Disfunción eréctil: los mitos que impiden al hombre consultar a tiempo
El sexo involucra siempre cuerpo y mente, y aunque los prejuicios sobre la masculinidad digan otra cosa, la disfunción eréctil es un problema de salud donde lo emocional y lo orgánico siempre están presentes, de manera diferente en cada persona
El sexo involucra siempre cuerpo y mente, y aunque los prejuicios sobre la masculinidad digan otra cosa, la disfunción eréctil es un problema de salud donde lo emocional y lo orgánico siempre están presentes, de manera diferente en cada persona.
La erección del miembro viril –con la que cada hombre convive desde que nace– simbolizan culturalmente tantas cosas que a veces el hombre se olvida de que su pene es un órgano más de su cuerpo, y como tal no responde a la voluntad ni a ninguna obligación. Simplemente, no funciona así.
Ante un dolor de pecho, por ejemplo, la persona normalmente consulta al médico con la inquietud de que algo funciona mal en su organismo, y de que eso puede ser peligroso para su salud. Pero esa actitud suele ser muy diferente de lo que ocurre ante una disfunción eréctil: por lo común, a quien la padece sólo le importa que su pene esté funcional cuanto antes, sin preguntarse siquiera qué le pasa. Y esa es la preocupación que suele transmitirle al médico cuando consulta.
Alzar un dedo y tocarse la nariz es un movimiento voluntario: cualquiera puede hacerlo inmediatamente cuando lo desea; la erección del pene durante una relación sexual, en cambio, no es un movimiento voluntario, sino la respuesta fisiológica de un órgano (de modo que siempre involucra factores orgánicos) a ciertos estímulos físicos y mentales que a la persona le resultan placenteros (es decir que siempre involucra también factores emocionales).
La creencia errónea y a veces inconsciente de que la erección funciona como un “movimiento voluntario” es una simplificación que forma parte, según asegura, de una banalización que tiene consecuencias en la vida.
La palabra de los especialistas
“Existe una banalización del pene, como si no fuera un órgano que forma parte del cuerpo del hombre”, explica el Dr. Sergio Pusarelli, médico urólogo (M.N.5235/M.P.81147) especializado en el tratamiento de las disfunciones sexuales masculinas en Boston Medical Group (BMG).