Fernández: «Las derechas que promueven odio no deben tener cabida en el mundo»
El presidente Alberto Fernández señaló este martes en Nueva York que «las derechas que promueven el odio y la violencia no deberían tener cabida en el mundo».
«Uno ve cómo las derechas recalcitrantes avanzan en Europa. No hay ningún problema con las derechas democráticas, pero las derechas que promueven el odio y la violencia no deben tener cabida en el mundo que vivimos», dijo el mandatario al exponer sobre «Desafíos globales: una perspectiva latinoamericana» en la Universidad The New School, donde llamó a «construir un nuevo sistema internacional equilibrado y equitativo».
A su vez, se quejó este martes de que los países de renta media, como la Argentina, quedan «absolutamente alejados del socorro internacional» y reiteró la necesidad de cambiar el sistema financiero mundial.
«Ayer (por el lunes) hablaba con Kristalina Georgieva (directora del FMI) y le decía que la pobreza no está sólo en los países pobres: el mayor porcentaje de pobreza lo tenemos los países de renta media, a los que nunca nos prestan atención, porque no somos ricos, pero tampoco somos pobres. Entonces quedamos absolutamente alejados del socorro internacional», sostuvo el mandatario.
Al brindar la conferencia «Desafíos globales: una perspectiva latinoamericana» en la Universidad The New School, en Nueva York, el jefe de Estado señaló que «la pandemia funcionó como un velo que se corre ante todos para dejar al descubierto el sistema injusto».
En ese sentido, el Presidente indicó que América Latina «es el continente más desigual del mundo», y consideró: «Este es el momento de cambiar esa realidad».
«Los países centrales convocan a trabajar contra el cambio climático, pero ni el Caribe, ni América del Sur, ni África somos emisores de la huella de carbono. A la hora de resolver el problema, nos exigen igual que a todos, pero no nos dan los recursos que deberíamos merecer porque somos acreedores ambientales en el mundo del presente. ¿Quién nos presta atención? ¿Por qué nos exigen del mismo modo si no fuimos los causantes del problema?», planteó.
Al incluir en su análisis de la situación mundial la guerra entre Ucrania y Rusia, Alberto Fernández subrayó que «la voz de América Latina debe estar presente» en las discusiones internacionales. «Fue algo que me impuse como parte de la política internacional de la Argentina y de la CELAC», agregó.
«Es muy posible que América Latina acabe teniendo una oportunidad en esta guerra, porque se necesita producir alimento y energía. Claro que tenemos una oportunidad, pero no me gusta que sea producto de una guerra que se ha desatado. Porque las guerras no dan oportunidades. Encontrar una oportunidad en una guerra es convertirse en un miserable: nosotros no queremos eso, queremos desarrollarnos en un mundo en paz. No podemos permitir que la escalada bélica avance», expresó.
Además, el mandatario alertó que los países deudores padecen «mucho más esta realidad». «No hemos generado la deuda: la hemos heredado. Tenemos que repensarlo: no puede seguir existiendo el sistema de sobrecargos que triplican las cargas de intereses, no es posible que sigamos emitiendo DEGs para que queden en las arcas de los países poderosos. Tenemos que cambiar. El mundo nos ha dado una alerta a toda la humanidad», expuso.
Y continuó: «La oportunidad que tenemos debe convocar nuestra ética y no es aprovechar las ventajas que una guerra nos da, sino exigir la paz para empezar a construir un mundo que nos incluya y nos permita salir ganando sin necesidad de que la sangre y la muerte se esparza por el mundo».
Al advertir sobre la inequidades sociales, Alberto Fernández se refirió al crecimiento de los espacios de derecha y lo vinculó con el atentado que sufrió la vicepresidente, Cristina Kirchner, en la puerta de su domicilio.
«Muchos han perdido el horizonte de proyección de sus vidas, desesperan. Y en la desesperanza de esos, es donde siembran el odio, la violencia los viejos fascismos que vuelven a reaparecer en el mundo. Lo que pasó en la Argentina con Cristina hace pocos días es el resultado de ese odio y negarlo no nos hace bien. Eso no pasa sólo en la Argentina, sino en todo el mundo: uno ve cómo las derechas recalcitrantes en Europa avanzan», finalizó.