Una familia necesitó en agosto $33.013 para no ser pobre en el Gran Buenos Aires
El Indec estimó que la canasta básica alimentaria se encareció 3,8% y la que incluye servicios aumentó 3,4 por ciento
La política de precios administrados que mantiene el Gobierno nacional, junto con la eliminación del UVA para un conjunto de alimentos esenciales, posibilitaron que en agosto las canastas de pobreza e indigencia subieran menos que la inflación.
Así surge de los datos del Indec que dio cuenta de que el umbral de pobreza, determinado por el valor de la canasta básica total, se encareció en el último mes 3,4%, muy por debajo del 4% que arrojó el índice de inflación.
Ahora, una familia tipo necesitó reunir ingresos por todo concepto: trabajo, jubilación y planes sociales, un piso de $33.013,22 para no formar parte de más del 25% de los hogares y de 35% de la población que cayeron por debajo de esa condición.
Mientras que para no quedar debajo del límite de indigencia, determinado por el presupuesto mínimo para satisfacer las necesidades esenciales de alimentación, necesitó sumar ingresos por $13.258,32. Aumentó 3,8 por ciento.
Claramente, se trató de un rara avis que los índices que determina el grado vulnerabilidad alimentaria y de condiciones mínimas de vida aumenten menos que la inflación, porque justamente, ese flagelo afecta más a los sectores con muy bajos ingresos, que a los más acomodados, por el rápido encarecimiento de los alimentos en épocas de estampida cambiaria, como ocurrió en el último mes.