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En la Argentina se produce un ACV cada 9 minutos

Tres señales de alerta para detectarlo a tiempo. El 80% de los casos es prevenible y la acción temprana en la urgencia puede reducir al mínimo el daño cerebral y la posibilidad de muerte y discapacidad. Cuáles son los hábitos cotidianos que pueden causarlo y la neuroplasticidad como potencial adaptativo que permite al cerebro reponerse de las lesiones

En la Argentina, se produce un accidente cerebrovascular (ACV) cada nueve minutos, según datos arrojados por el estudio Prevista (Programa para la Evaluación Epidemiológica del Stroke en Tandil), publicado en la revista Stroke en 2016. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al año en todo el mundo. De este grupo, 5 millones mueren y otros 5 millones sufren una discapacidad de por vida.

Existen dos tipos de ACV: el isquémico, que se produce cuando un coágulo bloquea un vaso sanguíneo en el cerebro, y el hemorrágico, causado por la ruptura de un vaso sanguíneo cerebral.

“El ACV es más devastador que un ataque cardíaco, en especial por la incapacidad que provoca: generalmente parálisis de medio cuerpo y muchas veces pérdida del habla. Por eso debemos recordar que es una enfermedad prevenible, tratable y recuperable, como muchas otras patologías”. El médico cardiólogo Jorge Tartaglione (MN 67502), presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) resaltó que “en el país se producen 126 mil casos de ACV por año, de los cuales 18 mil terminan en muerte”.

Los principales factores de riesgo son la hipertensión arterial (presente en casi el 80% de los pacientes que sufren un ataque cerebral en la Argentina), diabetes (el 22% de los pacientes que sufren un ataque cerebral son diabéticos), tabaquismo (aumenta el riesgo entre un 50% y un 70%, siendo mayor el impacto en las mujeres), el colesterol alto y el alcoholismo.

En ese sentido, entre las principales medidas de prevención, la FCA recomienda realizar estrictos controles de la presión arterial, la diabetes y las enfermedades del corazón, abandonar el cigarrillo y hacer dieta y ejercicio físico bajo supervisión médica.

Si bien la Argentina tiene pocos estudios epidemiológicos sobre ACV, fundamentalmente los dos más importantes publicados hasta el momento son el Prevista, en el cual se habla de una incidencia de accidente cerebrovascular por cada 100 mil habitantes de 76,5 en forma global. A su vez hay otro estudio, algo más antiguo, de prevalencia hecho por el doctor Mario Melcon que habla de una prevalencia de 478 por 100 mil cuando se ajusta a la población del Censo nacional.

Sin dudas, la detección a tiempo y una pronta atención médica resultan clave para evitar secuelas. Existen tres signos principales del ACV que a simple vista se perciben en el cuerpo y pueden resumirse en la sigla HaBraSo: es indispensable prestar especial atención al HAbla, los BRAzos y la SOnrisa. Si la persona se expresa con dificultad o le cuesta articular su discurso, levanta ambos brazos hacia adelante y uno de ellos cae, o bien, si sonríe de forma asimétrica, se debe llamar inmediatamente a una ambulancia porque, cada minuto cuenta.

“Lo que sabemos es que en Argentina lo que predominan son los eventos isquémicos, representando aproximadamente (y según diversas series) entre el 85 y el 87% de los casos, y aproximadamente entre un 13 y un 15% (también en diversas series), son de tipo hemorrágico”. Según precisó la médica a cargo del área de enfermedad cerebrovascular del Hospital Italiano María Cristina Zurrú (MN 81247) “si se mira el global del país, el accidente cerebrovascular, en promedio, es la tercera causa de muerte. Pero sigue siendo una causa muy importante de discapacidad”.

Y esto es algo importante a tener en cuenta porque la Argentina, al igual que el resto de la región de América Latina, “está pasando por una transición demográfica, con una población que cada vez más está envejecida, con bajas tasas de natalidad y fecundidad, y con un aumento progresivo de la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión, la diabetes, el trastorno de los lípidos y la obesidad”, analizó la especialista.

Esto hace, según ella, que la OMS piense que para la región va a haber una epidemia de enfermedad vascular, dentro de la cual, obviamente, está el accidente vascular. Y probablemente, esto sea la causa principal de mortalidad en la región en los próximos años.

En el Día Mundial del ACV, Infobae habló con el médico neurólogo Máximo Zimerman (MN 107597), director médico de Cites-Ineco.

  • ¿Qué hábitos de la vida cotidiana pueden ocasionar un ACV?
  • En el 80% de lo casos el ACV es prevenible. Para evitarlo, tenemos que actuar sobre los factores de riesgo vasculares, mejorando nuestro estilo de vida, con una dieta equilibrada, practicando actividad física regular y disminuyendo el consumo de sustancias nocivas, como el tabaco el alcohol y las drogas de abuso. Además, debemos concientizar a la población sobre la importancia del control exhaustivo de la presión arterial, así como el azúcar y lípidos en sangre. Es por ello que hay que promover la visita al médico de manera regular luego de una cierta edad.
  • ¿Qué avances existen en el país para su detección y correcto tratamiento?
  • Un accidente cerebrovascular es una urgencia médica. Es fundamental un tratamiento inmediato. La acción temprana puede reducir al mínimo el daño cerebral y la posibilidad de muerte y discapacidad.

