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Cómo se preparan las barras para conseguir viajar al Mundial 2018

La bandera apareció el miércoles, en Paraguay, promediando el partido contra Nacional. Sobre el fondo celeste y blanco argentino, podía leerse Rusia en letras rojas y 2018 en negro. Así, la barra brava de Independiente ratificó que no piensa bajarse de su sueño mundialista aún a pesar de la caída de su líder, Pablo «Bebote» Alvarez, hoy prófugo de la Justicia justamente por el delito de presunta extorsión contra el técnico del equipo, Ariel Holan, a quien le pidió, según la denuncia, 50.000 dólares para financiar la excursión al máximo evento del mundo del fútbol.

Y lo que podría haberse visto también como un nuevo acto de intimidación hacia el entrenador es en realidad la ratificación de que los violentos del Rojo están en carrera para pelearle a la barra brava de Boca el lugar de privilegio en las tribunas rusas, cuando el equipo de Jorge Sampaoli salga a la cancha. Porque si bien se está llevando adelante el torneo argentino y faltan aún ocho meses, ya existe una sorda batalla por ser la barra de la Selección.

La que pica en punta es La Doce. Después de haber sido «anfitriona» del último partido de local de Messi y compañía hizo un arreglo con la AFA para recuperar el sitio de privilegio que había perdido tras el Mundial 90. Según pudo averiguar Infobae, serán 50 los barras de Boca que viajarán vía España hacia Moscú, para adueñarse del paravalancha. Y, si bien ayer culminó la primera fase de adjudicación de entradas FIFA por la página web, ellos no tuvieron que hacer el trámite: al igual que contra Perú, los tickets siempre aparecen de manos amigas.

Sus rivales para comandar la excursión son los de Independiente, que piensan arribar a la tierra del vodka con no menos de 40 violentos. También ellos fueron favorecidos en el reparto de tickets: en La Bombonera se ubicaron junto a gente de Camioneros en la tribuna que da al Riachuelo y durante varios minutos exhibieron la misma bandera que se vio en Paraguay.

¿De dónde salen las entradas? Bebote Alvarez dijo, en medio del Mundial 2014, que se las había dado la AFA por intermedio de un contador allegado a Grondona. Y este periodista hizo una investigación donde se demostró que la mayoría de los tickets en manos de los barras provenían de la venta interna a la que tenían acceso los dirigentes de los clubes.

Pero Boca e Independiente no son los únicos que piensan decir «presente» en Rusia. Las barras de Racing, Huracán y San Lorenzo ya tienen preparadas sus valijas, aunque en números considerablemente menores. Según averiguó Infobae habría unos 15 favorecidos por cada una de esas tribunas. River, en cambio, no integrará por ahora ninguna comitiva.

Entre los equipos medianos, Lanús y Rosario Central -que no han faltado a ninguno de los últimos mundiales- también pretenden decir «presente» con al menos una decena de barras y están trabajando para conseguir los fondos, a la manera barra: con «invitaciones a colaborar» que por la forma del pedido parece difícil de rechazar.

Y las barras del Ascenso, de gran protagonismo en los dos últimos Mundiales, también se reunieron para conseguir el objetivo: con las de Lamadrid, Italiano y El Porvenir a la cabeza ya hicieron tres reuniones en las confiterías de esos clubes para tener una estrategia en común que les permita llevar unos 50 barras de las categorías menores al Mundial.

En este marco, el Ministerio de Seguridad de la Nación tiene por objetivo hacer un convenio con su par ruso para controlar y si se puede prohibir el acceso de los barras, como se hizo con Brasil cuatro años atrás. Pero para eso dependen de las autoridades del país europeo, ya que todos aquellos barras locales que no tengan impedimento para salir del país, podrán viajar a Rusia. Por ahora, allí las barras no parecen la prioridad número uno, sino que la preocupación de la seguridad está focalizada en la guerrilla chechena de orientación islamista y los movimientos separatistas ucranianos. Por eso, por ahora La Doce y el resto respiran y siguen buscando los fondos que los depositen dentro de ocho meses en las tierras de Vladimir Putin, mientras la mayoría de los argentinos deberá contentarse con mirar el torneo por televisión.