de darle alas a una propuesta que seguramente irritaría a los jerarcas europeos en la UEFA, Domínguez recibió el auxilio de del continente para salvar su final.

«Encontramos en España la tranquilidad necesaria”, dijo Domínguez. “No creo que jugar en España haga perder la esencia de la Copa Libertadores”.

Ahora, la federación española se expone a recriminaciones de ser hipócrita. Justo cuando Rubiales se resiste a que el Barcelona dispute un partido doméstico en Miami en enero, la Liga se encuentra que la federación se trajo a territorio español un partido de mucho mayor renombre.

La demanda que la Liga interpuso pudo haber recibido un impulso gracias a las posiciones contradictorias de Rubiales.