Crónica de una ruptura anunciada: broncas y gritos en la trasnoche del PJ Bonaerense
Los traumas de la derrota del 2015, los resabios de la victoria de María Eugenia Vidal y Cambiemos sobre Cristina y, el más fresquito, los ecos de la fragmentada votación que tuvo la tropa peronista sobre el Presupuesto 2018, se suman a los hechos de la madrugada de anoche, donde estalló en otra partición.
Las secuelas de la negociación con Vidal sobre la “Ley de leyes” dejaron a un peronismo partido en dos: los que rechazaron de forma tajante el proyecto, encabezados por el titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza y la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, y los que le dieron sus votos a la Gobernadora, encabezados por el alcalde de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, con el apoyo de varios intendentes del Conurbano.
La aprobación del paquete de leyes en un tratamiento exprés dio la señal de una pérdida de influencia de Espinoza. Con ese clima, dos días después, a lo largo de todo el jueves, protagonizó su nuevo culebrón. Las reuniones comenzaron antes del mediodía, pero el fragor se dio pasadas las 18.
Se sabía desde hacía varias semanas que Fernando Espinoza quería buscar la reelección, como así de las ganas del intendente de Merlo, Gustavo “Tano” Menéndez de ser candidato. Desde la Tercera Sección, Martín Insaurralde promovía la candidatura de su par de Esteban Echeverría, Fernando Gray, como prenda de unidad. Esos eran los anotados. Pero al calor de los minutos, los posicionamientos se fueron endureciendo.
Por su lado, Espinoza concentró a su grupo en la sede el PJ bonaerense de la Calle Matheu de Capital Federal. Estaban presentes los intendentes, Mario Ishii (José C. Paz), Walter Festa (Moreno) y algunos intendentes del Interior que lo apoyaron en la negociación por el Presupuesto 2018, como así además del titular de la Junta electoral, Hugo Curto, y diputado nacional y referente de La Cámpora, Eduardo «Wado» De Pedro.
En otro lugar, en la sede del Frente Nacional Justicialista de la Calle Bolívar al 448, Insaurralde congregó al otro sector de la Tercera Sección que se opone a Espinoza. Los alcaldes Gray, Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan De Jesús (La Costa), querían posicionar al diputado bonaerense y ex intendente de Berazategui, Juan José Mussi como candidato, con la opción de que el intendente de Cañuelas, Gustavo Arrieta vaya de candidato a vicepresidente. Pero el cañuelense esquivó esa esa posibilidad enseguida. En su lugar ubicaron a Gray. Dato no menor, Mussi puso como condición para ser candidato “solo si se alcanzaba la unidad”.
Por su parte, comandados por Menéndez, los intendentes de la Primera Sección, Alberto Descalzo (Ituzaingó), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Ariel Sujarchuk (Escobar), Francisco Echarren (Castelli), entre otros, también querían imponen su lista, con el “Tano” a la cabeza. Con las cartas echadas y la posibilidad de tres listas, los contactos, chats por whatsapp para generar acercamientos comenzaron entre los alcaldes, como así los cruces y cuestionamientos.
“Mussi no representa ninguna renovación”, bramaron desde el entorno de Espinoza. “Fernando ya tuvo su oportunidad y ahora es Diputados Nacional electo”, respondieron desde la otra facción. Pasadas las 20 horas, la correlación de fuerzas era casi igual entre las tres partes. Para intentar descomprimir, se gestó una “mini cumbre” para buscar la lista de unidad.
Los caciques de la Tercera debatieron cara a cara en un clima tenso. Según pudo reconstruir INFOCIELO, Espinoza no quería resignar su candidatura como le pedían los intendentes que responden a Insaurralde. Molesto y en tono elevado, lanzó a modo de advertencia: “Si no me apoyan, con La Matanza les gano a todos”. Los ánimos se caldearon, pero los alcaldes intentaron hacer reflexionar al matancero: “Fernando no nos vas a conducir a la fuerza con el aparato de La Matanza: ¿de qué te sirve imponer tu candidatura?”, respondió uno de ellos. Otro, más enojado, lo cruzó: “Mirá que Vidal te va a dividir La Matanza en cuatro y no te vamos a defender”.
