Sociedad

Turismo alienígena: el misterioso pueblo que miles visitan por sus ‘fenómenos paranormales’

Enclavado en la provincia argentina de Córdoba, Capilla del monte es una ciudad de nueve mil habitantes cuya fama parte de un hecho ajeno a sus pobladores. Cada año cientos de turistas llegan atraídos por lo que han leído en las redes, escuchado en boca de amigos o visto en documentales: los cerros adyacentes son los mejores para el avistamiento de ovnis, desde ellos se reciben lejanas señales extraterrestres y, con buena suerte, se percibe en vivo lo que el hombre lleva siglos intentando descifrar: que existen seres vivos radicados en otras galaxias en comunicación permanente con la nuestra.

La historia comenzó hace treinta y dos años cuando una familia vecina de Quebrada de la Luna, poblado de casonas antiguas situado a unos diez kilómetros de Capilla del Monte, fue testigo de un extraño acontecimiento apenas esclarecido después: una luz roja inmensa sobre las colinas y el sonido rompiendo la noche, el fuego destellando en las montañas y pequeñas luces circulares y de variados colores como la cubierta de un platillo volador.

Al día siguiente hallaron un árbol deshojado y plantones quemados en amplia forma circular sobre el Cerro Pajarillo, a poca distancia del Uritorco. La noticia se irradió rápidamente entre los vecinos, pero también atrajo el interés de los medios de prensa. Un cable de TELAM, la agencia nacional de noticias, informó al mundo que un objeto volante no identificado de grandes dimensiones había sobrevolado la Sierra de Pajarillo por espacio de una hora.

Incluso las autoridades locales llegaron a certificar la extraña experiencia con imágenes de la vegetación chamuscada supuestamente por el fuego de las naves extraterrestres, huella que persistió durante cerca de un quinquenio, dando oportunidad a los investigadores y ufólogos del mundo a estudiar el insólito acontecimiento.

Sin embargo, la relación de esta zona con los fenómenos inexplicables para la ciencia y el sueño del contacto extraterrestre se remonta a mucho antes, cuando, además de testimonios sobre avistamiento de objetos volantes, algunos empezaron a hablar sobre la existencia de una base de platillos voladores bajo el mismísimo cerro Uritorco o el Pajarillo; en algún lugar de la sierra estaba la construcción que servía para albergar naves provenientes de otras galaxias.

Mientras tanto, encima, los terrícolas de Capilla del Monte han ido adaptando su vida, y de muchas maneras intentan satisfacer la curiosidad y los requerimientos de tantos visitantes atraídos por el acontecimiento sucedido una noche de enero de 1986.

Las agencias de viajes y los sitios de noticias afirman que 10 mil visitantes llegan hasta la comunidad cada año. Son hombres y mujeres que duermen en sus hoteles, almuerzan en sus parrillas y, luego, la mayoría sube hasta el Uritorco en busca de señales de otras civilizaciones.

El incidente de 1986 varió tanto la vida de la localidad que periódicamente se realizan congresos de ufología o coloquios y talleres sobre el tema, se motiva a los niños a ensayar sobre el asunto y, en pos de la economía local, se organizan el merchandising basándose en el interés que genera este aspecto peculiar.