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Así se vive en la ciudad que decidió abandonar los autos

Con la desaparición de 700 antiguos estacionamientos para vehículos de motor y la creación en su lugar de carriles para bicicletas, áreas para sembrar plantas y zonas de descanso, Oslo logra por fin concluir su proyecto de hacer desaparecer los autos del centro y se convierte en una ciudad de referencia para la reducción de gases tóxicos y la conservación del planeta.

Como turistas y residentes pueden constatar, ahora se respira un mejor aire, se siente que se dispone de más espacio para convivir y se vive de una manera mucho más relajada.

“Básicamente no hay autos”, asegura para el portal Fast Company, Axel Bentsen, CEO de Urban Sharing, la compañía que maneja Oslo City Bike, el sistema local de bicicletas compartidas.

“La ciudad se siente diferente de un modo más rápido de lo que puedas sentir la diferencia [en la calidad del aire] -puntualiza-. Puedes ver que realmente estás reclamando el espacio y puedes usarlo para otros fines que no sean estacionar autos”.

Un proyecto que ha durado décadas
El proceso de volver peatonales algunas calles del centro de la capital noruega dio inicio en la década de 1980, cuando se invirtieron grandes sumas de dinero en desarrollo del transporte público.

Más de treinta años después, con la llegada al ayuntamiento de una coalición constituida por formaciones políticas progresistas, las autoridades fueron más ambiciosas en la reconversión del patrimonio.

Al principio, se pidió la prohibición total de los autos ya que la mayoría de los residentes en el centro de la ciudad no vivían allí todo el año. Sin embargo, el rechazo a este plan por parte de los comerciantes y propietarios de negocios en esa área hizo que el gobierno cambiara su enfoque y empezara a eliminar de manera gradual los lugares de estacionamiento.

Por el momento, todavía hay varios espacios dedicados al estacionamiento de conductores discapacitados o para vehículos eléctricos destinados a pequeñas cargas. De hecho, algunas calles están abiertas para camiones de reparto durante un par de horas por la mañana.

Para el resto de los conductores, la situación se ha vuelto más difícil.

Este nuevo escenario ha hecho que no pocos propietarios de vehículos desistan en atravesar el centro histórico de la ciudad y tomen un trayecto de carretera mucho más largo, pero igualmente eficaz y productivo en materia ecológica para la ciudad.

Porque el propósito de la ciudad es más que claro: priorizar a los peatones, los ciclistas y el transporte público por encima de los automóviles privados. De hecho, ya se planifica una red de zonas peatonales totalmente libres de automóviles.

Mejoras en la calidad de vida
Estos cambios en la ciudad están diseñados, en parte, para ayudar a mejorar la calidad del aire y combatir el cambio climático, si bien la diferencia en la calidad de vida se hace ahora más inmediata.

“Durante varias décadas, ciudades como Oslo fueron concebidas en función de los autos, pero ya es hora de que lo cambiemos”, declara Hanne Marcussen, vicealcalde de desarrollo urbano de Oslo, en un correo electrónico.

“Creo que es importante que todos pensemos en qué tipo de ciudades queremos vivir. Estoy segura de que cuando la gente imagine su ciudad ideal, no estaría ante la pesadilla del aire contaminado, los autos atascados en medio de un tráfico interminable y las calles llenas de coches aparcados “.