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No me peguen, soy Mauricio

Por Matías Ferrari y Sebastián Di Giorgio

El sol siempre sale, pero la noche en la que entró la carrera política de Mauricio Macri desde hace un año, cuando perdió por paliza las PASO frente a Alberto Fernández, quizás se esté extendiendo demasiado para él. Las vacaciones que eligió tomarse en París, lejos de darle un respiro, terminaron por detonar el poco respaldo que le quedaba dentro de Juntos por el Cambio. Para muchos de los dirigentes de peso que lo acompañaron en su aventura por la Rosada, el vuelo a Europa en plena pandemia fue la gota que rebalsó el vaso de una relación que ya venía desgastada desde mucho antes. “El mensaje (del viaje) es que se caga en todo”, dijeron a Diagonales cerca de María Eugenia Vidal. La ex gobernadora ya había pedido una “refundación”, pero (otra vez) Macri no la escuchó. Y a los ciegos no le gustan los sordos.

El otro (ex) As de Mauricio, Horacio Rodríguez Larreta, prefirió desmarcarse ayer de la marcha opositora que mañana intentará protestar contra la cuarentena. Su sucesor en la Ciudad suma gestos de distancia y hasta le birló a Marcos Peña, a quien presentó sin reparos como un jugador de su propio proyecto presidencial, como si no hubiera para Macri un 2023. «Es una decisión personal”, dijo sobre el viaje del ex mandatario, y le faltó decir que no la compartía. No hizo falta: con decir que Mauricio “no tiene una responsabilidad de trabajo acá”, dijo todo y más.

Para colmo, no son pocos los dirigentes que se ríen con cizaña del famoso “Zoom de los lunes” de la mesa chica, que él cree controlar. “Es más formalismo que otra cosa. Las definiciones (importantes) no se van a tomar ahí”, dijeron cerca de otro dirigente de peso de la Provincia de Buenos Aires.

Así las cosas, el ticket a París de Mauricio pareciera ser la oportunidad que muchos esperaban para cobrarle facturas viejas, que todavía se están digiriendo: desde el espionaje ilegal y pinchadura de teléfonos hasta la negativa a desdoblar las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, nada menos.

Uno de los pocos que intentó matizar fue Jorge Macri, primo de Mauricio, intendente de Vicente López y uno de los dirigentes que asoma a futuro como armador de peso en la oposición. «No hay antecedentes en la Argentina de que una coalición de gobierno que pierde permanezca unida», dijo, por ahora, con algo de razón. Juntos por el Cambio vive una guerra fría interna, pero no se rompe.

De todas formas, el primo también salió a hacer leña del árbol caído y dijo, desde un estudio de TV, que “entiende” el enojo de la gente ante la huída del ex mandatario hacia una suite de lujo parisima mientras en el país arrecia el encierro y las dificultades económicas. El resto de las opiniones críticas en forma pública a Mauricio también provinieron de su riñón, y no sólo tuvieron que ver su viaje. Todas reunidas, pueden ofrecer un panorama de su situación:

·  «Mejor me callo…no me gustan algunas actitudes. Hace un par de meses que no me llama, que no tenemos contacto, y resulta que el Presidente me llama día por medio preguntando siempre por la situación de Jujuy y de qué manera puede ayudar”, dijo el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, el 12 de agosto.

·  «Mauricio tendrá que escoger entre seguir haciendo política o dedicarse a otras cosas», opinó nada menos que Durán Barba.

·  «Le tengo aprecio a Macri, pero es desubicado como caballo arriba de un techo. Más inoportuno no podía ser ese viaje. Si él quiere, que nos diga hasta acá llegué y que se vaya a París, a Suiza, a donde quiera, pero que lo diga», dijo Luis Juez el 3 de agosto.

·  «La deuda es un problema 100% de Macri», espetó el diputado de Cambiemos, Luciano Laspina, cuando el Gobierno logró cerrar un acuerdo con los acreedores. 

· «Macri no tiene margen para volver a ser candidato», lo fulminó el diputado radical y ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, a fines de junio.

· «La gente nos pedirá una opción de futuro distinta a la del pasado. Espera diálogo», espetó con una indirecta el diputado de Evolución y ex embajador en EEUU, Martín Lousteau, a inicios de ese mismo mes.

 Larreta, Vidal y Monzó: los moderados avanzan

Las diferencias entre los moderados y el ala dura no pasan por una simpatía mayor o menor con el peronismo, sino por la disputa política. Cerca de María Eugenia Vidal, dijeron a Diagonales: “Horacio Rodríguez Larreta termina juntando a María Eugenia con Emilio Monzó. Y tanto Horacio, Emilio como Monzó piensan lo mismo. Para poder ganar, hay que crecer y para ello hay que sumar desde el centro más que desde los extremos”.  En este sentido, agregó: “Hoy por hoy, hay una relación estabilizada entre Emilio Monzó y María Eugenia Vidal, y eso no es poco”.

Según pudo averiguar Diagonales, los moderados no creen que alcance el núcleo duro antiperonista para ganarle al Frente de Todos. Por eso, viene planteando que el perfil del espacio opositor debe ser distinto. En esa lectura, acompañan, entre otros: Rogelio Frigerio, Cristian Ritondo, Diego Santilli y Jorge Macri.  Hoy, la nueva estabilidad entre Vidal y Monzó le permite tomar más potencial a este espacio.

La larga noche va a durar mucho más.