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Los fritos acortan la vida

El consumo habitual de frituras, especialmente de pollo y pescado frito, se relaciona con una menor esperanza de vida. Al menos eso deja ver un estudio realizado en Estados Unidos, entre mujeres mayores, que demuestra que el consumo frecuente de este tipo de comidas se relaciona con ciertos tipos de muerte.

Hay un par de detalles sobre el estudio que resultan interesantes. Primero, que el estudio se ha llevado a cabo en Estados Unidos y entre mujeres menopáusicas – a las que se considera “mayores” en términos biológicos. El segundo, que el estudio es de tipo observacional, es decir, se han recogido una serie de datos y se han buscado relaciones causa-efecto entre los factores, no se han realizado experimentos controlados. Estos dos hechos implican que las conclusiones que se pueden sacar son limitadas. Pero los datos dejan varias cosas muy claras, y por eso resulta muy interesante.

En Estados Unidos el consumo de fast foods – o “comidas basura” – es mucho más elevado que en otros lugares del planeta. En este sentido, cuando hablamos de “consumo habitual” nos referimos a personas que comen pollo o pescado frito todos los días, algunos incluso más de una vez. Y se sabe que este tipo de comidas no son especialmente saludables.

Así que para comprobar hasta qué punto afectan a la esperanza de vida, un grupo de investigadores analizaron datos de casi 107.000 mujeres que se presentaron voluntarias durante la década de 1990. Utilizando las respuesta que dieron en aquél momento, realizaron un seguimiento de su salud en 2017.

Y lo que encontraron es que un número importante había fallecido. Pero no todas por igual: el número de fallecimientos entre las mujeres con dietas donde los fritos eran más frecuentes superaba de largo el de mujeres que consumían menos de estas comidas. De hecho, un 13% superior, un nivel significativo.

¿Es el único factor posible? Los propios autores del artículo reconocen que pueden darse otros. Pero con los datos en la mano, no se puede negar la influencia. Es decir, que si bien no se puede establecer una relación completa, desde luego es un factor fundamental.

Para asegurarse de que las conclusiones que han obtenido son tan rotundas como parecen, los investigadores pretenden poner en marcha más estudios, tanto observacionales como experimentales, que dejen claros ciertos detalles. Aún así, deberíamos tener clara la influencia de nuestra dieta en la duración de nuestra vida.