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Masiva marcha de Congreso a Plaza de Mayo

El tercer paro de mujeres concluyó con una impresionante movilización que desbordó las calles del centro porteño. La multitud se manifestó contra el patriarcado y el ajuste.

«La coincidencia es total: nunca se vio una marcha como ésta», fue el mensaje eufórico, y sustentado por la realidad, que se dijo desde la cabecera de la marcha feminista, ni bien las primeras integrantes hicieron pie en una Plaza Mayo que ya estaba llena de manifestantes. El Tercer Paro Feminista y Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis. Trans, Bisexuales, No Binaries, Gordes e Intersex, llenó virtualmente la Avenida de Mayo, desde las cercanías del Congreso hasta la misma histórica plaza, frente a la Casa de Gobierno, pero la multitud desbordaba también la 9 de Julio y las calles aledañas. «Estamos de pie por cuarta vez, haciendo un Paro General de la clase trabajadora; ocupades, desocupades, precarizades, piqueteres y de la economía popular, visibilizando especialmente a las mujeres indígenas, originarias, afroargentinas y residentes en nuestro país, y contra la apropiación cultural de matriz ancestral que venimos sufriendo», se dejó expresado en el comienzo mismo de la lectura del documento consensuado entre las organizaciones convocantes, que no dejaron fuera a ninguno de les históricamente marginados por el patriarcado.

La concentración comenzó bien temprano, antes del mediodía, aunque el comienzo de la marcha estaba convocado para las 17. Tal era la magnitud reunida por la convocatoria, que de hecho era como si hubiera dos o más marchas, la que seguía el trayecto pactado, desde el Congreso a la Plaza de Mayo, y la que venía en el sentido contrario, pero con el único propósito de promover abrazos, besos y compromisos para el futuro inmediato. Aunque a lo largo del itinerario casi no se advirtió, esta vez, la presencia policial, en el documento no se dejó que recordar que si bien «el ajuste y la represión no son novedad, asistimos a su recrudecimiento de la mano del Gobierno de (Mauricio) Macri y los Gobiernos provinciales ajustadores, que atacan a las organizaciones sociales y políticas y persiguen a quienes luchan y se oponen, utilizando como principales instrumentos a las fuerzas represivas, el poder judicial y los medios hegemónicos aliados».

El paro plurinacional, que tuvo su correlato en cada rincón del país con la misma fuerza que en Buenos Aires, fue justificado «porque crecen las cifras de gatillo fácil, y el discurso que legitima la ‘justicia por mano propia’ pretende llevar a nuestra infancia a los tribunales y deportar migrantes ejerciendo todo tipo de violencias». La medida de fuerza, en un día de lucha histórico de la mujer, fue también «porque luchamos por una Argentina y un mundo que sean Anticapitalistas, Antipatriarcales, Antirracistas, Antibiologicistas, Antimperialistas, Antineoliberales, Anticlericales, Antixenófobas, Anticapacitistas». Desde el feminismo, desde la «revolución feminista» expuesta en la actitud y en los emblemas, «estamos construyendo nuestro movimiento contra todas las formas de crueldad con que el capitalismo quiere disciplinar nuestras desobediencias».

Paula, de 46 años, estuvo en la marcha con su hija Malena, de 12, una sobrina y una amiga que llegaron desde El Bolsón. Malena, como si hiciera falta, dice que pronto va a cumplir los 13, pero se sonríe dando conformidad cuando Página/12 le dice que está muy bien que haya venido a la marcha antes de cambiar de edad. Ella se muestra «muy contenta por la concurrencia, por la alegría», mientras que Silvina, de 17, y su amiga, recuerdan que «este es un día de lucha, no de festejo, pero igual aceptamos que nuestros familiares (padres, abuelos), nos hayan deseado un día feliz, que también lo puede ser por el hecho de estar juntas, luchando, en la calle».

