La obra pública no se salva de la tijera
La caída nominal proyectada es de 58.906 millones de pesos, un 27 por ciento menos que este año, pero en términos reales el ajuste llegará al 46 por ciento. Ese recorte impactará de lleno en una industria clave que emplea a unas 460 mil personas
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, confirmó ayer que el objetivo oficial será alcanzar el déficit cero el año próximo. Para ello anunció una batería de medidas que contempla mejoras en los ingresos y nuevos recortes en el gasto público. En lo que refiere al ajuste, el PowerPoint que distribuyeron menciona que los gastos de capital sufrirán una poda equivalente al 0,7 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). Ese concepto contempla fundamentalmente obra pública, ya sea a través del rubro inversión real directa o vía transferencias de capital a provincias, municipios y organismos descentralizados. En términos reales, la caída respecto a los desembolsos proyectados para este año será del 46 por ciento. Ese recorte impactará de lleno en una industria clave que emplea, solo en blanco, a unas 459.700 personas, según datos oficiales de junio suministrados por el Sistema Integrado Previsional Argentino.
Los gastos de capital previstos para este año son de 219.108 millones de pesos (1,6 por ciento del PBI), mientras que para el año próximo se prevé un desembolso de 160.202 millones (0,9 por ciento del PBI). La caída nominal proyectada es de 58.906 millones de pesos, un 27 por ciento menos que este año. Ahora bien, en términos reales el ajuste terminará siendo mucho mayor porque el 0,9 por ciento está calculado sobre un PBI de 18.420 billones de pesos que es un 33,6 por ciento mayor que el estimado para este año en 13.785 billones. Si el 1,6 por ciento de gastos de capital se mantuviese constante en 2019 representaría 294.720 millones de pesos pero en realidad solo está previsto gastar 160.202 millones de pesos. Por lo tanto, en términos reales la caída será del 46 por ciento.
Así y todo, el gasto de capital de 219.108 millones previsto para este año parece difícil de cumplir si se observan las cifras del presupuesto ejecutado de la Administración Pública Nacional correspondientes al primer semestre. Entre enero y junio, la inversión real directa fue de 23.425 millones de pesos, un 9,7 por ciento inferior a la del mismo período de 2017, y las trasferencias de capital sumaron 57.943 millones, lo que implicó un retroceso interanual de 6,1 por ciento. En el caso de las transferencias a provincias y municipios el retroceso fue nada menos que de un 20,3 por ciento. Además, la inversión financiera fue de 5715 millones. Esos tres grandes rubros (inversión real directa, transferencias de capital e inversión financiera) sumaron un desembolso total de 87.000 millones de pesos. Por lo tanto, resulta difícil creer que en medio de esta crisis y con la decisión política de ajustar todavía más se pueda llegar a los 219.108 millones proyectados para todo este año.
Igual no es el único número del Power Point oficial que pareciera haber sido sometido a la contabilidad creativa de los funcionarios de Hacienda. El año próximo el Gobierno estima que la recaudación crecerá 43 por ciento y aclara que eso será gracias a un aumento de 161 por ciento en los ingresos provenientes de retenciones y 35 por ciento del resto de la recaudación. No queda del todo claro como el resto de la recaudación podría crecer un 35 por ciento si los supuestos contemplan para 2019 una inflación de 25 por ciento y un crecimiento nulo. También llama la atención que para el año próximo se prevea un financiamiento privado de 12.000 millones de dólares, cuando justamente es la falta de financiamiento privado la que sumergió a Argentina en esta crisis.