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Héroes silenciosos: cómo trabaja la Cruz Roja para enfrentar el mayor desafío de su historia

Por: Milagros Montone

Es la primera vez que la organización declara la categoría máxima de emergencia. Cómo trabajan sus voluntarios, cuáles son sus mayores obstáculos y qué pasa con la ley que reclaman desde 2017.

Dos meses y medio después de que China difundiera la detección de casos confirmados de un nuevo coronavirus, la Organización Mundial de la Salud declaraba la pandemia. En ese mismo momento y con el planeta en vilo, la Cruz Roja ponía en marcha en Argentina su plan de respuesta ante un acontecimiento que reviste hoy el máximo nivel de riesgo: la categoría de emergencia 3.

Lo mismo hacían las más de 190 sociedades de la entidad distribuidas en distintas partes del mundo, que activaron sus protocolos de atención de desastres y dieron luz verde a las acciones de contingencia contra el Covid-19, bajo la coordinación de una célula de crisis liderada por la Secretaría General de la asociación e integrada por diversos directores nacionales.

“Es la primera vez que se declara el máximo grado de emergencia. Este es mayor desafío de la historia de nuestra organización, a nivel local y global, por la cantidad de gente alcanzada, por lo difícil que es sectorizar la población de riesgo y por las medidas restrictivas, que dificultan desde la adquisición de insumos hasta el desplazamiento del personal”, aseguró Diego Tipping, presidente del organismo en el país.

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“Es un contexto absolutamente inédito”, aseveró el referente en diálogo con INFOCIELO, y afirmó que no solo es la primera vez que “todo el mundo está comprando lo mismo al mismo tiempo” (en referencia a los insumos), sino que, además, el sistema que usualmente le permite a la Cruz Roja usar recursos de una nación para colaborar con otra se encuentra acotado. “Se está dando una respuesta simultánea en 193 países y todos están usando al máximo sus capacidades”, resaltó.

Solo para ilustrar la gravedad de la emergencia en relación a eventos ya conocidos, vale recordar la trágica inundación de La Plata en 2013 y las que afectaron al norte bonaerense, Córdoba y Santa Fe a fines de 2016. Ambas catástrofes fueron catalogadas por el ente de ayuda humanitaria bajo el nivel de emergencia número 2, uno menor al declarado ante este escenario. 

En la provincia de Buenos Aires existen más de 20 filiales, con miles de voluntarios participando activamente. La adquisición de insumos se hace a través del Ministerio de Salud de la Nación y es junto a la cartera sanitaria bonaerense que se trabaja en la administración y activación oportuna de los protocolos en los centros de emergencia que continúan instalándose en todo el Área Metropolitana y distintos puntos del interior.

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Buena parte de estos espacios de contingencia son construidos en instituciones deportivas y recreativas. Tras corroborar la necesidad de generar 16 mil camas extrahospitalarias para pacientes positivos con sintomatología leve, se concretaron 18.500, con el operativo más grande funcionando en Tecnópolis, el predio de Villa Martelli, que empezó con una capacidad de 2.500 pacientes extensible a 15 mil y donde trabajarán cerca de 500 voluntarios.

Cómo enfrenta la Cruz Roja la pandemia en Argentina

Como ocurre ante cada plan de asistencia que afronta la Cruz Roja, todas las acciones de respuesta están siendo coordinadas a través del Centro Local de Operaciones en conjunto con los organismos locales, que incluyen a los municipios, Bomberos, Policía, Sistema de Salud y otros actores. Dentro de las actividades que hoy se llevan adelante para hacer frente a la pandemia se encuentran:

    Dar soporte al sistema de salud público en articulación con el Estado nacional, contribuyendo al montado, puesta en funcionamiento y coordinación de hospitales de campaña.

    Brindar gratuitamente monitoreo y apoyo psicosocial a 50 mil personas y su núcleo familiar (casos positivos, contacto estrecho y población de riesgo) a través del Servicio de Teleasistencia, durante tres meses y las 24 horas.

    Establecer comunicación con argentinos que se encuentren en cualquier parte del mundo por medio de contactos, llamadas o cartas, recopilar sus necesidades y remitirlas a Cancillería.

    Realizar llamadas a la población general, personas con factores de riesgo y adultos mayores de 60 años, para brindar información sobre cuidados, apoyo psicosocial y recomendaciones ante el aislamiento social

    Identificar mensajes falsos para no generar alarma en la sociedad.

