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Golpe a la mafia siciliana: decapitaron a la nueva cúpula de la Cosa Nostra

Oficialmente era un joyero. Pero, en verdad, Settimo Mineo, con ochenta años y un «currículum» mafioso de excelencia, era el capo de la nueva cúpula de la Cosa Nostra, la mafia siciliana y el sucesor del «capo di tutti i capi»,Salvatore Totó Riina, fallecido hace un año.

En el marco de la operación «Cúpula 2.0», Mineo fue arrestado esta madrugada en Palermo, Sicilia, en una redada en la que cayeron otros 45 capos mafiosos y que fue considerada un golpe mortal a la nueva cúpula de la Cosa Nostra.

«Cuarenta y seis arrestos y uno en especial, el de Settimo Mineo, representan uno de los más duros golpes infligidos por el Estado a la mafia», exultó el viceprimer ministro del gobierno italiano, Luigi Di Maio, que agradeció a las fuerzas del orden y a los magistrados a cargo del maxi-operativo.

Una investigación que coordinó el procurador de Palermo, Francesco Lo Voi, en efecto, descubrió que, tras la muerte de Riina, el líder máximo -en noviembre pasado, a los 87 años, en una cárcel de máxima seguridad-, tal como se temía, la Cosa Nostra había vuelto a organizarse.

Sin celulares y a pie

Su cúpula no se reunía desde el 15 de enero de 1993, el día del arresto de «Totó, la bestia», el gran padrino que había instaurado una verdadera dictadura y que, desde la cárcel, seguía dominando, con su carisma, a la organización. Pero la policía antimafia, gracias a escuchas telefónicas, certificó que, después de años, la famosa cúpula volvió a juntarse. Tuvo una reunión cumbre el 29 de mayo pasado, en la que volvió a constituir una «comisión provincial» -el histórico organismo de representación de las familias mafiosas- y designó como nuevo jefe de la Cosa Nostra y heredero de Riina, a Mineo, padrino menos conocido, pero hábil negociador y mediador de disputas entre los diversos clanes de Palermo y alrededores.

Apodado «zio Settimo» y jefe del «mandamento» (en la jerga mafiosa, zona de influencia) de Pagliarelli, Mineo era alguien muy estimado por Riina. Había logrado salvarse de un ataque en 1982, cuando murió su hermano Giuseppe, después de que otro hermano, Antonino, había sido asesinado. En 1984, cuando fue interrogado por el famoso juez antimafia, Giovanni Falcone (asesinado en 1992), el «zio Settimo» contestó con una frase que quedó en los anales de la mafia: «no sé de qué habla, caigo de las nubes». Fue condenado luego a cinco años de cárcel, volvió a ser arrestado en 2006 y excarcelado recientemente, después de una pena de 11 años.

Según las investigaciones, el padrino vivía ahora con el terror de ser interceptado: no usaba teléfonos celulares y se movía sobre todo a pie. No hizo lo mismo Francesco Coletti, uno de los capo mafia que participó de la reunión cumbre del 29 de mayo, menor de 50 años, que sin sospechar que estaba siendo escuchado por los carabineros, desveló que la nueva Cosa Nostra se estaba reconstruyendo en base a las históricas normas de la organización mafiosa.

Hablando con su chofer, Coletti -jefe del «mandamento» de Villabate, también arrestado-, reveló con orgullo que en la reunión de la cúpula «se había hecho una linda cosa, muy seria, con linda gente, gente anciana, gente linda».

También develó que los mafiosos optaron por volver a los viejos esquemas organizativos, basados en reglas ancestrales. Entre ellas, la regla de los «mandamenti» que reagrupan a las familias mafiosas y de los jefes de los «mandamenti», que deben ser respetados; en caso contrario, puede haber consecuencias. Ellos son quienes hablan entre ellos para resolver problemas y tienen prohibido meterse en el territorio ajeno para negocios ilícitos, sin haber antes pedido y obtenido el permiso correspondiente. «Nunca te meterás en las cosas que no te pertenecen, esa es la regla primera, porque nadie está autorizado a hablar en la casa de otros, porque hay un referente», explica Coletti, según las escuchas.

«Zio Settimo» fue entonces quien impartió las reglas como virtual nuevo jefe de la Cosa Nostra. , Como en una película, Coletti evocó también que, al final de la reunión «nos levantamos y nos besamos y después nos fuimos, pero no todos juntos, sino de a uno».