Aún molesto, el matancero pidió una votación a mano alzada para dirimir la puja. Hubo dos manos arriba: la de Magario y la suya. Con más bronca, Espinoza se fue del lugar y enfiló rumbo a la Calle Matheu a seguir armando su lista. Con ese clima, la Calle Bolívar al 448 se trasformó en el epicentro de la oposición interna a Espinoza. Los intendentes de la Primera se fueron hasta el lugar, para negociar una lista conjunta que deje a los dos espacios conformes.
Como emisarios de Menéndez, Sujarchuk, Nardini, Descalzo y el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis (quien acompañó la candidatura de Florencio Randazzo en la última elección), negociaron con los popes de la Tercera la conformación de la lista. El argumento fue que el candidato tenía que ser “uno de los intendentes nuevos”; así lograron cerrar filas en torno a la candidatura de Menéndez, pero como parte del acuerdo, Gray sería el candidato a presidir el Congreso. Además, el punto central es el enroque que se gestó: un año para el alcalde de Merlo en la presidencia y el segundo para el jefe comunal de Esteban Echeverría.
De esa forma, se cerró el cerco sobre Espinoza y La Matanza, la Primera y parte de la Tercera Sección lograron la unidad. Pasadas las 21 horas, los alcaldes de la Primera y la Tercera plasmaron otro intento de lograr el “candidato de consenso”. Así, enviaron una comitiva hasta la Calle Matheu para intentar convencer a Espinoza. Descalzo, De Jesús y el alcalde de Navarro, Alejandro Magiotti fueron los emisarios. La oferta fue darle al matancero un cargo en la mesa directiva del Consejo Provincial: la Secretaría General. Espinoza rechazó el ofrecimiento y anunció que su lista seguía en pie.
Molestos ante la jugada, desde su entorno dejaron trascender agudas críticas hacia el resto de los intendentes. “Lo que se tendría que definir es si el peronismo va a ser funcional a Vidal o al peronismo. Veremos quién es la oposición de verdad”. El panorama no era alentador para lograr la unidad.
Cerca de las 00:00 –hora límite para la presentación de listas- la inminencia de una elección interna advertía con volverse realidad. Como último intento, se pidió prórroga hasta las 2 de la madrugada. Según contaron distintas fuentes, pasada la 1, Espinoza analizó la posibilidad de una derrota y envió un mensaje de acuerdo: “Me bajo, pero que Magario vaya de vice del Tano”.
El tiempo se había agotado, de la sede de Bolívar la respuesta fue negativa. “Nosotros propusimos esa opción antes del quilombo, nos tuvo a todos en vilo hasta la madrugada. No va más”, contó un alcalde en torno a la reacción de los intendentes de la Primera y la Tercera al pedido del matancero. Incluso, un jefe comunal de la Tercera dijo que su postura de no bajarse, terminó beneficiando a los de la Primera.
Pasadas las 2 de la madrugada, las cartas ya estaban echadas, Menéndez y Gray ya tenían el nombre de su lista: “Unidad Peronista”. En la Calle Matheu, el panorama era distinto. Tuvo un pequeño contratiempo: cuando fue a firmar, no había libro de actas, con lo cual debió conseguir un escribano que diera fe de su voluntad de escribir su lista. Cuando sorteó el trámite, el libro apareció mágicamente.
Espinoza en principio había logrado convencer a Festa de ir como su vice. Pero cerca de las 3, el alcalde de Moreno no plasmó su firma y se fue del lugar. Desde su entorno adujeron que el jefe comunal “no iba a ser una pieza de desunión” y que la nueva interna “va a seguir provocando división en el partido”. Sin embargo, otras fuentes afirman que el morenense recibió un llamado de la cúpula de La Cámpora con la orden de bajarse. Hasta cerca de las 6, todavía era una incógnita si Espinoza había logrado presentar su lista.
Recién, en horas de la mañana de ese viernes se confirmó. Claro que el peronismo guardaba una última sorpresa para Espinoza. El resbaloso alcalde de José C. Paz, Mario Ishii, que en principio había comprometido su apoyo, tampoco estampó su firma. Hermético, volvió a José C. Paz y empezó a preparar un viaje a los Estados Unidos.
Espinoza contaba con que los votos de José C. Paz, donde Unidad Ciudadana hizo una elección al nivel de La Matanza, con un padrón nada despreciable, equilibraría las asimetrías con el resto de los intendentes. Un chasco que no fue óbice para que hoy, a esta hora, el PJ bonaerense se encamine a tener elecciones internas después de muchos años de listas de consenso.Por Juan Alfaro