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Voces de la fiesta popular: Neoliberalismo nunca más

Cientos de miles de personas desafiaron un clima agobiante durante el día del traspaso de mando para festejar el tiempo que comienza. La alegría de estar en la calle sin temor a la represión, con el futuro como promesa, no obturó las demandas ni las miradas críticas sobre el discurso que dio comienzo a la gestión del nuevo presidente

El feminismo es con todas las identidades

“Escuchar a un presidente hablar de ´Ni una menos’ y de violencia machista es algo nuevo y es fundamental. Las mujeres recibimos su discurso con mucha emoción, porque nos sentimos escuchadas en las demandas. Pero falta algo todavía en su discurso y son las disidencias: el feminismo es con las travas y todas las identidades adentro. O no es. Falta bajar el discurso pero sabemos que la intención está y que va a ir en ese sentido: Reconocer es reparar y el cupo laboral trans efectivo son prioridades y, aunque no se nombraron, van a estar”.
“Hace cuatro años que estoy esperando que llegue este día, que vuelva Cristina. Hace cuatro años que me quedé sin trabajo como profesora de música, que es lo que yo soy. Hace cuatro años que trabajo limpiando pisos por dos pesos. Soy de Solano y ahí todos estamos felices. También como mujer, por mis amigas, por todas: queremos que salga la Ley del Aborto y queremos que no nos toquen siempre los peores trabajos. Yo me hice feminista en estos años, escuchando a las pibas, y ahora tengo ganas de empezar a militar”.

“Vinimos con dos compañeras de trabajo para vivir esta fiesta. Soy peronista y creí y creo en un proyecto nacional y popular que hoy encarnan Alberto y Cristina. Me voy emocionada por el discurso del presidente y me quedo con la idea de la unidad. Necesitamos recuperar el tejido social que se rompió. Hay mucho dolor y mucha desesperación. Eso es el caldo de cultivo de la derecha y de las iglesias evangélicas con las que llegan a la gente. Hay que estar alertas y trabajar mucho en recuperar eso, porque si no, nos espera lo que estamos viendo en la región”.“Vengo con la bandera de mi país para denunciar que en mi país hay un Golpe de Estado y que a mis hermanas bolivianas las están persiguiendo y las están matando. Y también vengo porque estoy contenta con este cambio de gobierno. Yo vivo de un negocio que tengo con mi mamá y en estos cuatro años estuvimos a punto de cerrarlo, tuve que dejar de estudiar y casi nos quedamos sin nada. Por eso vengo a decir, como dijo el presidente: Neoliberalismo nunca más”“Soy nacida en Río Negro, pero ahora vivo en Puerto Madryn y soy enfermera en un hospital público. Salí de trabajar anoche y me vine para Buenos Aires. Formo parte del Encuentros de Mujeres desde hace 31 años, organizando desde hace diez los talleres de mujeres originarias. Estoy orgullosa de que estemos organizadas y nuestras demandas empiecen a escucharse por nuestras compañeras feministas y creo que con este gobierno estaremos más cerca de nuestra lucha por un Estado Plurinacional. Y seguiremos luchando para que nos reconozcan el genocidio, el primero de la historia argentina”.

Le creo en las intenciones al presidente. Así que las expectativas son miles. Pero los desafío también: para nosotras el desafío de cómo vamos a dialogar, porque no podemos ser puristas y hay que hacer algunas concesiones. Pero eso no quiere decir que vamos a aceptar políticas que se hagan sin nosotras. Nuestro desafío es llegarle a él para que entienda que no vivimos en un mundo binario. Sin todes no hay inclusión. No hay paridad sin trans y maricas y tortas visibles. Pero orgulloses de serlo. Me parece que lo más importante es poner el foco en los niños, las niñas y les niñes: que elles no sufran ninguna discriminación, que se intervenga en la educación. Porque aunque se encuentre trabajo para cien travas, el problema es que lleguen vivas, que no se suiciden en la adolescencia; que no las acorralen la policía o la prostitución como única opción. Creo que hay que superar la heterosexualidad para todo y en todo. Hay que desarmar el neoliberalismo y el binarismoque tenemos introyectados desde el primer chupete. No necesitamos caridad y entonces es clave el recurso que haya: estructural y económico, porque para nosotras siempre las propuestas terminan siendo de educación popular, teatro comunitaria, producción cooperativa, todo underground. Queremos verdaderas políticas inclusivas, que no son las mismas que para otras personas, aunque los derechos sean los mismos. Y hay algo más: me encanta que nos escuchen las compañeras feministas, pero hay que obligar a los varones a escuchar a las niñas, a las jóvenes, a las disidencias, a las mujeres, a las lesbianas, a las travestis. Tienen que hacer un esfuerzo hermenéutico, de interpretación, porque tienen otras corporalidades y otras experiencias. Es lo que a nosotras nos ha pasado desde niñas. Y así y todo nosotras nos inventamos un mundo. Tienen que ponerse en nuestros tacos. Yo, me voy a reservar el privilegio de mantenerme crítica en la nueva gestión, justamente porque espero cosas y quiero ayudar a construir algo de verdad transformador.

Empieza una nueva etapa porque venimos de un proceso económico, social y cultural atroz. Y lo primero frente a esta destrucción creo que tiene que ser que el decreto de la emergencia alimentaria pueda adecuarse a los territorios, a los sectores populares y a las comunidades indígenas. El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, ya por el hecho de tener ese nombre es importante. Espero que pueda tener el presupuesto correspondiente para poder trabajar en la erradicación de todas las violencias hacia las mujeres, lesbianas, trans, travas. Y que, desde la intención de que Argentina sea un estado plurinacional, haya una consulta previa a las mujeres indígenas acerca de la violencia. Si se empieza a sembrar esa semilla de pensar desde una perspectiva de género, pero también desde una cosmovisión indígena estrategias para enfrentar las formas de poder del patriarcado, tengo expectativas. Creo que la lucha contra el racismo estructural que existe en la Argentina también tiene que ser transversal a toda política de Estado y política de género. Es el momento para empezar a pensar en un Estado Plurinacional que pueda entrelazar realmente a todas las comunidades y pueblos y naciones indígenas, y a afrodescendientes. Sobre todo porque estamos en un contexto regional donde hay muchas convulsiones, muchas emergencias. Donde hoy hay una fuerte pelea sobre los recursos naturales y una persecución y una sospecha hacia el cuerpo indígena, se reconozca o no como tal. Y esto cae especialmente sobre las mujeres. Frente al contexto que estamos atravesando y que atraviesa al propio feminismo, hay un diálogo que construir entre mujeres y disidencias indígenas, mujeres de sectores populares como las villeras, conurbanas, mujeres y disidencias migrantes racializadas, con un feminismo urbano. Para pensar la recuperación hay que tener en cuenta esta pluralidad de voces, cuerpos e identidades que son la Argentina”.