Camila, la amiga, aclara que volvieron a Buenos Aires «para estudiar, porque acá tenemos mejores posibilidades». Ella es la que dice que «le pedí a mi novio y a mi papá que no me digan feliz día porque este es un día para conmemorar, aunque no me ofendo por lo que me dijeron porque sé que es un cambio que se va dando de a poco, pero nosotras vemos muchos hecho positivos que tienen que ver porque no está mal que festejemos por los logros, por los avances que estamos consiguiendo». Paula interviene para refrescar que cuando ella tenía la edad de su hija «nosotras vivíamos otra realidad y esto no tiene precio».

De la marcha participaron, enarbolando consignas y grabados que realizan en un taller de La Boca, un grupo de chicas que pertenecen al Frente Darío Santillán. En el taller trabajan «creando obras que tienen que ver con la lucha feminista». En la marcha vendían sus trabajos porque de esa manera, año a año, juntan «el dinero necesario para participar en los Encuentros Nacionales de Mujeres, además de brindarle a las alumnas la posibilidad de tener una salida laboral». La que lleva adelante el taller es Helen, una joven de 24 años que vive en la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas.

Daiana forma parte de un grupo que hace «música feminista militante de resistencia» que se llama, precisamente, Femimúsica en Resistencia y que participa «de todas las marchas, no solo del feminismo sino de todo lo que consideramos importante para crear un mundo mejor». El grupo, de canto y música, dio un fervoroso show en vivo en la vereda del Teatro Avenida, donde interpretaron «canciones propias, en letra y música, que nosotras difundimos a través de las redes sociales y en la calle, como ahora». Y el resto lo dicen cantando: «Si estamos despiertas, las calle son nuestras, rompiendo las reglas, se va a caer, el patriarcado se va a caer».

La jornada de lucha, de compromiso permanente, tuvo festejo, alegría, como la presencia de un nutrido grupo de representantes de distintos pueblos originarios, todos residentes en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires, que entraron a la Avenida de Mayo por la 9 de Julio, interpretando música del altiplano, con letras dedicadas al acontecimiento multitudinario: «Qué bonito es estar con la luz y con la lucha, acompañadas por tus hermanas», es la frase central del aporte mezclado con quenas y un coro de sikus.

Al lado pasa una mujer vestida como si fuera un títere, «pero no del patriarcado», aclara por las dudas. La acompaña Florencia, quien cuenta que forman parte de La Calle de los Títeres, una agrupación que desde hace más de veinte año realiza funciones «para chicos y grandes» en la calle, frente a su sede, en Caseros al 1700, en Parque Patricios. En la Semana de la Mujer, los títulos de las obras son acordes al acontecimiento «para crear conciencia en los niños, desde niños, sobre nuestros derechos y para que ellos influyan sobre sus familias». Las funciones son todos los sábados y domingos, a partir de las 15.

Las pancartas, los grafitis, las remeras, llevan inscripciones que más que deseos son exigencias, gritos para terminar con la violencia machista, con el patriarcado, con toda injusticia: «Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo»; «Estoy llegando, por todas las que no pudieron llegar»; «Mirá cómo nos ponemos frente al tarifazo»; «Hamburgesas beganas, especiales para compartir, especiales para resistir», pregona una vendedora; «Las vidas por salvar están en los grandes mataderos, no en nuestros ovarios»; «ESI y anteconceptivos para nuestra propia decisión» y «Ni una villera menos por abortos clandestinos», son dos de los gritos, desde los pasacalles, que hace La Garganta Poderosa.

La multitudinaria marcha, hace que resulte más que imprescindible, una obligación, que se escuchen los reclamos reunidos en el documento que se leyó en el cierre y que recuerda los resultados de tantas luchas. «Reivindicamos a todes les luchadores anónimes que son parte de nuestra historia. Homenajeamos a las activistas travesti/trans que abrieron caminos, dejaron un legado de lucha irrenunciable y dieron los pasos necesarios para la derogación de los edictos policiales, la conquista de la Ley de Identidad de Género y la Ley de cupo laboral travesti/trans» y se ponen de relieve los nombres de Mocha Celis, Nadia Echazú, Claudia Pía Baudracco, Maite Amaya, Lohana Berkins, Amancay Diana Sacayán, Pepa Gaitán, pero la lucha debe continuar porque «la revolución será feminista o no será», como gritan las paredes de la Avenida de Mayo.