Cualquier persona puede reconocer una ACV, debemos sospechar que una persona está padeciendo un ACV si presenta de forma aguda algunos de los siguientes signos:

  • Problemas para hablar (comprometiendo la expresión y/o la comprensión)
  • Debilidad en un brazo (puede o no acompañarse con debilidad en pierna del mismo lado)
  • Asimetría facial
  • Dolor de cabeza de gran intensidad
  • Pérdida de la visión de un ojo o visión borrosa
  • Dificultad para coordinar los movimientos, mareos,vértigo, dificultad para caminar
  • ¿Cómo diferenciar los síntomas del ACV con otro diagnóstico?
  • Para determinar el tratamiento más adecuado de forma aguda para el accidente cerebrovascular, el equipo de urgencias debe evaluar el tipo de accidente cerebrovascular, ya sea isquémico o hemorrágico y las áreas del cerebro que afecta. También deben descartar otras posibles causas de los síntomas, como un tumor cerebral, hipoglucemia y una reacción a medicamentos.

El médico puede usar varias pruebas para determinar el diagnóstico preciso y la magnitud del accidente cerebrovascular, entre las que se encuentran:

  • Examen Neurológico
  • Tomografía computarizada
  • Imágenes por resonancia magnética
  • Ecografía carotídea
  • Angiografía cerebral
  • Ecocardiograma
  • Holter de 24 horas
  • Análisis de laboratorio
  • ¿Hay más casos en hombres o mujeres?
  • En estos últimos años, el número de mujeres que padece un ACV aumentó. Si bien los hombres tienen más riesgo de padecerlo, más mujeres mueren por ACV. En la Argentina, del 100% de las personas que tienen un ACV, más de la mitad son mujeres. El ACV es una causa de muerte muy importante en mujeres; con una mortalidad mayor que la que ocasiona el cáncer de mama. Además de los factores de riesgo típicos, las mujeres tienen factores de riesgo propios como el consumo de anticonceptivos orales si se suma a otros factores de riesgo, el embarazo, migraña con aura y recibir terapia de reemplazo hormonal, entre otros.
  • ¿A qué edades son más frecuentes?
  • Si bien las personas de 55 años o más tienen un riesgo de accidente cerebrovascular mayor que las personas más jóvenes, se pueden observar ACV en personas jóvenes. Las causas más comunes en jóvenes son la ateroesclerosis, el cardioembolismo así como las vasculopatías y las alteraciones hematológicas aunque un porcentaje alto no es posible determinar su causa a pesar de los estudios realizados.
  • ¿En qué consiste el tratamiento?
  • Después de un ACV, vestirse puede ser una situación sumamente dificultosa. Comer, deambular o hablar se transforman en acciones vedadas. Cuando pensamos en lesiones cerebrales luego del ACV es muy común escuchar hablar de «secuelas» como consecuencias «inmodificables».

El tratamiento en neurorehabilitación en el centro Cites-Ineco está encaminado a la re-adquisición de las destrezas perdidas luego del ACV, es por ello, que el aprendizaje y la neuroplasticidad ocupan un rol preponderante.

Entre las secuelas más comunes del ACV se encuentran las que comprometen distintos dominios neurológicos afectando la motricidad, la sensibilidad, el habla, el lenguaje, la deglución, la vista, las funciones cognitivas y el ánimo, entre otras. Por otra parte, 18% de los casos vuelve a padecer un nuevo ACV después del primer año. Es por ello que los objetivos fundamentales en el tratamiento de estos pacientes radica en prevención de futuros episodios vasculares cerebrales y conseguir la recuperación de los síntomas presentes.

Una gran cantidad de pacientes consultan por las secuelas de un ACV que sufrieron hace años, con la convicción que es demasiado tarde para observar una mejoría. Muchos refieren haber realizado inclusive rehabilitación en su momento pero que hace años no hacen nada, y que temen haber llegado a una “meseta”.

La ciencia detrás de la neurorehabilitación es la neuroplasticidad, y describe la facultad del sistema nervioso de cambiar su estructura y funcionamiento como reacción a la diversas situaciones y entrenamiento. Este potencial adaptativo permite al cerebro reponerse de lesiones adquiridas, como el caso del ACV, disminuyendo la intensidad y número de secuelas.

Es por ello que nunca es tarde es tarde para rehabilitarse. Resulta fundamental que el paciente comience un programa de rehabilitación interdisciplinario por un equipo de trabajo formado por neurólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, nutricionistas, psiquiatras, psicólogos, fisiatras, terapistas ocupacionales, neuropsicólogos y musicoterapeutas.

Basados en la neuroplasticidad, las nuevas terapias permiten potenciar la recuperación del ACV. A través de la estimulación no invasiva cerebral, la realidad virtual, la robótica y nuevos paradigmas de entrenamiento es posible mejorar las funciones comprometidas fortaleciendo la recuperación.