Sociedad

Lo que dejó el Segundo Encuentro Plurinacional

Tres días de exposiciones y debates

Durante el Encuentro se realizaron 12 talleres con expositoras y expositores de distintas regiones del país y naciones vecinas como Bolivia, Chile, Paraguay, Colombia y Uruguay

La Mesa Organizativa del Encuentro Plurinacional de Identidades Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Disidencias expresó que la segunda edición, que se desarrolló en formato virtual, “deja un montón de trabajo para seguir articulando entre todas las organizaciones, espacios, comunidades indígenas, organizaciones de migrantes, colectivos afrodescendientes, colectivos de las identidades disidentes”.

Durante el Encuentro se realizaron 12 talleres con expositoras y expositores de distintas regiones del país y naciones vecinas como Bolivia, Chile, Paraguay, Colombia y Uruguay “para pensar siempre en una Argentina que incluya a todes, en las identidades de todes, pensando en igualdades sociales”.

Durante el tercer día, que tuvo lugar el pasado lunes, se realizó una festipeña virtual con la participación de más de 60 artistas de distintos puntos del país. Entre ellos se encuentran los rojenses Rolando Galante, escritor y Ariel Fullana, cantautor.

Debates, propuestas, relatos de experiencias y logros fueron los ejes que atravesaron a todos los talleres, generando así intercambios y pareceres de una nación que contiene a unas 40 naciones más, las que buscan ser reconocidas y luchan por sus derechos al territorio que fue robado, a una vida libre, sana, en contacto con la Madre Tierra, sin venenos ni amedrentamientos por parte del Estado o los estados provinciales y los poderes concentrados.

Como claramente lo expresa la Constitución Nacional Argentina en su artículo 75 “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural. Reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan. Regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Por último, el nuevo marco supone asegurar la participación de los pueblos en la gestión referida a sus recursos naturales y demás intereses que los afecten, más allá de las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.

Fue durante aquel 11 de agosto de 1994 cuando más de 300 representantes de los diversos pueblos indígenas de todo el país llegaron a la ciudad de Santa Fe, para presenciar uno de los acontecimientos históricos más importantes del siglo XX en relación con los pueblos originarios: la Convención Nacional Constituyente, a cargo de la Reforma de la Constitución Nacional, iba a tratar la incorporación de los derechos indígenas a la Carta Magna.

Llegaron de distintos lugares, cargados con la memoria ancestral de sus pueblos, con luchas de cinco siglos, y con un mandato impostergable: volver a sus territorios con una victoria.

Los años previos a la reforma fueron de un arduo trabajo de las organizaciones indígenas para consensuar una propuesta que incluyera los principales derechos en el nuevo texto. Y, a su vez, para convencer a los convencionales constituyentes de que aprobaran la reforma.

Es que hasta ese momento, en materia indígena regía el artículo 67 inciso 15 de la Constitución Nacional de 1853, que establecía que le correspondía al Congreso Nacional “Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo”.

La reforma del artículo 67 inciso 15 fue aprobada por unanimidad, en lo que significó un cambio de paradigma en materia de derechos humanos indígenas.