Una familia tipo necesitó $ 58.000 para no caer bajo la línea de la pobreza
Una familia tipo necesitó $ 58.000 para no ser pobre y $ 24.575 para no caer en la indigencia, según informó esta tarde el Indec. Por primera vez desde septiembre, estas variables terminaron por debajo de la inflación.
Según los datos oficiales, la Canasta Básica Total (CBT) -que mide los recursos necesarios para no caer en la pobreza- registró en febrero un aumento de 2,7%. De este modo, acumula una suba del 7% en lo que va del año y del 42,2% interanual.
En tanto, la canasta básica alimentaria (CBA) -que mide la indigencia- se incrementó 3,6% respecto de enero y acumula un 8,4% en 2021, con una suba interanual del 46,4%.
De esta manera, una familia compuesta por dos adultos y dos niños necesitó contar con ingresos por $ 57.997 para no caer debajo de la línea de la pobreza y de $ 24.575 para no caer en la indigencia.
La Canasta Básica Alimentaria tiene en cuenta los requerimientos alimenticios de un adulto varón de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, y estima a partir de ello al resto de los integrantes de la familia. En este caso, solo se tienen en cuenta las necesidades alimenticias, por lo que el valor suele ser superior a la inflación general.
En tanto, la Canasta Básica Total incorpora a ese cálculo los bienes y servicios no alimentarios tales como las tarifas de servicios públicos, la vestimenta, el transporte y la educación. Con estos datos y las estadísticas sobre los ingresos de los grupos familiares se define el índice de pobreza.
Tanto en el caso de la CBA y la CBT, las estimaciones se hacen sobre los hábitos alimentarios de la población tomados por la Encuesta Permanente de Hogares de 1997, por lo que diversos especialistas insisten en la necesidad de actualizarlos para tener un cálculo más aproximado de la realidad.
Por primera vez desde agosto de 2020, el valor de la canasta básica fue inferior a la inflación. En los meses previos, el precio de los alimentos había disparado estas variables, lo que se constituía como un indicador de que los incrementos golpeaban con mayor fuerza a las familias de menores ingresos, cuyos gastos están mayormente destinados a la alimentación. (DIB) JG