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Roberto Lavagna cierra la campaña en el conurbano y apuesta a que el «voto con sentimiento» le gane al «voto útil» para resistir la polarización

El acto de cierre se llevará a cabo en San Martín y contará con la presencia de los principales candidatos de Consenso Federal

El voto con sentimiento, el voto que se quiere emitir, el voto con convicción. El concepto que expondrá Roberto Lavagna en su cierre de campaña es conciso. Como la polarización no se puede romper, lo que buscará es llegar al ciudadanos pidiéndoles que atrasen el voto cargado de rechazo hacia Macri o los Fernández, y que próximo domingo expresen en las urnas el respaldo al candidato que verdaderamente les gustaría que gane la elección.

El ex ministro de Economía, y actual precandidato a presidente de la Nación por Consenso Federal, tendrá a cargo el discurso de cierre en un acto que se realizará en el Centro de Exposición Migueletes, un salón ubicado en San Martín, una de las principales ciudades de la primera sección electoral de la provincia de Buenos Aires.

La elección de la sede tuvo que ver con la decisión de salir de la Capital Federal y descentralizar la actividad. «Ya que somos una formula federal, queremos salir del centro», explicaron en el búnker lavagnista.

El salón donde se hará el acto tendrá un escenario de 9 metros con una pantalla gigante atrás. En el equipo de comunicación del economista apuestan a que sea una puesta prolija y ordenada. Sin liturgia. Sin protagonismos excesivos.

Arriba del escenario estarán los principales candidatos nacionales y del interior del país, y tendrán un lugar especial los dirigentes más jóvenes del espacio político. Buscan así que un sector importante de la sociedad se vea representando en el acto final antes de las PASO.

Los mensajes políticos más importantes estarán a cargo de Eduardo «Bali» Bucca, candidato a gobernador bonaerense; Graciela Camaño, candidata a diputada nacional; Matías Tombolini, candidato a jefe de Gobierno de CABA y Juan Manuel Urtubey, compañero de fórmula de Lavagna.

«Para este domingo le vamos a pedir a la gente que vote tranquila y que aproveche las elecciones primarias para expresar su deseo genuino. Que no se deje correr con el voto útil», anticiparon a Infobae desde el comando de campaña del ex ministro de Economía.

En el lavagnismo tienen en claro que el principal objetivo es estar por encima de las dos cifras en la noche del domingo. El paso siguiente es resistir la presión del oficialismo y el kirchnerismo para desinflar la candidatura de Lavagna en el camino hacia las elecciones generales de octubre. Ambas son tareas difíciles de concretar en medio de un escenario político extremadamente polarizado.

De todas formas, en el búnker de Consenso Federal están seguros que ninguna presión les impedirá llegar a las comicios generales. «No sabemos en que condiciones ni con que porcentaje de votos, pero en octubre vamos a estar presentes. De eso hay seguridad. Hay mucha gente enojada que no quiere ni a Macri ni a Cristina», advirtió un dirigente de peso en la mesa chica del economista.

En el lavagnismo están expectantes por el resultado que puedan sacar el domingo. Según las encuestas que consumen en las oficinas de calle Paraguay todavía sigue habiendo un porcentaje importante de indecisos y creen que en parte de ese núcleo puede haber votantes del ex ministro. No tienen en claro a que número llegaran durante el cómputo de datos, pero están convencidos que son la opción más coherente que tiene a disposición el electorado.

Después del cierre de campaña Lavagna se dedicará a dar entrevistas en los medios de comunicación. Algunos nacionales y otros del interior del país. El viernes por la mañana se irá a la chacra que tiene en Cañuelas para pasar 24 horas junto a su familia. Lejos de la política y de las especulaciones dibujadas en las encuestas.

El sábado por la tarde regresará a Buenos Aires. El domingo irá a votar y al mediodía se sentará frente a un plato de pasta y una copa de vino. Por la noche sabrá el resultado de su lucha contra la polarización personificada en las figuras de Mauricio Macri y Alberto Fernández.