Las economías regionales, ante una realidad complicada
La coyuntura actual tiene impactos dispares en el interior, con subas y bajas en la industria nacional. Mejorar la competitividad y la rentabilidad, los principales reclamos de los productores. El aumento del tipo de cambio, clave para mirar el futuro con optimismo
El crecimiento en los números macroeconómicos experimentado por la Argentina en los últimos meses se vio reflejado en una suba de la producción, que repercutió en una mejora de las economías regionales con respecto a años anteriores. Ello llevó a que la industria en el interior del país prosperara y a que la imagen de fábricas con persianas bajas fuera reemplazada por la de chimeneas funcionando.
Y aunque la mejora vivida en el interior productivo tarde en hacerse eco en avances en materia laboral, para los expertos las perspectivas abiertas son positivas de cara a lo que se viene. La demanda de productos argentinos en el mundo se ha disparado, lo que hace vislumbrar un horizonte afable, aunque para que eso suceda se deben dar una serie de acciones para fomentar la industria nacional.
Sin embargo, especialistas consultados por diario Hoy advierten que a pesar de esta luz que se asoma al final del túnel, en caso de que las autoridades económicas no implementen un plan de acción tendiente a rescatar a las economías regionales con nuevas líneas crediticias y subsidios productivos que aumenten la competitividad y la rentabilidad, la situación puede complicarse.
Datos desiguales
Las cifras que dejó 2017 muestran disparidad según el sector que se mire, ya que algunos tuvieron un incremento marcado y otros, una baja pronunciada.
Según datos difundidos por un informe de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), si bien el 80% de las economías regionales vieron reducir sus exportaciones el año pasado, el gran ganador fue el sector olivícola, que aumentó en un 65% sus ventas al exterior.
También se pudo advertir un crecimiento del 32% en las negociaciones de carne vacuna, lo que marcó una fuerte recuperación con respecto a 2016, cuando había descendido en más de un 10%. Misma situación vivió el mercado exportador del trigo, que se acrecentó en un 25%, lo que llevó a que la desocupación bajara un 3% sobre el final del año pasado en la región del noroeste argentino, aunque con un desarrollo del 1,5% del desempleo en el sur del país por una baja del 8% en el mercado de la lana.
Otro dato alentador es que en una categoría clave para la inversión y los procesos productivos como los bienes intermedios, donde se incluyen maquinarias, partes y piezas de bienes de capital, registraron un progreso que va del 25% al 35,5%. En lo que tiene que ver con el campo, las transacciones de soja a China se acrecentaron un 16%.
La parte negativa es sin dudas el creciente déficit comercial del país, que el pasado año llegó a los 9.000 millones de dólares, récord en su historia. Esto hizo que las importaciones de ropa, por ejemplo, subieran un 112%, lo que tuvo como correlato que el personal ocupado de la industria textil tuviera una merma del 8,1%, causando honda preocupación en el sector. Idéntica realidad se vivió en el mercado sojero, donde las ventas al mundo de porotos de soja cayeron un 18% durante 2017.