Además, la organización hace foco en el crítico escenario económico a través de la asistencia humanitaria en alimentos y acciones tendientes a la reinserción laboral en 45 ciudades argentinas y cerca de 180 puntos, a través de detección de capacidades y necesidades, y ayuda en la confección de CV. También, y fundamentalmente, por medio de la enseñanza de oficios y profesiones.

Una ley atrasada un siglo

Al igual que cada 8 de mayo, este viernes se conmemora el Día Internacional de la Cruz Roja. La fecha responde al día de nacimiento de Henry Dunant, comerciante suizo que, movilizado por la necesidad de ayudar a los heridos de la Batalla de Solferino, en Italia, inspiró la fundación de la organización en 1863.

En 2020, y frente a un contexto de emergencia impensado, siguen siendo las leyes 2.976 y 13.582 -que datan de 1893 y 1949 respectivamente- las que regulan sus actividades en Argentina. Se trata de las más antiguas de todas las cruces rojas del continente y, por ser anteriores a la adopción de los Convenios de 1949 y los Protocolos adicionales de 1977 y 2005, no se corresponden con los estándares que exigen los tratados de Derecho Internacional Humanitario.

Ante este escenario, la entidad presentó un proyecto para actualizarlas en 2017, que sigue sin concretarse. “Lamentablemente, nos quedamos a una sesión de que se apruebe; salió por unanimidad sobre tablas en Diputados en 2018 y faltó la media sanción de Senadores, que tiene el dictamen positivo por unanimidad en todas comisiones y moción de preferencia de la senadora (Cristina) Fernández de Kirchner y el senador (Esteban) Bullrich”, describió Tipping.

“Hoy estamos ante el mayor desafío del siglo XXI con una ley del siglo XIX, no podemos esperar más”, destacó el titular de la organización. “Han impedido que tengamos una ley que nos permita trabajar al máximo de nuestra capacidad: lamentablemente nuestras operaciones hoy pagan impuestos, no tenemos las facilidades logísticas y aduaneras para traer todo el material del exterior, lo que nos obliga a más trámites y más desgaste”, resaltó.

Además, este marco legal obsoleto deja en un total estado de indefensión a los voluntarios, algunos de los cuales han sido recibidos en sus hogares con carteles intimidatorios en los que sus propios vecinos les exigían que no regresaran, y hasta casos de personas cesanteadas en sus trabajos por pertenecer a la entidad. .

Vale resaltar que la actividad humanitaria que la Cruz Roja realiza en la Argentina es financiada por fondos privados. El mayor flujo de dinero que ingresa a la institución proviene de donantes individuales, quienes mes a mes aportan una suma fija a través de tarjetas de crédito y débito. Hoy, quienes colaboran bajo esta modalidad son más de 70 mil personas.

También recaudan con cursos rentados, carpas en eventos multitudinarios, un servicio de teleasistencia y operativos especiales. La potabilización de agua en el norte del país para comunidades wichí, por ejemplo, es apoyada por empresas y organismos internacionales. “No tenemos soporte estatal, solo el aporte de algunas provincias en los institutos superiores para el pago de haberes de los docentes”, explicó el titular de la entidad.

Buenos Aires se encuentra dentro de estas provincias, aunque esto peligró en 2018, cuando se dispuso la reducción en un 50% de los subsidios para sus escuelas de formación, a pesar de que existe un déficit nacional declarado en el área de enfermería. Finalmente, tras el pedido de la Cruz Roja y la advertencia de que la quita podía significar la quiebra de la entidad, la medida quedó sin efecto.

Por otra parte, con la pandemia se activó la campaña “Argentina nos necesita”, una iniciativa solidaria coordinada con el Ministerio de Salud de la Nación que canaliza donaciones de empresas para acondicionar cuartos de terapia intensiva en distintos centros hospitalarios públicos y privados del país, comprar kits para la detección del virus y conseguir equipamiento sanitario.

Hasta la fecha, lo recaudado por medio de la propuesta supera los 300 millones de pesos, que se suman a los cerca de 88 millones conseguidos a través del teletón coordinado por Fabiola Yáñez la primera semana de abril. Lo recaudado en ambas instancias tiene como destino el fortalecimiento del sistema de salud y la compra de insumos para que los miles de voluntarios puedan continuar haciendo lo que mejor saben: altruismo.