Actualidad

El Reencuentro

Rincón literario

En el principio creó Dios Los Cielos y La Tierra, todo estaba desordenado pero eso era solamente según la visión del humano, entonces ahí el Hombre comenzó a quitarle sus pertenencias. Las cambió de tal modo que todo se fue transformando en cosas muy diferentes de lo que inicialmente eran.
Según esa historia, se escribieron libros que relatan apariciones de presencias divinas pero, que eso parecía más bien terrestre o de algún otro suelo similar. Hoy se ha abierto un camino en el cielo que permite perforar aquellas fantasías mal comprendidas por los antiguos habitantes.
Algo así como un nuevo principio y una nueva génesis sobre bases más firmes. Las múltiples y antiguas guirnaldas nocturnas, hoy sabemos que son planetas y que son factibles de ser visitados. El sol y la luna son más que dos visitantes seriales que nos alumbran o que nos inspiran sentimientos varios.
El mismo Hombre fue designando sus fantasías y hoy las está descubriendo, porque ya le quedan chicas al calzárselas, tal como querer usar los zapatos de cuando éramos niños. Nada queda en pie al paso de su curiosidad plagada de pasados erróneos que le entorpecen su ciencia.
Seguimos encontrando factores de riqueza, dominación y poder, para aislarnos cada vez más y cultivar el egocentrismo y la avaricia. Factores que, a la par de aquella visión constructiva, van oponiéndose mediante su faz destructiva. Cielo e Infierno en un mismo ser; contradicción que creció mediante el hallazgo de lo mismo que al planeta le extrajo, siendo, que en apariencia, no es habitante natural de ello. Se fueron debatiendo en duelos constante el odio y el amor, sin embargo y a la inversa de lo que se viene profesando, el Odio todo lo puede y el Amor sigue sus pasos para ver a dónde llega.
Indudable es que no hay mayor fuerza ni poder que el de la mente humana. Creadora de las peores bombas que destruyeron miles de ciudades a través de la historia. Muchas cosas puede causar el Poder reforzado por el poder mismo. Hoy, la población mundial sobrepasa los siete mil millones de habitantes. Esta cifra, sin dudas, seguirá creciendo hasta casi duplicarse y algo más; el desamor y amor disfrazado se quitarán la máscara, para aliarse al odio y así lograr el bloque necesario para el principio del final. Las matanzas legales e ilegales ya habrán de ser lo mismo; masacres y mayor destrucción en todo el globo. Las fuerzas y energías mentales, habrán de unificarse para convertirse en sólo una que genere una acción más directa que una guerra, manifestándose como un poder invisible y tangible.
Algo similar a una ola marítima inmensa que golpeará desde el desconcertante espacio que nos rodea y de lo que no podremos tomar precauciones para esquivarla. Poco a poco, igual que un tsunami, irá golpeando con inmensa potencia hasta hacer, no sólo a las casas romperse sino que comenzará a hacer derretir todos los elementos de increíble dureza tales como trenes o edificios. Junto a esto el día comenzará a tener menos horas y así también la noche; una y otra vez los relojes tendrán de sobra muchos números, para entonces ya, inútiles porque la velocidad del giro del globo terráqueo se habrá incrementado a casi el doble, lo que producirá un rápido derretimiento de todo lo existente hasta esa fecha. La corteza terrestre se irá agrietando mientras todo lo que se esté derritiendo volverá hasta las capas terrestres de donde el otrora hombre lo había extraído.
Oro, acero, aluminio, piedra, vidrio, cobre, petróleo, todo absolutamente será reabsorbido por la enigmática tierra, de donde ese hombre no es realmente hijo como para poder llamarla Madre. La velocidad de giro se incrementará hasta que el día y la noche duren no más que cinco minutos, lo que provocará que el hombre con su odio y avaricia, creadora y proyectada sobre todas las cosas existentes, sea eyectado por la fuerza centrífuga hasta hacerlo desaparecer y esfumarse en el espacio exterior sin que quedasen restos ni recuerdos de su paso por este planeta.
Pasado un período de enfriamiento y reacomodamiento general, el mundo ya sin sus habitantes, ni sus nefastas dualidades, reducirá su velocidad de giro y posición en el sistema solar. Las nubes volverán a formarse y los climas revivirán.
Y así, la nueva tierra se habrá nuevamente autoregenerado. El nuevo Sol y La nueva Luna, volverán a surgir desde el horizonte en silencio y depuración. No habrá canto de pájaros ni sermones ambiguos, no habrá profeta ni calendario que enumere nefastas predicciones. Entonces así sólo al fin, habrá paz.
Al principio el Hombre había sido creado a imagen y semejanza de Dios, sin embargo Dios parece ser algo muy distante y diferente de todo aquello y siempre me contaron que Dios es espíritu, inmortal y además Amor.
¿Cómo es?!

Luis Eduardo Campos
Poeta de Zavalía