El Buen Vivir implica romper con la eurovisión del mundo
Es hora de actuar
Cuestiona la esencia del patrón productivista y consumista que viene organizando la vida y el mundo a partir de una perspectiva evolucionista, lineal que supone que todas las sociedades deben transitar desde un ámbito atrasado, tradicional o subdesarrollado hacia una etapa superior identificada con la modernidad, la industrialización y el progreso
El Buen Vivir tiene como metas desnudar y superar los errores y las limitaciones de la matriz de pensamiento eurocentrista, es decir de la eurovisión del mundo, de una determinada narrativa de la modernidad y del capitalismo como única forma posible de pensar y vivir, lo que está asociado a las diversas nociones y teorías tradicionales del progreso y el desarrollo que se sustentan en el crecimiento exponencial de bienes y servicios llevándonos a la explotación ilimitada de los recursos naturales y humanos que existen en el planeta Tierra.
Para lograr los ‘beneficios’ de este crecimiento económico persistente, se elaboran planes, programas y planes de desarrollo, proceso reforzado por un conjunto de instancias financieras, de capacitación y transferencia de conocimientos desde el mundo desarrollado hacia el mundo en vías de desarrollo.
Los países del hemisferio norte son responsables tanto de provocar un agotamiento de los recursos como de producir toneladas de basura que contaminan diariamente las aguas, el aire y la tierra. Cada año se pierden 14,6 millones de hectáreas de bosques y miles de especies, reduciendo y erosionando irreversiblemente la diversidad biológica. Continúa la devastación de las selvas, con lo cual el mundo pierde anualmente cerca de 17 millones de hectáreas, que equivalen a cuatro veces la extensión de Suiza. Y como no hay árboles que absorban los excedentes de CO2, el efecto invernadero y el recalentamiento se agravan.
Contrariamente, el Buen Vivir cuestiona la esencia de este patrón productivista y consumista que viene organizando el planeta a partir de una perspectiva evolucionista, lineal que supone que todas las sociedades deben transitar desde un ámbito atrasado, tradicional o subdesarrollado hacia una etapa superior identificada con la modernidad, la industrialización y el progreso.
El Buen Vivir nos advierte sobre la inviabilidad de continuar manteniendo el actual esquema de producción y consumo, concebido como un dispositivo legítimo de crecimiento basado en la acumulación permanente de bienes materiales. Para el Buen Vivir, diferentemente, la riqueza no consiste en tener y acumular la mayor cantidad de bienes posibles, sino en lograr un equilibrio entre las necesidades fundamentales de la humanidad y los recursos disponibles para satisfacerlas.
Es una propuesta en construcción permanente, es una concepción que parte de la idea de que existe una diversidad cultural, una pluralidad que se enriquece permanentemente en la convivencia cotidiana y que encuentra su armonía precisamente en el reconocimiento de esas diferentes formas de vivir. Es la búsqueda de una vida en fraternidad y cooperación del ser humano consigo mismo, con sus pares y con el conjunto de los seres que habitan en la naturaleza, todos formando parte de una entidad indisoluble e interdependiente, cuya existencia se delimita a partir de los otros.