Francisco: sin celular, mails “a mano” y seis horas de sueño
Francisco se apresta a celebrar sus diez años de Papado y soltó algunas definiciones importantes en torno a la Iglesia Católica, su eventual visita a la Argentina y apostillas de la vida cotidiana.
Al reconocer que podría “revisarse” el celibato, explicó que se trata de “una prescripción temporal”.
“No sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio el celibato es una disciplina”, puntualizó Jorge Begoglio y resaltó que “todos los de la iglesia oriental están casados. O los que quieren. Ahí hacen una opción. Antes de la ordenación la opción por casarse o por ser célibes”.
En una extensa entrevista concedida a Daniel Hadad para Infobae, el Santo Padre reveló que duerme seis horas por noche y media hora de siesta, no usa teléfono celular, ni mira televisión, pero aúna sí se entera “de todo”.
Y precisó: “duermo seis horas. De 22 a 4. Después del almuerzo, una media horita” de siesta.
En torno a una curiosidad que expresó el propio Pontífice en el libro El pastor, sobre que desde 1990 no ve televisión, ahondó: “el 15 de julio del 90. Estaba con la comunidad viendo televisión y aparecieron unas cosas que no hacen bien al corazón. No una cosa pecaminosa, pero ess relativismos que van debilitando el corazón”.
“Yo me levanté, porque no me gustaba, y me fui. Muy inquieto. No sé por qué me fui si no era para tanto. Y al día siguiente —eso fue el 15 de julio a la noche— en la misa de la Virgen del Carmen sentí que no tenía que verla, punto. Y dije basta e hice la promesa. No es una cosa totalmente cerrada. Por ejemplo, cuando asume un presidente, cuando estaba en Argentina y asumía alguno, vi televisión. Cuando se cayó el avión en el Aeroparque (el vuelo 3142 de LAPA, en agosto de 19999 también vi televisión. Me permito unas cositas pero breves, breves. Pero en general no veo, no veo para nada. No veo”, detalló.
Acto seguido, interrogado por la reciente consagración argentina en Qatar 2022, manifestó: “no la vi. Estaba reunido acá, con seis pilotos de Alitalia con sus esposas. Y en un momento que fui a buscar algo, cuando volví, uno me dijo ‘Va ganando 3 a 0’, o 2 a 0 o 3 a 1, no me acuerdo. Y está bien dije, pero eso me hizo pensar una cosa que me permito decirla sin querer ofender, porque yo soy argentino también, pero un poco refleja nuestra idiosincrasia”.
“En los dos partidos, el de Holanda y el final, comienza ganando 2 a 0; 3 a 1, ah, todos felices los argentinos; nos vamos al segundo tiempo y termina ganando los dos por un penal. Por casualidad. Los argentinos tenemos eso: empezamos con entusiasmo las cosas y tenemos una cultura —no sé, al menos yo la tengo— de dejar a la mitad. Y como que ya nos damos por vencidos antes de tiempo, o vencemos antes de tiempo. Sea en lo positivo o en lo negativo. Nos cuesta terminar el perfil de las cosas. Es una reflexión mía en base a estas dos cosas objetivas, nada más”, acotó Francisco.
En otro orden de cosas, confesó que extraña “callejear por la ciudad de Buenos Aires”. Dijo que “eso es fundamental, porque eso me tenía en contacto continuo con la gente, y eso es muy variado. Cosas que me quedan muy grabadas y que me cambiaron a veces la actitud”.
“Cuando tenía que tomar el colectivo que pasaba por la cárcel de Devoto —tenía que ir a una parroquia por Devoto— varias veces me sucedió esto: estaba en la cola y casi todas eran madres. Casi todas eran madres. Entonces pensaba siempre sobre la madre de un recluso, lo que siente esa mujer, lo que siente ese hijo. Y eso fomentó en mí una especial cercanía a los presos. Yo todos los años para el Jueves Santo voy a lavar pies a una cárcel”, anexó.
En otro tramo de la entrevista, aseveró que “nunca” tuvo un teléfono celular. “Cuando me hicieron obispo me regalaron uno, en el 94, 92. En aquel momento era un zapato. Yo dije ‘Esto jamás lo voy a usar’. ‘Bueno, hacé una llamada’. Ahí, delante del que me lo regaló, llamé a mi hermana: ‘¿Cómo te va?’. ¡Pum!, corté. Se lo devolví. Y nunca más”.
“Me da una libertad muy grande. Porque me entero de todo: tiene mi teléfono o deja el mensaje y yo llamo después. O sea, para mí no es un impedimento. Eso sí, reconozco que mis secretarios tienen celular”, prosiguió y también consignó que no está en “ese mundo” de las redes sociales, aunque está “al día”.
“Y escribo a mano. Cuando estudiaba en Alemania me compré una máquina de escribir en uno de esos Angebot 8 (venta de garaje) que tienen los alemanes, por 45 marcos. Ellos los viernes se sacan de encima todo lo que pueden. Y le tomé cariño, era con memoria de una línea. La llevé a Buenos Aires cuando volví y la usé hasta que vine para acá, y ahí quedó. Y después ya agarré a mano”, confesó.
También mencionó que un correo electrónico lo elabora “a mano” y luego se lo da “al secretario y él lo manda”.
“Sí, todo a mano. Ojo, no quiero decir que es mejor que lo otro, no. Es un límite que tengo, una incapacidad, vamos a decir”, relativizó.
La postergada visita a Argentina
“Pensé en eso. Estaba planeado en diciembre de 2017. Se iba a ir primero a Chile, después a Argentina y Uruguay. El plan era ese. ¿Pero qué sucedió? Que (Michelle) Bachelet terminaba su gobierno y las elecciones eran precisamente por esa época. Entonces tuvimos que pasar Chile a diciembre y ya ir en enero a Argentina y a Uruguay. En enero no encontrás ni al gato. Entonces se cambió el programa y se hizo Chile y Perú. Y quedaron Argentina y Uruguay para después”, pormenorizó.
Por último, sostuvo que “ese después es lo que estamos esperando de la coyuntura. No hay una negación de ir. No, de ninguna manera. Estuvo planeado el viaje. Yo estoy abierto a que se dé la oportunidad”.
Dijo que dependería de “miles de factores”, como ser: “primero la voluntad que yo vaya. Creo que eso está. Segundo, la coyuntura sociopolítica. A veces la visita de un Papa puede ser usada, en todos los lugares. Que no sea usada ni para un lado ni para otro”.
“Por eso en tiempo electoral no se hacen viajes en los países, para evitar que la presencia sea usada por el partido gobernante para una reelección o algo por el estilo. Yo quiero ir a Argentina. Quiero. Pero… son estas cosas que se arman ahí. Pero ciertamente estuvo planeado, y si no se fue es por el mes”. (ANDigital)