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Los jóvenes, guardianes de un planeta enfermo

Cuando los científicos alertaron de la destrucción de la capa de ozono, no despertamos. Cuando empezaron a subir las temperaturas y el nivel del mar, tampoco despertamos. Aunque te suene al ‘Cuento de la Criada’, no lo es: es la realidad y esto es sólo el principio.

Sin embargo, aún hay esperanza. Está en los jóvenes. Ellos toman el relevo de los científicos como guardianes de un planeta enfermo. Ellos son conscientes de que “nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia”. Así lo cree la sueca de 16 años Greta Thunberg, cabeza visible del movimiento “Viernes por el Futuro” (“Fridays For Future” en inglés).

El 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente, pero esta fecha debería ser irrelevante porque cada día el planeta está más cerca del punto de no retorno. Cada viernes una multitud de jóvenes se organizan en distintas ciudades del mundo para recordar a la sociedad que “no hay planeta B”, y que la Tierra “es la única casa que tenemos”. Estamos ante un planeta enfermo.

El diagnóstico
Los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señalan que cerca del 25% de las especies de animales y plantas están en peligro y sugieren que “cerca de un millón de especies se enfrentan a la extinción”. Y la propia institución señala a los culpables: “los humanos son los responsables de haber causado el aumento de las temperaturas, que pueden acarrear incendios, inundaciones y sequías”.

En los últimos 50 años la población mundial se ha duplicado, por lo que cualquier dato relacionado con el ser humano ha aumentado exponencialmente: obtener más alimento significa tener más tierra para cultivar, más zonas deforestadas y, en definitiva, menos hábitat para los animales y las plantas. Se apuesta por un modelo de vida basado en el consumo rápido, como si no hubiese más generaciones después de la nuestra. Esa es una de las protestas de los jóvenes de Fridays For Future, conscientes de que nos estamos cargando el planeta en el que ellos tienen que vivir.

Entre las grandes batallas a las que se enfrenta la Tierra están nuestros viejos conocidos: sobrepesca, contaminación, vertidos y uso incontrolado de plásticos. Todos ellos son, a día de hoy, subsanables, pero el ser humano se obsesiona con el desarrollo de la técnica y la innovación ignorarando, muy a menudo, las consecuencias del crecimiento descontrolado. Para conseguir mejoras rápidas y beneficios económicos arrasa la naturaleza, que es a su vez fundamental para nuestra supervivencia.

Por eso los jóvenes no entienden lo que estamos haciendo con el planeta. Sin comida, evidentemente, no hay vida. Y no todo se puede crear en un laboratorio.

A pesar de que el medio ambiente pasó de refilón en los debates electorales, los resultados del último Eurobarómetro señalan que el 67% de los jóvenes considera una prioridad que la Unión Europea luche contra el cambio climático. Los jóvenes demuestran tener una conciencia colectiva sobre el planeta y no se quedan quietos. A modo de reivindicación y una esperanza, ya están organizados para una misión: salvar el Planeta.

El tratamiento
Tras dos huelgas en más de 1.000 ciudades de todo el mundo, movimientos como Fridays For Future o Extinction Rebellion, junto a consolidadas organizaciones como Greenpeace, WWF o Ecologistas en Acción, siguen exigiendo a los gobiernos que pongan al planeta en el centro de sus políticas.

En la Alianza de Emergencia Climática se encuentra Extinction Rebellion, un movimiento surgido en Reino Unido en 2018. “Nos declaramos en rebelión a los gobiernos del mundo por su negligencia, porque nos están matando”, dice Nicolás Eliades, de Extinction Rebellion España e internacional.

Según Marta Aparici, otra de las integrantes, “esta organización se basa en los principios de la desobediencia civil pacífica y pretende minimizar los riesgos de la extinción humana y del colapso ecológico”.

La apuesta es clara: se busca que los medios de comunicación y los gobiernos digan la verdad sobre la crisis climática, y que estos últimos tomen las medidas necesarias para reducir las emisiones de carbono a cero neto para 2025. Asimismo, quieren que asambleas ciudadanas supervisen el cumplimiento de las medidas.

El tratamiento es urgente, porque como repite Greta Thunberg “nuestra casa está en llamas” mientras el futuro está en manos de la política, que aún no ha respondido a la emergencia que exige un planeta enfermo.