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Eclipse solar total 2019: así se vivió el evento astronómico del año

Se hizo un silencio absoluto entre la multitud cuando el eclipse solar comenzó a entrar en su etapa final; hubo lágrimas de emoción y abrazos hasta que explotó una ovación en el momento en que la oscuridad fue total. Así terminó de vivirse la fiesta en este pueblo, de unos mil habitantes, en el Valle de Traslasierra, que multiplicó por cuatro su población.

Al calor de la oscuridad hubo promesas de tratar de ver otros eclipses, de ahorrar para seguir este tipo de fenómenos. La velocidad pareció más lenta que la marcada para el reloj: el cielo empezó a ponerse rojizo y el conteo del locutor marcó -unos segundos antes de que se produjera- la fase total del eclipse. Después, de la noche corta la luz volvió tenue.

Los mexicanos Antonio Martínez y Guadalupe García festejaron sus bodas de plata en medio de la plaza de La Población; estaban paseando por la Argentina cuando, hace dos días, escucharon que este pueblo era el mejor lugar para ver el fenómeno.

«No lo dudamos, vimos dónde era y nos vinimos», dice Martínez a LA NACION. Están parando en la capital provincial desde anoche y esta madrugada viajaron a Traslasierra a festejar sus 25 años de matrimonio. Vieron otro eclipse solar total en la Ciudad de México hace «mucho» y aseguran que la experiencia fue «grandiosa»; estuvieron encantados de repetirla. «Ansioso no, feliz. Más todavía porque fue inesperado. Poder estar acá y ver un fenómeno así en nuestro aniversario», repite él.

A media mañana la plaza comenzó a transformarse en un campo de picnic gigante: reposeras, lonas, mate y puestos de comidas y artesanías se mezclaron con telescopios, lentes, vidrios de soldador y juegos de sombras. Por el escenario fueron mezclándose músicos, bailarines y astrónomos.

Cuando el eclipse estaba al 30% -un camión del Gobierno de Córdoba lo transmitió completo desde el cerro Los Linderos, a 2500 metros – la astrónoma Carolina Chapero del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Córdoba comenzó a explicar, de manera muy simple y didáctica, cómo es el proceso de un eclipse y a reiterar las medidas de seguridad que se debían seguir.

La experta vivió una emoción especial (terminado el fenómeno, se le caían unas lágrimas) porque recordó ante este diario que su abuela siempre le contaba que cuando vio el de 1947 en el campo donde vivía no sabía qué era. «Ella se encerró, temía que fuera el fin del mundo. Ahora se me da a mí esta oportunidad; otra generación, otra formación. Es fuerte», describió.

La Secretaría de Ciencia y Técnica de la Provincia, la Plaza Cielo Tierra y la Universidad Nacional trabajaron en conjunto varios meses para preparar los escenarios que se montaron en cuatro puntos de Córdoba para seguir el eclipse.